Jaime Perczyk participó de una conferencia de prensa organizada por los estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación, donde brindó detalles sobre cómo se organizó el presupuesto educativo para el 2023. “El presupuesto que se votó expande la inversión en educación, en el sistema universitario, en las computadoras de Conectar Igualdad, en los libros, en el salario de los docentes, de los no docentes, de los investigadores y en la cantidad de becas”.
El ministro de Educación también reflexionó sobre las consecuencias de la pandemia en el sistema educativo y el impacto en las pruebas de aprendizaje. “La pandemia generó un daño enorme, daño en chicos que se desvincularon de la escuela, y eso es un daño gigantesco, que tienen cuestiones personales, subjetivas, pero tiene también cuestiones pedagógicas”, declaró Perczyk en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Qué pensó cuando se conocieron las medidas del ministro Sergio Massa en las que se anunciaba un recorte en educación?
—Lo primero que pensé es que no era verdad y después del análisis de los datos me confirmaron que no era verdad, no había tal recorte. El Ejecutivo tiene la obligación el 15 de septiembre de enviar un proyecto de presupuesto del Congreso. Ese proyecto de presupuesto que se envía tiene negociaciones en el Congreso, es parte del juego de la democracia, de la política parlamentaria de hecho hay varios dictámenes, acá hubo un dictamen de mayoría y uno de minoría. Y se publica un informe un domingo cuando el lunes lo que se va a discutir en el Congreso es otro dictamen de comisión que no es el que se envió el 15 de septiembre. Ese dictamen de comisión tenía agregados incorporados, 97.500 millones de pesos de para becas y para otro programa presupuestario que tiene el ministerio que se llama Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), que es un programa para acompañar el salario de los docente en las 23 provincias y en C.A.B.A. Otro componente de esos 97.500 millones son las becas Progresar que es un programa que tiene el gobierno de becas a los chicos de 16 a 24 años y en algunos casos a otras edades. Esto reafirma que el presupuesto en educación no tiene ajuste, tiene una expansión. El presupuesto que el ejecutivo envió al Congreso y que el Congreso votó, ya tiene sanción completa, es el presupuesto literal que pidieron las universidades, por tanto, las universidades no van a pedir un presupuesto que las ajuste a sí mismas, los datos confirmaron que no había ajuste. Ya que en el presupuesto que se votó se expande la inversión en educación, en el sistema universitario, en las computadoras de Conectar Igualdad, en los libros, en el salario de los docentes, de los no docentes, de los investigadores,y en la cantidad de becas.
—Se hablaba de un 15% de ajuste y acaba de decir que no hay tal ajuste. ¿Hubo falta de información?
—No. La realidad tiene múltiples interpretaciones y nosotros hacemos interpretaciones para poder comprender una realidad que es muy compleja y la explicamos, la comprendemos y la contamos a través de teorías. El informe que hizo la ONG “Argentinos por la educación”, interpreta una realidad y le pone variables que el presupuesto no tiene y tiene un planteo inconsistente. El presupuesto se hace con determinadas variables y deben ser consistentes entre sí. Por ejemplo, el dólar va a costar tanto, el PBI va a crecer tanto, la inflación va a ser tanto, la deuda tenemos que pagar es tanto, son todas variables, entonces uno analiza con todas esas variables y ese presupuesto tiene una consistencia. Cuando las variables están mal formuladas, es inconsistente. El presupuesto es una previsión de los gastos, no es lo gastos, entonces ahí está la inconsistencia del informe que tiene variables que el presupuesto no tiene, hipotetiza sobre variables, y esa hipótesis de variable cambia todo. Vos tocás una parte, tocás todo, tenés que tocar todo, entonces vos tenés que decir la inflación no va a ser 60, va a ser tal, pero el dólar va a ser tal y los ingresos van a ser tal y esto va a ser tal y entonces tenés que recalcular todo. No podés recalcular sólo una parte, entonces tiene problemas de tiempo, tiene problemas técnicos y después además,se dijo un fin de semana después no se dijo más. Era inconsistente el planteo.
—¿En el ámbito educativo se recuperó el tiempo perdido por la pandemia?
—La pandemia generó un daño en chicos que se desvincularon de la escuela, y eso es un daño gigantesco, que tienen cuestiones personales, subjetivas, pero tiene también cuestiones pedagógicas. Cuando uno analiza en qué contexto se da esto en América Latina hay millones de pibes que perdieron la posibilidad de aprender a leer y escribir en la pandemia pero cuando uno analiza la otra crisis grande que tuvo la Argentina, la del 2001, 2002, se recuperaron los niveles de aprendizaje, tardó 5 años en Argentina en recuperar esos niveles. Argentina está más preparada que en aquel momento y lo corrobora una prueba de aprendizaje que tomamos noviembre del año pasado y lo analizamos por nivel socioeconómico y lo dividimos en tres: alto, medio y bajo. En el nivel socioeconómico alto hay alguna pequeña disminución, pero en general es una línea recta y se mantiene respecto de años anteriores. Cuando analizamos el nivel socioeconómico medio, intermedio, hay un nivel de aprendizaje sostenido, los pibes tienen niveles de rendimiento similares a los que tenían antes. Cuando analizamos el niveles socioeconómico bajo el retroceso es muy importante. Argentina retrocedió en el área de Lengua pero no se retrocedió en Matemáticas, a Chile le pasó en otra área y Estados Unidos retrocedió en matemática u y no en lengua, hay que seguir trabajando y reparar el daño que llevará mucho tiempo.
—¿Qué opina sobre las tomas de las escuelas en la ciudad de Buenos Aires?
—Cada una de las escuelas es una institución que conducen los adultos, con autoridades y roles asimétricos, los adultos y los chicos tenemos responsabilidades distintas. Esta institución que conducida por los adultos en la cual los chicos son los protagonistas, son el centro de la institución educativa, hay escuelas, hay universidades porque hay chicos. Respecto de las tomas los chicos estaban pidiendo ser escuchados y creo que parte de la educación es escuchar. Había varios reclamos, primero pedían por cuestiones alimentarias, mejora de las de las viandas y la verdad que en la Ciudad de Buenos Aires resolver ese tema es una cuestión accesible. Lo segundo q era que pedían mejoras de infraestructura y no hay manera de hacer toda la infraestructura a la vez, no es posible, pero hay que escuchar y hay que explicar. Los chicos tienen 16, 17 años, eligen presidente, vicepresidente, diputados, senadores, jefe de gobierno, vicejefe de gobierno. Entonces hay que poder explicarles qué escuela serán prioridad en cada año, no hay recursos para hacer todas las escuelas a la vez, entonces hay que explicar dónde está la prioridad por qué no se puede hacer, porque hay licitaciones que se caen. Y un tercer reclamo que tenían eran las prácticas profesionales.
—¿Qué capacidad de acción tiene el Ministerio de Educación de la Nación para prevenir la falta de comunicación entre los alumnos y los colegios porteños?
—Argentina nace como un pacto entre 14 provincias, no nace como un país que decide dividirse en provincias, la ciudad de Buenos Aires es una ciudad que en el año 2005 armó 15 comunas. Pero las comunas no tienen una unidad histórica, política, institucional, cultural, es una decisión administrativa, de descentralizar, de dividir. Cuando serealiza ese pacto constituyente de la Nación que les mencionaba, se determino que las escuelas son de las provincias desde el inicio de la Argentina. A su vez Argentina tenía dos universidades: Córdoba y la UBA y ya en 1885 armó una ley universitaria donde la Nación asume la regulación para las universidades. Entonces quedan las escuelas en las provincias y las universidades en la Nación. En 1905 hay una Ley que le permite a la Nación a hacer escuelas en las provincias, entonces convivimos de 1905 a 1992 con escuelas nacionales y escuelas provinciales en el mismo lugar. Había escuelas en la provincia de Buenos Aires y había escuelas nacionales y escuelas provinciales. En 1992 todo es transferido a las provincias y hoy cada provincia tiene su sistema educativo, inicial, primaria, secundaria y superior no universitario, algunas también tienen universitario y la Nación lo que hace es construir lo común que tiene toda la Argentina, o sea, tienen responsabilidades concurrentes. En el diálogo con los chicos hay una responsabilidad directa de cada jurisdicción y de cada autoridad de escuela con sus chicos no hay una autoridad supra jurisdiccional para poder hacer eso.
—¿Qué le pareció las medidas que tomó el gobierno de la ciudad con los padres de los estudiantes durante la toma de escuelas, amedrentando y hasta quizás rozando la amenaza?
—Si hacen un análisis cronológico lo van a ver. La semana anterior a las tomas habían tenido problemas con los docentes, la semana siguiente tuvieron problema con los chicos, la semana después de eso tienen problemas con los papás. Entonces la escuela son profesores que le enseñan a chicos, son chicos que van a la escuela a aprender y son padres que acompañan a la escuela, es una comunidad, ¿tenés problemas con todos? Hay que escuchar, los gobiernos tenemos la obligación de no fomentar el conflicto, tenemos la obligación de generar paz social, de no generar conflictos, insisto, creo que una de las cosas que tenemos que hacer es escuchar.
—¿De dónde cree usted que el Gobierno de la Ciudad sacó la idea de que el kirchnerismo entregó un manual de cómo realizar las tomas a los alumnos?
—No voy a reinterpretar lo que otro cree. Eso lo dijeron y ellos lo que tienen que explicar de dónde lo sacaron. Yo no lo vi en ningún lado.
—¿Qué piensa de las prácticas profesionales?
—Me manifesté públicamente a favor de las prácticas profesionales, uno de los déficit que tiene nuestra escuela secundaria es que está escindido el mundo del trabajo del mundo escolar, el mundo del trabajo y la producción tiene poca relación con el mundo de la escuela. Si bien existen las escuelas técnicas, son 1500, de las casi 14000 escuelas secundarias que tiene Argentina, ahí hay un problema y está bien vincular el mundo del trabajo con la escuela. Trabajar no es una práctica educativa profesional, trabajar es trabajar. Una práctica educativa profesional es a partir del trabajo, en el trabajo, es aprender algo y yo creo que el trabajo tiene valores que son formativos, pero tiene que haber un saldo pedagógico de una práctica profesional laboral. Todo lo que hacemos siempre es mejorable, siempre es perfectible, si nosotros tenemos una práctica profesional, una práctica laboral, hay que escuchar a los chicos, que es lo que están diciendo, pero a mí me parece que la práctica profesional está bien. Es una estrategia educativa que es válida, es educativa porque estás en la escuela, tiene que haber un saldo educativo, un aprendizaje, una evaluación, una devolución que te haga un profesor para que eso pueda ser puede ser realizado.
—Trascendieron testimonios con respecto a que en las prácticas profesionales había diferencias entre los estudiantes de barrios más pudientes con los de barrios más humides.
—No escuché eso, así que no voy a opinar de lo que no escuché, sí creo que la escuela y la educación pública, es el espacio que tenemos en la Argentina para la igualación social. Es lo que nos puede igualar, hoy en la Argentina quedan pocos espacios donde convivimos lo que somos distintos. La escuela pública es uno, la universidad pública es otro, y después lo demás vivimos separados, entonces creo que lo que hay que hacer es pensar como todo eso puede favorecer mecanismos de integración, de encuentro. Si hay que asumir que no sabés y hay que escuchar y como vos no sabés si estás haciendo prácticas profesionales y no sabés si en una escuela contaron árboles o en una escuela les enseñaron a cargar el Excel o hacer la caja o hacer un resumen de ventas o leer lo que dice la máquina de automatización de procesos, como no sabés, porque eso sucede en muchos lados a la vez, a cada pibe le paso en un lugar distinto, tenés que escuchar porque vos no sabés lo que pasa en todos lados. Y no podés decir que no hay problemas en una escuela si no conocés todas las escuelas, hay que escuchar.
—¿Cree que Argentina está atrasada respecto de otros países en materia educativa?
—Creo que no, porque qué es lo que miramos para ver atraso, porque si hay alguien atrasado hay alguien adelantado. Supongo que tenemos dificultades respecto de algún país, pero también tenemos logros respecto de algún país. Argentina tiene tasas de escolarización en el nivel primario altísima, cercana al 100% y al mismo tiempo ¿todos los chicos aprenden en esa tasa de escolarización del 100%, todo lo que tienen que aprender en la escuela? No. Nosotros tenemos indicadores que hablan de una Argentina que tiene buenos indicadores y tenemos indicadores de una Argentina que hablan de que tenemos que mejorar en otros indicadores. Argentina tiene 2.300.000 estudiantes universitarios, en un país que tiene 47 millones de habitantes, tenemos casi el 5% de la población en el sistema universitario, 80% en la universidad pública, 20% en la universidad privada. 5% estoy contando los chicos de cero, 1, los que no podrían ir a la universidad, esos son niveles de escolarización y son de los mejores de América Latina. ¿Todos los chicos van a la escuela secundaria la terminan? No, la termina el 50%. Tenemos peores datos que otro país pero tenemos datos que muestran que el sistema educativo avanza y tenemos datos que muestran un sistema educativo que tiene que avanzar, pero el nuestro es el nuestro, hay datos que mejorar y que consolidar.
Guillermina Rizzo, Jorge Gutiérrez Jiménez y Alan Rojas.
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación.