Valijas libertarias: inconsistencias en los registros y los empleados de la Aduana en la mira
El testimonio del piloto Juan Pablo Pinto despeja ciertas dudas, pero no termina de convencer a la Justicia en el caso de las llamadas “valijas libertarias”. Pinto se apresta a declarar nuevamente en los próximos días ante los fiscales penal y económico Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez de la Procuración de Investigaciones Administrativas, y el juez Pablo Yadarola.
En esa misma línea está previsto también que declare en los próximos días, José Luis Donato Bresciano, quien era el copiloto de Pinto en la aeronave que arribó en febrero de este año en el aeroparque metropolitano procedente del estado de Florida en los Estados Unidos, propiedad de una firma del empresario Leonardo Scatturice, cercano a Javier Milei.
Ambos trajeron a Laura Arrieta, vinculada a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y empleada de Scatturice con diez valijas de las cuales el piloto Pinto, en su ampliación de testimonio sostuvo que dos eran equipaje en tránsito, pues luego de unos días, volaban en el mismo avión con destino a París.
Asimismo y bajo juramento de decir la verdad, Pinto señaló que, además de su equipaje, traía una impresora, una mochila y un inflable para su hijo además una guitarra con su estuche para Víctor Du Plooy, empleado de Scatturice, quien le pidió el favor de transportar el instrumento, pues viajaba a Buenos Aires en un vuelo comercial y temía que sufriera algún daño. El piloto consignó a la Justicia fotos de todo su equipaje, así como también los recibos de compra.
Paralelamente, el juez Yadarola quiere saber cuál fue el punto de partida en los Estados Unidos del Bombardier Global 5000, si fue desde Opa‑Locka o desde Fort Lauderdale, para ello requirió las imágenes de las terminales aéreas de ambas localidades del despegue del avión.
Por otra parte, el magistrado hizo lugar al pedido de la fiscalía de identificar quiénes eran los empleados de aduana que acompañaron desde el arribo del avión hasta la zona de escáneres a los dos pilotos y de Arrieta y al chofer que los trasladó desde la pista hasta la terminal, señalado como “Michi”. Las imágenes de las cámaras de seguridad advierten de una mujer que lideró el trayecto y que facilitó la fila especial para que presuntamente no fuera controlado el equipaje.
Tanto Navas Rial como Rodríguez creen que las inconsistencias vienen de mucho antes. No hay coincidencias entre la documentación, los registros y lo manifestado al inicio de la investigación. Pinto no advirtió ningún procedimiento que no fuera el habitual “tanto en vuelos privados como en vuelos públicos” desde que tocaron tierra hasta que llegaron a la zona de aduana.
Por ahora y de acuerdo a las pruebas recabadas, la responsabilidad apuntaría al procedimiento de los empleados de Aduana del Aeroparque. El presidente Javier Milei salió a bajarle el precio al episodio al enfatizar que no hay connivencia alguna y que la discrecionalidad en controles “es arbitraria del personal de Aduana”.
Sin embargo, la Justicia no quiere dejar pasar nada por alto, es por ello que probablemente tras el requerimiento de la fiscalía de identificación del personal, sean citados para declarar y aclaren si realmente se saltaron pasos intencionalmente o un deliberado ocultamiento en el control del equipaje.
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