COLUMNISTAS
massa vuelve al mundo k / PANORAMA

Adiós medio, adiós

El líder del Frente Renovador prepara su regreso tras la fórmula F-F. Vidal se preocupa y Macri-Peña se confían.

1417_castro
EL TEMOR A LA KRIPTONITA Sergio Massa | DIBUJO: PABLO TEMES

La volubilidad de la política vernácula ha alcanzado por estos días cumbres que serán difíciles de superar. El último capítulo de esta saga tiene nombre y apellido: Sergio Massa, quien le dijo adiós a la amplia avenida del medio por la cual intentó transitar desde que rompió con el kirchnerismo, hacia el cual está volviendo. La trastienda de lo que pasó el jueves 30 en la convención del Frente Renovador que llevó a esta voltereta del hombre de Tigre es producto del cimbronazo generado por la fórmula Fernández-Fernández, que desacomodó al peronismo todo.

Ante ese sacudón, intendentes, candidatos y diputados bonaerenses que aún le responden a Massa amenazaron con dejarlo solo si no se arrimaba a las orillas del universo K. “A Sergio se le movió el piso”, señala alguien que habla con él a menudo. Por eso el “mandato” de la convención del FR es lo suficientemente amplio para permitir –el verbo correcto sería estimular– la negociación con el kirchnerismo. Eso es lo que está ocurriendo por estas horas.

La posibilidad de una interna entre Massa y Alberto Fernández es de compleja instrumentación, sobre todo por el armado de las listas de legisladores y candidatos locales. Eso exige acuerdos para garantizar que el perdedor –que no sería otro que Massa– pueda dejar a resguardo su estructura.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

“No hay ninguna posibilidad de modificar la fórmula Fernández-Fernández ni la fórmula Kicillof-Magario”, sentenció el jueves por radio Continental Alberto Fernández, lapidando así cualquier chance de un acuerdo que lo consagre a Massa como candidato a gobernador bonaerense por el kirchnerismo. La afirmación tiene el sustento de los números: en todas las encuestas, Axel Kicillof, a quien los intendentes K del Conurbano –incluida Magario– no quieren, mide muy bien y, en varias, le gana claramente a María Eugenia Vidal. Por lo tanto, habrá que ver qué queda para el líder del FR, quien, según como sean las cosas, puede llegar a pasar de aspirar a ser candidato presidencial a ser candidato a la nada. Así de incierta es su situación a esta altura de los acontecimientos. Bien le convendría recordar la famosa cita de Séneca: “Cuando no se sabe adónde se va, el viento a favor no lleva a ninguna parte”.

Es esta una muestra de los vericuetos laberínticos de la política argentina. Alguien que habló con Massa en estas horas no dejó de señalar que a este empinamiento de su rol de opositor no solamente lo alimenta la catastrófica situación de la economía, sino también una cierta cuota de encono personal hacia el Presidente.  “A Sergio lo fastidia mucho lo de ‘ventajita’ y otros adjetivos descalificativos que le suele dedicar Macri”, afirma un dirigente de su cercanía. Claro que hubo otros tiempos menos tormentosos en la relación del Presidente con el ex intendente de Tigre.

He aquí otra evidencia de la volubilidad de la política vernácula. Recordemos: no bien asumió, Macri lo llevó a Massa como su principal invitado al Foro Económico Mundial de Davos. Allí lo presentó como el futuro líder de un nuevo peronismo. No ha pasado tanto tiempo. Pero eso no es todo: la memoria trae al recuerdo otras evidencias de un tiempo venturoso en la relación Macri y Massa. Fue en 2013. En las elecciones legislativas de aquel año, el jefe PRO apoyó la candidatura a diputado nacional del líder del FR. Fue un respaldo clave que catapultó a Massa a una victoria decisiva, que sepultó el proyecto de reelección indefinida que acuñaba Cristina Fernández de Kirchner. Y un dato más para el recuerdo: el jefe de campaña del FR fue, en ese entonces, Alberto Fernández. Los archivos son implacables.

Reacciones oficiales. En la Casa Rosada miran y siguen con alegría y cierto gozo estos avatares de Massa y su circunstancias.

No sucede lo mismo en la gobernación de la provincia de Buenos Aires. La unificación de los intendentes del massismo y del kirchnerismo apunta a darle al peronismo una cantidad de votos de suficiente magnitud como para ganar la elección.

En el primer estado argentino no hay segunda vuelta, y esto es una complicación para Vidal, a quien las cosas se le hacen día a día más difíciles. Sin Macri al lado, sus chances de ganar se conservan. Con Macri, lo que se yergue en el horizonte es la derrota. Una de las encuestas que tiene Vidal en su despacho la tiene dos puntos abajo de Kicillof cuando se la considera sola y baja 8 puntos más cuando comparte la boleta con Macri, hacia quien se evidencia un alto nivel de encono en el Conurbano. Por eso es que hay quienes piensan en la necesidad de algún acuerdo con Alternativa Federal que le permita incorporar la pata peronista de la cual hoy la gobernadora carece.

Ese peronismo remanente lucha hoy por sobrevivir. Las idas y vueltas con Massa y con Roberto Lavagna, los abrazos de Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti  con Macri, más la voltereta de varios gobernadores que se realinearon con el kirchnerismo tras el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández, lo han dejado sin destino.

En el Gobierno –que poco tiene para celebrar– se festejó la decisión de la convención de la UCR de aprobar la continuidad de su pertenencia a Cambiemos. Sin embargo, lo allí sucedido obliga a una lectura política más compleja porque, más allá de la continuidad, esa convención le marcó límites al Presidente y dejó entrever un augurio: si pierde, esa coalición volará por el aire.

El pase de facturas y los reproches fueron explosivos. Y hoy, según la mayoría de las encuestas, está perdiendo. En la Ciudad de Buenos Aires, uno de los pocos bastiones de Cambiemos, cayó 10 puntos. Esto lo afecta por arrastre a Horacio Rodríguez Larreta. “Hace seis meses, ganábamos cómodos en primera vuelta. Hoy estamos en 42% de los votos. Tendremos que ir a segunda vuelta”, reconoce un alto funcionario del gobierno porteño.

Marcos Peña y compañía están convencidos de que esto se supera con una campaña comunicacional intensa y sistemática. ¿Alcanzará para contrarrestar una realidad que muestra que la crisis socioeconómica se ahonda día tras día?

 

Producción periodística:
Lucía Di Carlo.