CIENCIA
Avance clave

Los investigadores del Malbrán que descifraron el genoma del virus local

Quiénes son y cómo trabajan los científicos que lograron secuenciar el genoma del SARS-CoV-2. Las rutas del contagio y una posible vacuna.

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Equipo. Los científicos y técnicos del Servicio de Virosis Respiratorias y de la Plataforma de Genómica y Bioinformática del Anlis. | twitter

Son los protagonistas de un avance clave contra el coronavirus: la secuenciación del genoma completo del SARS-CoV-2, el patógeno causante del coronavirus, que está circulando en Argentina. Ayer, en el Día del Investigador Científico –en honor al nacimiento de Bernardo Houssay–, recibieron el saludo del presidente Alberto Fernández: “Quiero destacar el trabajo de quienes hacen que la ciencia argentina sea reconocida en el mundo. Hoy son los investigadores e investigadoras del Anlis-Malbrán, que han conseguido un avance significativo en la lucha contra el coronavirus”.

Elsa Baumeister, jefa del Servicio de Virosis Respiratorias del Anlis-Malbrán, Josefina Campos, jefa de la Plataforma de Genómica y Bioinformática del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI) del Malbrán, y Daniel Cisterna, del Departamento de Virología, fueron, junto a sus respectivos equipos, los encargados de descifrar el genoma completo del virus de tres muestras de pacientes argentinos. Se trata de una información clave para la confección de tests de diagnóstico, complementar la vigilancia epidemiológica y contribuir al desarrollo de una vacuna representativa de las cepas circulantes en el país.

“Hace seis años venimos trabajando con esta tecnología. Lograr secuenciar el genoma del virus es un logro institucional que permite poner a la Argentina en el mapa mundial”, dijo Campos a PERFIL. “A nivel nacional nos permite poder seguir la epidemia en tiempo real, porque estos son los primeros genomas que analizamos, pero la idea es seguir con más muestras. Con lo cual vamos a poder ver la evolución local, asegurar el diagnóstico –podremos saber si los tests diagnósticos que están usando hoy y que se están desarrollando están enfocados en nuestro genoma– y, a su vez, van a permitir que nuestro genoma sea considerado en la selección de cepas para el desarrollo de vacunas”, explicó.

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El genoma de cualquier organismo, virus incluidos, son las instrucciones moleculares necesarias para su funcionamiento y la transmisión a la descendencia. Toda esta información está escrita –en código genético– en forma de ARN. Secuenciar el genoma del virus permite “leer” ese manual de instrucciones. “Es conocer la información que tiene el virus en su genoma; esa es la diferencia entre otras tecnologías de secuenciación. Esta tecnología está revolucionando la pandemia, ya que permite estudiar el virus en tiempo real”, aseguró Campos, quien lidera un equipo integrado por Tomas Poklépovich, Federico Lorenzo, Johana Monteserin y Ezequiel Tuduri.

Cambios. La secuenciación del genoma es clave para conocer la dinámica y la diversidad de la población viral de SARS-CoV-2 y las rutas de transmisión en Argentina. Tras analizar los tres primeros genomas de virus de Argentina, el grupo concluyó que de los tres virus secuenciados, uno proviene de Estados Unidos y los otros dos, de Europa. Además, los tres pertenecen al mismo linaje B1, según la última clasificación. Los resultados fueron enviados a la Gisaid (Global Initiative on Sharing All Influenza Data), que ayuda a los investigadores a comprender cómo evolucionan y se propagan los virus.

Al replicarse el ARN del virus, al copiarse a sí mismo, a veces se producen errores. Esos errores se conocen como “mutaciones”. Todos los virus sufren mutaciones, cambios que no necesariamente están asociados a una mayor severidad de la infección. “Se han estudiado algunas mutaciones en España que podrían estar asociadas epidemiológicamente a cuadros más graves, pero no está descripto ni probado científicamente todavía”, señaló Campos.

A su vez, como parte de un consorcio de investigadores que nuclea a varias universidades argentinas, desde el Malbrán están haciendo un estudio puntual de las mutaciones que vieron localmente. Para esto, además de la secuenciación genómica, van a analizar los datos clínicos y epidemiológicos de cada uno de los pacientes. Otro de los objetivos será estudiar los reservorios zoonóticos y ambientales del coronavirus.

Claudia Perandones, directora científica del Anlis-Malbrán, valoró todo el esfuerzo de los científicos y técnicos del Malbrán: “En esta pandemia estuvimos muy ligados y con una gran responsabilidad desde el punto de vista diagnóstico y de capacitación a recursos humanos en esa área. En este contexto, que hayamos podido hacer esta actividad científica y tecnológica –la secuenciación del genoma–, con toda la dificultad, tiempo y recursos que implica, para mí y para el sistema científico es un logro muy importante”.

Desarrollan un kit de diagnóstico rápido

Investigadores argentinos lograron detectar de manera rápida el coronavirus en muestras de pacientes positivos para esta enfermedad, lo que abre la posibilidad de realizar el diagnóstico en el centro médico o punto de atención y obtener el resultado en solo una hora.

Los científicos del Conicet en el Instituto de Ciencia y Tecnología Dr. Cesar Milstein (ICT Milstein) y de la Fundación Pablo Cassará desarrollaron un kit de detección rápida que consiste en amplificar una zona específica del genoma viral, mediante una técnica conocida como amplificación isotérmica mediada por bucle, o LAMP, por sus siglas en inglés.

El desarrollo, que todavía debe atravesar pasos adicionales para ser validado, tiene como objetivo efectuar diagnósticos rápidos y asequibles, aseguraron los científicos.

“Lo que hicimos fue adaptar un test desarrollado para dengue a la detección del Covid-19 en un tiempo récord”, indicó por su parte Santiago Werbajh, de la Fundación Pablo Cassará. La tecnología pretende ser utilizada a partir de hisopados bucales, mediante una extracción del ARN muy simplificada “que permitiría obtener un kit de uso ambulatorio que acorte significativamente los tiempos de diagnóstico”, indicó Luciana Larocca, investigadora del Conicet en el ICT Milstein.