McKinsey & Co. dijo estar “horrorizada” de que un informe elaborado para medir la percepción pública de las políticas de Arabia Saudita pueda haber sido utilizado por el reino para silenciar disidentes. La consultora respondió en Twitter a un artículo de The New York Times que detallaba un informe en el cual identificaba a varias personas que impulsaban conversaciones en Twitter. Esas personas más tarde fueron detenidas o sufrieron el cierre de sus cuentas en medios sociales.
En un informe de nueve páginas, la consultora dijo que las reacciones a las políticas económicas del país recibieron el doble de cobertura en Twitter que en los medios periodísticos tradicionales del país y que el sentimiento negativo era más común que las declaraciones positivas en los medios sociales. El documento era una breve revisión del uso de los medios sociales y estaba destinado al uso interno, dijo McKinsey.
Statement in response to today's New York Times article https://t.co/o4Z3h2THcC pic.twitter.com/rJtMzDOclG
— McKinsey & Company (@McKinsey) October 21, 2018Esto no les gusta a los autoritariosEl ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.Hoy más que nunca Suscribite
La firma con sede en Nueva York señaló que no estaba trabajando en colaboración con el gobierno saudita y que, cuando sí trabajó con gobiernos, la empresa “nunca se embarcó ni se embarcaría en trabajos que apuntaran a individuos sobre la base de sus opiniones”, según una declaración dada a conocer el sábado a la noche. “Nos horroriza la posibilidad, por remota que sea, de que se lo pueda haber usado mal de alguna manera”, decía la declaración. “Hasta ahora, no hemos visto evidencias que indiquen que se le ha dado un mal uso pero estamos investigando con urgencia cómo y con quién se compartió el documento”.
Daño a la reputación
Arabia Saudita recibió intensas críticas internacionales desde que este mes desapareció Jamal Khashoggi, crítico del gobierno saudita que era colaborador de The Washington Post. El reino confirmó el sábado que este fue asesinado dentro del consulado saudita en Estambul, a donde había concurrido para obtener un documento que necesitaba para casarse con su novia turca.
El príncipe heredero saudita Mohammed bin Salmán inicialmente dijo que el periodista partió ileso y el rey Salman, padre del príncipe, ordenó una investigación interna. Pese a la declaración de que el informe sobre Arabia Saudita estaba destinado a uso interno solamente, McKinsey y otras consultoras deben ser conscientes de cómo puede afectar su trabajo a cada parte involucrada, dijo Susan Harmeling, profesora asociada de emprendedorismo de la Escuela de Negocios USC Marshall y especialista en ética empresarial.
“Cualquier acción que se realice, cualquier información que uno genere, siempre que uno ponga algo por escrito, tiene que saber que eso puede llegar a muchas manos distintas”, dijo Harmeling. “Eso entonces es público o potencialmente público y uno tiene que pensar: ‘¿Esto puede perjudicar a alguien? ¿Esto puede llegar al lugar equivocado?’” Si bien McKinsey todavía tiene renombre por ser el “patrón oro de las compañías consultoras de administración”, su reputación podría sufrir daños, señaló.
