Por supuesto que salí a hacer compras de regalos para Navidad y Fin de año. Me da la impresión, en fin, estoy segura de que los regalos son menos y más berretas. Como dirían las señoras del rioba: “No sé adónde vamos a ir a parar”. Pienso en lo que van a ser los regalos de Navidad y Fin de año en el año 2050 por ejemplo. Tenga pacaiencia hasta entonces y veremos si tengo o no razón. Ejemplo: llega El, escondiendo algo a sus espaldas. Ella lo recibe alborozada.
El: Adiviná lo que te traje, mi amor.
Ella: ¡Ay! A ver, a ver.
El le muestra un precioso botellón de cristal cortado lleno casi hasta el tope.
Ella: ¡Oooooo! ¡Aaaaaah! ¡Qué emoción, querido! ¿Por qué hiciste semejante gasto?
El: Vos te lo merecés, mi vida.
Ella: Pero no debiste comprarme semejante cantidad de agua, amorcito. Con unos pocos centímetros cúbicos hubiera bastado. Te amo, te amo, te amo.
Etcétera.
O si no: adiviná lo que te traje, a ver a ver ooooh ahhhh una flor, sí pero no es natural es de seda mi vida las naturales cuestan una fortuna en el mercado negro, no importa la adoro gracias gracias te amo te amo te amo. Etcétera.
O también: adiviná lo que te traje, a ver a ver ooooh aaaaah dos pasajes para el Tíbet no debiste gastar tanto querido mío, vos te lo merecés mi vida vamos a ir a la cima a respirar aire de veras vas a ver el paquete incluye veinticinco respiraciones profundas, ¿veinticinco? ay qué emoción ya mismo la voy a llamar a Mecha a ella el marido le regaló una docena de respiraciones profundas y no en el Tíbet sino el Aconcagua que dicen que no es lo mismo te amo te amo te amo. Etcétera.
Y no me diga que estoy exagerando. Salga un rato a la calle y después me cuenta.