Dinamarca está acaparando nuevamente los titulares internacionales por su trato a los extranjeros. Esta semana, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresó su "grave preocupación" por los planes de Dinamarca de reubicar a solicitantes de asilo rechazados e inmigrantes convictos a una pequeña isla que una vez se usó para pruebas con animales.
"Hemos visto el impacto negativo de tales políticas de aislamiento, y (los gobiernos) no deben replicar estas políticas", dijo la titular de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, a periodistas en Ginebra. "Porque privarlos de su libertad, aislarlos y estigmatizarlos solo aumentará su vulnerabilidad", agregó.
La isla de Lindholm, que se encuentra en el centro de una bahía a unos 100 kilómetros al sur de Copenhague, se utilizó anteriormente para estudiar enfermedades contagiosas en vacas y cerdos.
Por qué se produce una crisis migratoria
Los planes para convertirla en un centro para migrantes no deseados que no pueden ser enviados a casa, muchos de los cuales son musulmanes, son el resultado de un acuerdo presupuestario alcanzado la semana pasada entre el gobierno de centro derecha del primer ministro Lars Lokke Rasmussen y el Partido Popular Danés, que ha sido la principal fuerza impulsora detrás de la represión de Dinamarca contra la inmigración.
La política de inmigración más estricta de Dinamarca en parte ha sido responsable de una escasez en la mano de obra después de años de crecimiento sólido. Una serie de controvertidos casos ha coincidido con dificultades en el país para atraer trabajadores calificados desde el extranjero.
La ONU dijo que hay ejemplos suficientes para demostrar que tales tácticas de aislamiento, como las planeadas en Dinamarca, tienden a ser contraproducentes. En el pasado, Australia ha sido criticada por la ONU por establecer instalaciones de detención de inmigrantes en islas remotas comparadas por los críticos con campos de concentración.
ED