Chevron Corp. se verá obligada a cerrar efectivamente sus operaciones en Venezuela, otro golpe para la desmoronada industria petrolera del país como parte de las maniobras del presidente de EE.UU., Donald Trump, para cambiar el régimen en la nación latinoamericana.
Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros, el Departamento del Tesoro de EE.UU. ya no permitirá a la compañía perforar pozos, vender y comprar petróleo crudo o productos derivados del petróleo ni transportarlos. Chevron está autorizada para garantizar la integridad de sus operaciones y sus activos en Venezuela hasta el 1 de diciembre. La decisión también afecta a cuatro proveedores de servicios de campos petroleros estadounidenses: Halliburton Co., Schlumberger Ltd., Baker Hughes Co. y Weatherford International Plc.
“Chevron continuará cumpliendo con las leyes y regulaciones aplicables en relación con las actividades que está autorizada a realizar en Venezuela”, dijo la compañía en un comunicado. “Seguimos comprometidos con la integridad de nuestros activos de empresa conjunta, la seguridad y el bienestar de nuestros empleados y sus familias, y los programas sociales y humanitarios de la compañía durante estos tiempos difíciles”.
La administración Trump está aumentando la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro mientras el país lidia con la pandemia de COVID-19 y los precios más bajos del petróleo en una generación. La decisión parece ganarse el favor de las partes de la Administración que se oponen a Maduro, mientras se mantiene cierto nivel de presencia estadounidense en la industria petrolera de Venezuela en caso de una transición política.
La nueva licencia esencialmente congela las actividades de las compañías estadounidenses en el país, dijo en un informe Fernando Ferreira, director de riesgo geopolítico de Rapidan Energy. Ferreira estima que la producción diaria del país se ha reducido a 500.000 barriles desde mediados de marzo.
Venezuela representa solo alrededor del 1% de la producción mundial de crudo de Chevron, pero sigue siendo estratégicamente importante dadas las vastas reservas sin explotar del país. Los defensores de la posición de Chevron argumentaron que una retirada cedería esa cuota de mercado e influencia a las compañías rusas y chinas.
La producción en Petropiar, la empresa conjunta entre la estatal PDVSA y Chevron disminuyó 58% a mediados de marzo a 50.000 barriles por día, en comparación con los 120.000 de enero.
Schlumberger, Halliburton y PDVSA no respondieron inmediatamente a correos electrónicos en busca de comentarios.
Chevron es la última gran exploradora estadounidense que queda en el país. Las competidoras Exxon Mobil Corp. y ConocoPhillips se retiraron hace diez años después de que el entonces presidente Hugo Chávez tomase el control de sus activos.