El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encamina a un referéndum sobre su presidencia en las elecciones legislativas sin haber demostrado un verdadero avance en una promesa fundamental: elevar los salarios del “hombre y la mujer olvidados” de EE.UU.
Contabilizando el impacto de la inflación, la remuneración por hora de los estadounidenses comunes es más baja que hace un año.
Los salarios reales se mantuvieron en gran parte estancados a pesar de la expansión de la economía, los récords de precios de las acciones, una disparada de las ganancias corporativas y el estímulo de los recortes de impuestos de Trump, en vigencia desde el 1º de enero, alimentado por déficits gigantescos. El Gobierno de Trump afirmaba que sus políticas impulsarían inmediatamente los salarios y que su reforma impositiva terminaría elevando en US$4.000 el salario promedio, a US$ 9.000.
No fue lo que pasó. Además, aunque Trump suele jactarse del desempeño de la economía, a muchos estadounidenses no les parece que estén compartiendo las ganancias, todo un riesgo para los republicanos que buscan defender sus mayorías en la Cámara de Representantes y el Senado en las elecciones de noviembre.
La mayor parte de los votantes cree que su situación financiera personal se mantuvo igual o empeoró en los últimos dos años, dijo Tim Malloy, director asistente de la encuesta de la Universidad Quinnipiac.
“Si uno analiza la espina dorsal del país —la clase media—, la gente cree que hay estancamiento y que no la beneficiaron muchas cosas”, si bien “las cosas pueden estar un poco mejor a nivel nacional”, dijo. “Esto podría ser un problema para muchos en las legislativas. Por lo menos algunos creen que no se cumplieron las promesas”.
Caída
La remuneración por hora ajustada según la inflación cayó 0,2 por ciento en julio en relación con el mismo período del año anterior, la peor lectura desde 2012, según el Departamento de Trabajo, ante una aceleración de la inflación. Los precios aumentaron en promedio a un ritmo anual del 0,3 por ciento con Trump, frente a 1,1 por ciento durante el segundo mandato de Barack Obama. Las disputas cada vez más duras de Trump con los aranceles podrían corroer más todavía el poder adquisitivo al elevar los precios.
Al mismo tiempo, muchos estadounidenses recibieron un aumento de sus salarios en mano gracias a los recortes de impuestos, pero algunos terminaron pagando más en impuestos. Cerca del 65 por ciento de los contribuyentes recibirá un recorte de impuestos en 2018, un promedio de US$2.200, gracias a las estipulaciones de la nueva ley, mientras que el 6 por ciento deberá pagar cerca de US$2.800 más, según estimativas del Tax Policy Center hechas en marzo.
La Casa Blanca no respondió pedidos de comentarios.
Uno de cada cuatro estadounidenses no cree que “por lo menos le esté yendo bien” financieramente, y más de uno de cada cinco encuestados afirmó no llegar a pagar totalmente las cuentas del mes en curso, según los resultados de una encuesta de la Fed realizada a fines de 2017 y publicada en mayo.
“Los que dependen de salarios —y esos son prácticamente todos, excepto quienes tienen ingresos más elevados o fortunas— no están viendo muchos beneficios con esta economía”, dijo Gregory Daco, director de macroeconomía estadounidense de Oxford Economics en Nueva York. “De hecho, la gente ubicada en el extremo inferior del espectro de ingresos está más restringida”.