Los roces con Chile

Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea

En medio de las dificultades que están teniendo los gobiernos para hacerle frente a la pandemia global, en Chile su medular transición institucional y en Argentina su histórica crisis económica, hay algunos sectores a los que les parece una buena idea que Argentina y Chile entren en conflicto.

Las diferencias fronterizas aún no saldadas reaparecieron en la agenda en los últimos días. Foto: cedoc

“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera.”, José Hernández, Martín Fierro 

La crisis global de la pandemia dejó al desnudo muchas cosas, entre otras, algo que ya se estaba insinuando pero que el virus arrojó violentamente: toda la humanidad va en el mismo barco. Pero parece que las fuerzas de otros tiempos no se quieren dar por vencidas. Y en medio de las dificultades que están teniendo los gobiernos para hacerle frente; también de sus impericias; y, en Chile su medular transición institucional; y en Argentina, su histórica crisis económica; en medio de ese escenario, hay algunos sectores que les parece una buena idea que Argentina y Chile entren en conflicto.

Comienzo. Primero, seamos honestos, fue la Argentina. Que de una manera que evidencia la pobreza institucional de su presente, pone en vigencia una Directiva de Defensa que erra en un tema sensible en la relación bilateral. Imposible que el nacionalismo chileno, tan arraigado en su elite y su pueblo, la deje pasar. Y acepte que fue involuntario. El viso de Cancillería al documento empeora la foto. Tuvo que salir el Presidente a enmendar. Pero el daño estaba hecho. Abrir la puerta de oportunidad para los que viven del conflicto. 

Tenemos temas pendientes con Chile. Siempre los tuvimos y los vamos a tener. Porque con un hermano que habita nuestro suelo es imposible no tenerlos, habla de la riqueza de nuestra relación también. El diferendo de Hielos Continentales/Campo de Hielos Sur se resolvió, pero todavía tenemos un sector en el sur sin demarcar. Reclamamos casi el mismo territorio antártico.  Solo para mencionar los territoriales, porque si repasamos la agenda y visitamos cada comité bilateral seguro que habrá muchos más. 

Plataforma. La discusión por la plataforma continental es estratégica. La proyección es necesaria hacerla y sentar precedente, porque el único recurso de poder que tenemos es ese: la capacidad científica de poner el reclamo en Naciones Unidas. Nada más. En el caso de Argentina, apenas logramos controlar y vigilar lo ya reconocido como propio. Pero en países como los nuestros es casi un insulto a todas las prioridades y carencias que nos abruman, hacer de esta política un conflicto, y mucho más si se trata de nuestros hermanos chilenos. Nuestros Estados están con dificultades serías por consolidar institucionalidad y desarrollo inclusivo.  No podemos asegurar el desarrollo de nuestros pueblos y vamos a pelear por un pedacito de mar cuya importancia estratégica no se discute, particularmente por su posición bioceánica y antártica. Pero hay mucha más riqueza en consolidar nuestros lazos. Para la Argentina la asociación con Chile es la vía de comunicación con los mercados del Asia Pacifico, indispensables para nuestras exportaciones agroalimentarias, para citar uno de los desafíos más significativos. 

Muchos ingredientes para sumar. Argentina no tiene recursos de poder, ni tradicionales ni nuevos, como para hacer planteos serios de disputas de este tipo. Todavía estamos discutiendo el rol que le damos a los militares e inventando enemigos que no existen. Mal nos haría construir sentido en nuestros hermanos vecinos, para mantener roles tradicionales. Las peleas del futuro nos requieren juntos. 

Antártida. La Antártida está ahí cerquita. Y aunque tenemos reclamos superpuestos, los países más poderosos, están posicionándose y tratando de jugar sus propias cartas. Nada mas funcional al poder que enfrentarnos. La patrulla antártica combinada con Chile es una de las políticas de Estado más estratégicas en ese sentido y una luz que señala que ese debiera ser el camino. 

Gobiernos débiles inventando conflictos son una tradición 

Chile está en un proceso muy interesante de refundación. Pero muy doloroso. Eso lo coloca en una posición de debilidad institucional, y de movimientos tectónicos que podrían explicar alguna búsqueda de posicionamiento. Los militares chilenos, tradicionalmente y aun en democracia,  son protagonistas en los temas estratégicos del país. En las nuevas configuraciones de poder habrá que ver el posicionamiento de este sector y que señales quiere dar para con los nuevos actores. No podemos dejar que el medio sea inventar un conflicto con Argentina. Gobiernos débiles inventando conflictos es una tradición en la historia, pero no hay tiempo de regresiones, sino urgencia de soluciones novedosas. En un mundo que pide a gritos soluciones más concertadas. Los conflictos que vienen, muchos tendrán que ver con el mar, y sobre todo con los espacios de tránsito. No es una buena idea que nos usen los de afuera. 

Elecciones. Gobiernos débiles y elecciones pueden colocar un tema de estas características en grietas que sólo empeoran la situación. El recurso de un Gobierno débil buscando cohesión para fortalecerse es viejo como la humanidad, pero igual de dañino. Esa tentación de utilizar la confrontación entre los dos países como arma política para dos gobiernos en dificultades, ya la vivimos en Argentina y trágicamente en 1982.

En un tiempo en que la globalización diluyó tanto la pertenencia que la reacción está dando lugar a una gran proliferación de nacionalismos autoritarios y excluyentes, entrar en esa tónica, puede ser muy seductor al corto plazo. Sin embargo, quienes a futuro siempre van a sufrir son los pueblos, que estas elites débiles dicen representar y tienen la responsabilidad de conducir. No es tiempo para pelearse con la familia. Es tiempo de juntarnos y ver de que manera nos sumamos. Que más queremos que pase para darnos cuenta de que Chile, Argentina y Brasil tienen que entrar al mundo con una voz. Una sola voz más potente, para cuidar sus pueblos, sus recursos y su espacio común.

 

*Ex Directora Nacional de Inteligencia Estratégica Militar de la Argentina. Directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA.