¿Puede la tecnología protegerte de las fauces de un gran tiburón blanco de una tonelada? Varias startups de tecnología de Australia dicen que sí. Están utilizando inteligencia artificial, drones y campos de fuerza eléctrica para tratar de evitar que los tiburones se coman a los bañistas humanos.
Funcionarios estadounidenses observan atentamente los avances tecnológicos, conscientes de que el cambio climático está alterando los patrones de migración de los tiburones y amenazan con empujar a los grandes tiburones blancos cada vez más cerca de las costas de Estados Unidos. Este verano, se han registrado ataques de tiburones a adolescentes en playas desde California hasta Nueva York.
Normalmente los tiburones han frecuentado las latitudes más bajas, pero el calentamiento de los océanos está llevando a sus presas hacia el norte, dice Stephen Kajiura, profesor de la Universidad Atlántica de Florida. Los tiburones, o depredadores alfa de la cima de la cadena alimentaria, siempre seguirán su alimento, dice, lo que significa que se están moviendo hacia nuevas áreas, incluida la costa noreste de EE.UU.
"Estamos muy conscientes de lo cerca de la costa que están cazando los tiburones blancos", dice Cynthia Wigren, directora ejecutiva de Atlantic White Shark Conservancy. Hace dos semanas, un tiburón mató a un joven de 26 años que practicaba boogie en el primer ataque fatal en Cape Cod en 80 años. Wigren, que vive allí, inmediatamente comenzó a buscar nuevas tecnologías que podrían ayudar a prevenir futuros ataques. Su investigación la llevó hacia el extremo sur, donde una cultura de surf, un largo litoral y el turismo de playa han impulsado la búsqueda de formas de prevenir la interacción entre tiburones y humanos sin recurrir a matar animales.
El año pasado, el estudiante de secundaria de 16 años de Nueva Gales del Sur, Samuel Aubin, diseñó una aplicación de teléfono inteligente llamada SharkMate que usa IA para analizar 13 factores ambientales que afectan el comportamiento de los tiburones, incluida la hora del día, la proximidad a un río y la lluvia reciente. Éstos se combinan con otros datos, como el número de salvavidas en servicio, para calcular las probabilidades de ser atacados.
En enero, el Ripper Group, que opera drones de búsqueda y rescate en Australia, lanzó SharkSpotter, un programa informático de aprendizaje profundo que escanea el océano en busca de tiburones desde el aire. El algoritmo de IA detecta los animales basándose en su movimiento, velocidad, color, textura, forma y patrones de nado. Cuando detecta un tiburón, el dron envía una alerta a los salvavidas y puede lanzar dispositivos inflables a los nadadores en peligro inminente.
Los drones se operaron a lo largo de 15 playas en Nueva Gales del Sur el verano pasado, y su máximo ejecutivo, Eddie Bennet, dice que patrullarán otras 50 playas este verano a medida que más asociaciones de salvavidas lo soliciten. Planea realizar una salida a bolsa de la empresa el próximo año.
SharkMate y SharkSpotter intentan influir en las acciones humanas, mientras que el escudo contra tiburones de Ocean Guardian, Shark Shield, intenta cambiar el comportamiento del animal. El dispositivo de transmisión eléctrica emite un campo de fuerza tridimensional que causa espasmos insoportables en los sistemas sensoriales de un tiburón, lo que hace que el animal se aleje de su presa.
El dispositivo portátil tiene un costo de alrededor de US$500 y se puede usar en el tobillo de un buzo, pegado a la almohadilla de agarre de una tabla de surf o pegado en el fondo de un bote. Los investigadores han analizado cientos de encuentros entre un señuelo con cebo y tiburones, incluidos tiburones blancos de 13 pies, y determinaron en documentos de investigación revisados por pares que Shark Shield es el único elemento eléctrico disuasivo de tiburones científicamente comprobado. Varios investigadores líderes en el comportamiento de tiburones respaldan las tres tecnologías y predicen que una combinación de drones e IA evitará la necesidad de las redes de tiburones que han acordonado las playas para baño en detrimento de la vida marina durante casi un siglo.
Las tres nuevas empresas están dirigidas por conservacionistas que pretenden no solo evitar que los tiburones ataquen a los humanos, sino también evitar que los humanos disparen contra los tiburones en represalia. Por su parte, las autoridades están ansiosas de que los nuevos emprendimientos contra tiburones tengan éxito para que puedan dejar de sacrificar a los animales y proteger al público y la economía. El gobierno australiano ha otorgado una subvención para la aplicación SharkMate de Aubin, para ayudar al adolescente a implementar el programa en las 150 playas del país, junto con la ayuda del programa de monitoreo de tiburones de la Universidad de Wollongong. También está ofreciendo descuentos de US$200 a aquellos que compren un escudo contra tiburones de Ocean Guardian. Pero a pesar del respaldo del gobierno y cinco documentos de investigación científica revisados por pares, los consumidores no están convencidos. "Es difícil convencer a la gente de que puedes evitar que un gran tiburón blanco de una tonelada que se mueve a 30 km/h te coma, pero se puede", dice la máxima ejecutiva de Ocean Guardian, Lindsay Lyon, quien desechó una oferta pública inicial el año pasado, pero planea intentarlo de nuevo en 2019.