Después de meses de bombo publicitario, el mundo finalmente tiene datos de estudios en humanos de una vacuna de primer nivel desarrollada en colaboración entre la Universidad de Oxford y AstraZeneca Plc. Alerta de spoiler, son buenas noticias.
Los datos, publicados el lunes en The Lancet, mostraron que la vacuna produjo una respuesta inmune alentadora. Igual de crucial, tal vez, no surgieron problemas de seguridad significativos. Los inversionistas tomaron estos acontecimientos como una señal para ofertar por las acciones de AstraZeneca, como lo hicieron con las acciones de Moderna Inc. la semana pasada por sus noticias positivas sobre su vacuna. Y, de hecho, hay elementos del perfil de Oxford-Astra que pueden hacer que sea especialmente prometedor. Pero es importante recordar que en esta etapa temprana del proceso, cada dato de la vacuna todavía solo es parte de una tesis que necesita confirmación.
El dato que atrae la mayor atención son las “respuestas inmunes duales” de la vacuna, su capacidad para producir tanto un anticuerpo como una respuesta de células T en los voluntarios. Existe alguna evidencia de que los anticuerpos pueden disminuir con el tiempo en pacientes recuperados de covid y que las células T, un tipo de célula inmune que puede recordar y cazar virus, pueden ser clave para una protección duradera. Esta teoría explicaría, al menos hasta ahora, la protección duradera observada en informes de reinfección, incluso cuando los anticuerpos habían disminuido.
Si bien la evidencia de una respuesta de células T es, sin duda, mejor que la alternativa (nuevos datos dados a conocer el lunes de la vacuna de Pfizer Inc. y BioNTech SE, y de la de CanSino Biologics Inc. también mostraron tales efectos), aún hay enormes vacíos de conocimiento. No está claro, por ejemplo, qué podría significar exactamente la disminución de los niveles de anticuerpos o si los individuos aún podrían estar preparados para generar nuevos anticuerpos incluso después de que caigan los niveles medibles.
Respecto de las células T, los científicos saben poco sobre la longevidad y las capacidades protectoras de las respuestas naturales, y aún menos sobre lo que los desarrolladores de vacunas deberían medir. Las respuestas inmunitarias medidas en el laboratorio no siempre se correlacionan con la protección en el mundo real, un riesgo especialmente agudo para las vacunas de desarrollo rápido contra un virus nuevo.
No hay suficientes datos para declarar que un prototipo de vacuna está firmemente por delante de otros. Sabemos muy poco y las comparaciones entre estudios son complejas; diferentes grupos de investigación miden diferentes cosas y de diferentes maneras.
La única respuesta a estas preguntas provendrá de grandes estudios confirmatorios del mundo real, algo que he dicho muchas veces y que seguiré repitiendo hasta que tengamos los datos.
La misma incertidumbre se mantiene para los datos de seguridad. Esta vacuna y otras han sido probadas hasta ahora en grupos compuestos en su mayoría por jóvenes, sanos y sin diversidad. La seguridad y la eficacia en una población más amplia, incluidos adultos mayores y personas con problemas de salud, serán cruciales para determinar qué tan útiles son.
Con esa nota de advertencia, hay algunas buenas noticias. La vacuna ya se está probando a gran escala en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, lo que podría generar más evidencia en los próximos meses, incluso cuando algunos rivales aún estén diseñando sus estudios. No está claro exactamente cuándo llegarán estos datos; el estudio en el Reino Unido es el más grande, pero comenzó cuando los confinamientos ya estaban más avanzados y los contagios estaban disminuyendo. Podría ser lento reunir los datos. Las pruebas en Brasil y Sudáfrica no tienen ese problema, aunque ambos estudios más pequeños comenzaron más tarde.
No está claro si esos tres grupos aportarán a un paquete de datos que cumpla con los estándares de aprobación en Estados Unidos o Europa, razón por la cual AstraZeneca planea un estudio más amplio en EE.UU. a partir de agosto. Sin embargo, la necesidad es tal que la vacuna podría tener un uso temprano limitado si los resultados son muy convincentes. Como mínimo, proporcionaría motivos más seguros para el optimismo y la ampliación de la capacidad de fabricación mientras se espera más información.
Es tentador considerar que todas las noticias sobre vacunas son un avance claro o el factor decisivo para un candidato preferido. En esta etapa, tantos los excesos de optimismo como de probabilidades pueden causarle problemas a los inversionistas y a los responsables políticos.