El pasado 12 de noviembre, Argentina se convirtió en el tercer país del mundo, junto a Uruguay y Fiji, en ratificar el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que tiene como objetivo la Eliminación de la Violencia y el Acoso en el mundo del trabajo.
La ratificación representa el punto de partida de un cambio de paradigma en las relaciones laborales, que se viene discutiendo desde hace varios años, y que finalmente logró un consenso a nivel internacional y nacional.
Esta nueva mirada superadora, cambia el centro de la discusión: ya no importa la intencionalidad de la persona que tiene un comportamiento violento porque el abordaje se centra en la persona que lo sufre: que siente, cómo le impacta, qué herramientas tiene para abordarla.
Además, se incluye a todos y todas las personas trabajadoras, formales e informales, a los y las potenciales trabajadores/as en búsqueda de empleo. También incluye a los/as voluntarios/as. Y lo hace en todo el ciclo de vida del/la trabajadora: desde la búsqueda de empleo hasta la salida del trabajo.
Como indicamos, este es solo el punto de partida. Este 25 de noviembre tiene lugar un nuevo día de la no violencia contra la mujer. Hasta noviembre del año próximo el país tiene tiempo para entregar la ratificación a la oficina de la OIT (es un proceso formal, pero necesario) y deberá adecuar y adaptar las normas y leyes para que estén alineadas a las definiciones previstas en el Convenio. Para ello se trabaja en una comisión tripartita, que incluye al Estado, las organizaciones empleadoras y los sindicatos.
Asimismo, el convenio 190 invita a promover la transformación cultural, como medida necesaria para generar el cambio de comportamiento requerido en la sociedad. Sin sensibilización y capacitación será imposible erradicar la violencia del ámbito laboral (o de cualquier otro ámbito).
En relación a las organizaciones empleadoras, se promueve la realización de evaluaciones y diagnósticos institucionales, y el desarrollo de capacitaciones sobre las medidas existentes para la prevención y la protección contra la violencia laboral, ya que a la hora de lograr un cambio de comportamiento y una transformación cultural se necesitan acciones planificadas y sostenidas en el tiempo. También se insta a elaborar y adoptar protocolos contra la violencia y el acoso en el lugar de trabajo, que aseguren espacios de trabajo libres de violencias; y hace especial hincapié en reconocer y mitigar el impacto de la violencia doméstica en el mundo laboral.
Celebramos este nuevo compromiso para prevenir y erradicar la violencia laboral y propiciar culturas y espacios de trabajo inclusivos y libres de todo tipo de violencia. Invitamos a todas las instituciones a asumir el compromiso de generar ámbitos laborales donde todos sus participantes puedan desarrollar sus tareas y crecer profesionalmente de forma íntegra, porque la transformación cultural es colectiva y la responsabilidad es compartida. n
*Cofundadora y directora de Grow, género y trabajo www.generoytrabajo.com