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Economía

¿Petróleo a US$45? Podría hacerse realidad en Argentina

El crudo WTI viene ganando desde su colapso histórico en EE.UU el mes pasado, cotizando a alrededor de US$25. El crudo Brent llegó a los US$30 en Londres. Pero, no pueden igualar el barril criollo en Argentina de US$45 garantizados, pase lo que pase.

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YPF persigue un ambicioso proyecto de inversiones y arranca por reestructurar el pasivo. | Cedoc Perfil

El crudo West Texas Intermediate ha estado ganando desde su colapso histórico en Estados Unidos el mes pasado, cotizando a alrededor de US$25. El crudo Brent prácticamente se ha disparado, llegando a los US$30 en Londres. Sin embargo, no pueden igualar el barril criollo en Argentina: US$45 garantizados, pase lo que pase.

Ese precio soñado en realidad no existe, pero podría existir pronto. La administración del presidente Alberto Fernández ha circulado una propuesta para establecer US$45 como el mandato por barril, en un intento por mantener vivo el negocio de perforación doméstica y mantener el desarrollo de la vasta formación de shale de Vaca Muerta durante la pandemia de coronavirus que está acabando con la demanda.

Los mercados energéticos rara vez se dejan a su propio ritmo en Argentina, para frustración de muchos en la industria, y los gobiernos anteriores han utilizado controles para proteger al negocio energético local de las oscilaciones de precios globales. Sucede tan a menudo que tiene nombre: el barril criollo. En Argentina, criollo significa cultivado en casa.

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Siempre es controvertido, enfrentando a los productores contra las refinerías y criticado por los economistas como el tipo de proteccionismo contraproducente a largo plazo que crea caos en la cadena de suministro. Pero el Gobierno y los perforadores lo ven como vital en una crisis sin precedentes.

“Este es un momento de oportunidad”, asegura David Tawil, director general interino de Centaurus Energy Inc., una productora independiente con activos de shale. “Argentina no debería desaprovechar el progreso logrado en Vaca Muerta; este es un momento en que el gobierno puede avanzar”.

En este momento, el petróleo en Argentina está cerca de los US$20 por barril. El cálculo es que US$45 estaría cerca del punto de equilibrio para los campos en todo el país.

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“Si no lo hacemos, el gran peligro es que cuando las cosas vuelvan a la normalidad, tal vez en un año, y los precios repunten, no tengamos producción en marcha y debamos que importar crudo”, dijo Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo del país, en una entrevista de radio el 5 de mayo. “Es por eso que estamos buscando proporcionar certeza en el futuro”.

Por supuesto, el petróleo a US$45 solo sería una bendición para los productores si hubiera compradores. No los hay. La estricta cuarentena de Argentina para hacer frente a la COVID-19 ha aplastado el consumo de combustible, como lo ha hecho en todo el mundo.

Con al menos tres de las principales refinerías del país casi cerradas y las instalaciones de almacenamiento llenas hasta el tope, los perforadores están limitando la producción, exportan con pérdidas y pagan pequeñas fortunas para almacenar a bordo de los petroleros.

El regreso del barril criollo daría consuelo a los productores. Si supieran ahora que cosecharían US$45 por barril más tarde, cuando la demanda se recupere, serían menos agresivos en la retirada de las operaciones.

Entre las beneficiarias se incluirían las independientes Pluspetrol SA y Vista Oil & Gas. En teoría, un precio fijo también debería atraer a las multinacionales que, durante el último año, han estado aumentando sus apuestas en el juego del shale argentino en Vaca Muerta: Royal Dutch Shell Plc, Exxon Mobil Corp. y ConocoPhillips.

Para la planificación a largo plazo, los perforadores globales prefieren los precios de mercado, por bajos que sean, a los caprichos de la intervención gubernamental. La Administración de Fernández ve las cosas de manera diferente.

Los florecientes campos de shale en Vaca Muerta, un tesoro escondido en un desierto en la Patagonia que puede contener más hidrocarburos que la Cuenca Pérmica de Estados Unidos, podrían proporcionar una gran fuente de ingresos para una nación en medio del caos financiero.

“Argentina necesita tener una visión a largo plazo de Vaca Muerta porque en este momento podría ir de cualquier manera”, asegura Miguel Galuccio, el fundador de Vista, quien dirigió las primeras incursiones del país en el shale hace varios años como jefe de YPF SA. “La fijación de precios del criollo es la manera de mantener vivas a todas las empresas, para asegurarnos de que superaremos todas las dificultades en nuestro camino y pasaremos al otro lado”.

La producción total de crudo el año pasado promedió 556.000 barriles por día, lo que convirtió a Argentina en un pequeño productor en el escenario mundial. De eso, solo se exportaron 63.000 barriles por día, aunque entre ellos estaban los primeros cargamentos en al menos una década de petróleo ligero Medanito, el tipo que sale de Vaca Muerta.

Los precios artificiales también beneficiarían a los aliados clave del gobierno federal: las provincias productoras de petróleo. Entre ellas se cuentan Neuquén, ubicada contra los Andes y hogar de la mayor parte de la superficie de Vaca Muerta, y Chubut, productora de crudo pesado que exporta desde un puerto del Atlántico. Necesitan las regalías cobradas a los perforadores para pagar los bonos respaldados con petróleo y apuntalar el gasto. Dado que las regalías se calculan como un porcentaje de los precios del crudo, el colapso ha sido devastador para los ingresos locales.

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Luego está YPF, la compañía estatal que ha liderado el desarrollo hasta ahora en Vaca Muerta. Es productora, refinadora y minorista, y tiene el control de más de la mitad de los mercados argentinos de gasolina y diésel. La mejor ecuación para YPF, enlistada en Nueva York, es el crudo barato y el combustible caro.

Entonces YPF ha rechazado el barril criollo. No quiere tener que pasar tal aumento en las estaciones de servicio; elevar los precios de la gasolina enfurecería a sus millones de clientes. El Gobierno, ansioso por controlar la inflación, podría no permitirlo de todos modos.

Junto con otras refinerías importantes de Argentina –la brasileña Raizen SA y Pan American Energy– YPF ha tratado de apaciguar a las provincias petroleras y mantener a raya el barril criollo, dijo una persona familiarizada con el asunto: han ofrecido a los gobernadores pagos de regalías basados en el crudo con un precio de US$38 a US$42 por barril, sin importar la realidad.

Eso no ayudaría a los productores, que están presionando para convencer al Gobierno de que intervenga en los precios que reciben. Uno de sus argumentos es que decenas de miles de trabajos en campos petroleros podrían ser protegidos. A los sindicatos les gusta la idea, incluso si no pueden seguir la lógica.

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