No puede ser que los periodistas no se den cuenta. Y no puedo parar de mirarlo tantas veces. Termina y lo vuelvo a ver como si fuera un archivista de imágenes. Hay que verlo desde el inicio de la nota, cuando es presentada en Telenoche y le dicen que “es clase media juntándose para tener un precio mayorista”. Lo más atractivo del informe es que representa la capacidad de construir puntos de vista en función de quién es el observador. El macrismo es una nueva referencia para construir imágenes del mundo. Lo que era un espanto el año pasado, hoy es una virtud.
El noticiero nocturno de El Trece presentó un informe sobre las estrategias de la gente en momentos de alta presión inflacionaria. El reporte estaba repartido en dos secciones, una primera sobre un caso de trueque y otra sobre un grupo de mujeres yendo a un mayorista y comprando en grupo para lograr mejores precios. El caso de la visita al mayorista es el que parece más iluminador.
En un perfecto inglés, la protagonista principal de la nota dice que armaron un grupo en Facebook que se llama Cheap to Cheap Go Market y todos son de familias numerosas. El punto de encuentro para la salida es el barrio de Recoleta y desde allí realizan un safari hasta el Abasto donde se encuentra el mayorista. La esquina de la que parte la camioneta es Quintana y Montevideo, donde la clase media pasa cerca sólo cuando el recorrido del colectivo toca esas cuadras. El nombre en inglés ya es un factor limitante para quien quiera sumarse. Para entender lo que se está diciendo hay que conocer el idioma. No toda la clase media adorna sus grupos con otras lenguas. La clase media real, no la del noticiero, no puede tomarse con humor lo que sucede. La protagonista del grupo de chicas que van al mayorista dice que “es un momento que hay que tomarlo con humor porque queremos salir todos adelante” y que esto de ir al mayorista sería una forma de apoyar al país.
Para mucha gente el mercado central representaba lo peor del kirchnerismo. Tomado por Moreno, se utilizaba su referencia de precios para decir que la inflación de las grandes cadenas era vergonzosa y que allí estaban los precios reales que se ocultaban. Las recomendaciones del antiguo oficialismo, de que se busquen precios, eran respondidas por temas logísticos. ¿Quién tiene tiempo de ir a tantos lugares?
La opinión pública funciona desde puntos de referencia y no por cada caso particular. Es más bien extraño que se produzcan variaciones abruptas y que se mantengan en el tiempo. Hasta diciembre a mucha gente le parecía que todo lo que aquel gobierno hacía era muy bueno. Se reían de las ironías de la presidenta contra el periodismo y los empresarios, y comenzaban a adorar a Kicillof como vocero cómico contra los poderosos. Para los rivales, no había estrategia de precios que resultara aceptable, todo era culpa de Cristina y su incompetencia.
La opinión pública no basa sus visiones sólo a partir de hechos concretos, sino también desde el punto de vista en que esos hechos son observados. Las personas del informe de El Trece expresan un contexto inflacionario en formato neutro. Podrían decir que “esto no da para más”, pero sólo llegan al asombro de que los pañales están carísimos. Cuando dicen que hay que ayudar al país a salir adelante, se deja ver lo que piensan del presente y actual gobierno. Los kirchneristas, que antes buscaban precios, ahora no deben encontrar un solo sitio en el que consideren que la culpa de todos los aumentos es de Macri.
La configuración actual de opiniones va nuevamente hacia un espectro que tiende a la polarización. Unos que verán todo mal, y otros que harán esfuerzos por justificar la coyuntura. Los que piensan que hay una crisis de empleo y los que creen que no; quienes piensan que había que aumentar las tarifas y quienes consideran que no puede retirarse el Estado del protagonismo regulatorio; para todo habrá dos lados.
Hay dos cosas que no saben en el noticiero. Una, que no son clase media, y la otra es que hasta la virtud puede ser sólo un punto de vista.
*Sociólogo. Director de Ipsos Argentina.