El Senado de Brasil aprobó una tanda de US$7.800 millones en ayuda por el covid para la población con menos recursos en una primera ronda de votaciones, mientras una nueva ola de la pandemia golpea a la economía y lleva al sistema sanitario al borde del colapso.
El plan para reanudar el programa de transferencias en efectivo del año pasado es parte de una enmienda constitucional que incluye medidas fiscales compensatorias exigidas por el ministro de Economía, Paulo Guedes, para demostrar que el Gobierno sigue comprometido con la austeridad después de registrar un déficit presupuestario récord en 2020.
Los senadores aprobaron el proyecto de ley de emergencia en una primera ronda de votaciones y programaron una segunda ronda. Rechazaron varias enmiendas que buscaban diluir aún más las medidas de austeridad de Guedes, pero la oposición aún está tratando de modificar la propuesta para eliminar los límites al tamaño del programa.
La urgencia para aprobar la ayuda aumenta en momentos en que una crisis de coronavirus obliga a gobernadores y alcaldes a imponer las restricciones más severas que se hayan implementado en el país, mientras los hospitales están llenos de pacientes con covid-19 y los decesos por el virus alcanzan récords diarios.
El real brasileño subía 1% el jueves por la mañana ya que los inversionistas respiraban aliviados después de que los senadores rechazaran los intentos de eliminar las medidas compensatorias fiscales. La moneda se recuperó el miércoles por la tarde después de que el presidente de la cámara baja, Arthur Lira, dijera por Twitter que la propuesta no amenazaría el límite del gasto público. La regla, que limita el crecimiento del gasto público a la tasa de inflación, es considerada por los inversionistas como la última defensa del país contra los déficits presupuestarios fuera de control.
El plan aprobado hasta ahora por el Senado permite al Gobierno endeudarse para financiar cuatro pagos mensuales de 250 reales a unos 40 millones de brasileños a un costo de 44.000 millones de reales (US$7.800 millones). El año pasado, el Gobierno gastó 322.000 millones de reales en un programa más generoso que benefició a más de 60 millones de brasileños con subsidios de hasta 600 reales al mes.
Aunque solo sea una fracción del programa 2020, la nueva ronda de estímulo se produce en momentos en que la economía más grande de América Latina se encuentra en una posición fiscal más frágil, tras registrar un déficit de casi 14% del PIB en 2020. Preocupados por las perspectivas presupuestarias del país, los inversionistas han comenzado a evitar los bonos gubernamentales a largo plazo y a obligar al banco central a aumentar la tasa de interés de referencia en al menos medio punto porcentual a finales de este mes.
Para asegurar la aprobación del proyecto de ley, Guedes tuvo que desechar una serie de medidas de austeridad que estaban incluidas originalmente. Atrás quedaron los planes para poner fin al gasto público obligatorio en salud y educación, así como una propuesta para reducir la carga de trabajo de los empleados públicos y sus salarios en caso de crisis fiscal.
En su forma actual, la propuesta incluye un mecanismo que permite al Gobierno congelar los salarios de los empleados públicos y reducir las exenciones fiscales, entre otras medidas, siempre que los gastos obligatorios superen 95% del presupuesto.
La mayor amenaza para el plan de austeridad de Guedes era una propuesta respaldado por muchos senadores para excluir el programa social Bolsa Familia del límite de gasto del país. Después de todo un día de negociaciones entre Guedes y los legisladores, el equipo económico pudo bloquear la idea.
HV