¡Cuánta hipocresía! Escuchar a Martín Sabbatella reclamar por una ley que jamás cumplió y que intentó aplicar oscura e ineficientemente, y de manera exclusiva a los medios no disciplinados al relato, es por lo menos irritante.
Parece ser que ahora le picó el bichito de la independencia. Recordemos que antes del 10 de diciembre se reconocía públicamente soldado de la Presidenta y justificaba la colonización de la Afsca por parte de su agrupación política blandiendo el hecho de ser parte del proyecto nacional y popular de Cristina. Como candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, mantuvo su cargo al frente de un organismo que, según la Corte Suprema, debía ser de calidad técnica, y ahora que la voluntad popular lo ha rechazado, arguye la interpretación de una ley que lo designa representante del Ejecutivo Nacional, no admitiendo que el sujeto de su representación ha cambiado, justamente, por la fuerza de esa misma voluntad.
La intervención del presidente Macri ejercida dentro de sus plenas facultades constitucionales, dispone el inmediato abandono de los cargos para los directores de la Afsca y la Aftic. Para Sabbatella y Berner, la ley de ministerios dictada por el nuevo presidente parece no formar parte del marco normativo en el que la administración pública debe desempeñarse ya que esgrimen únicamente los artículos de la Ley 26.522 y la 27.078 como condición excluyente para sostenerse en sus cargos hasta 2017 y 2019 respectivamente.
Es bueno que todos los ciudadanos recordemos las palabras del Presidente cuando se comprometió a trabajar en defensa de la libertad de expresión y en el combate contra la corrupción. La intervención dictada sobre los dos organismos expresa claramente que se está poniendo fin a una década donde el Estado nombraba delegados políticos en los directorios a fin de perseguir a los medios independientes y permitir la creación de monopolios mediáticos oficialistas como herramientas de represión del disenso. También expresa esta medida la intención de poner fin a la era en la que, como nunca antes, los funcionarios se apropiaron de los recursos públicos y de las estructuras gubernamentales para sostener ñoquis o perpetuarse obstinadamente en sus cargos
*Legisladora PRO CABA.