La clásica versión, según la cual Manuel Belgrano al crear la bandera se inspiró en los colores del cielo, pertenece al mundo de la fantasía. La realidad es que mientras estaba al frente del Ejército, enviado al Paraguay por el Primer Triunvirato, Belgrano hizo un alto en Rosario, y el 13 de febrero de 1812 le pidió formalmente que se establezca de modo oficial el uso de una escarapela nacional, con el objetivo de distinguir a los soldados de la causa patriota. El Triunvirato aceptó el requerimiento de Belgrano, y el 18 de febrero de 1812 dió reconocimiento formal a la escarapela, con los colores blanco y azul-celeste.
Entusiasmado con la acogida que su pedido tuvo por parte de las autoridades, Belgrano decidió crear una bandera con los mismos colores, pidiéndole al Triunvirato que la aprobara; pero Belgrano nunca expuso quéformato tenía esa bandera que había creado
El conservador Primer Triunvirato rechazó la creación de la bandera. Pero como al mismo tiempo que le notificaba esa decisión, exigió que Belgrano se hiciera cargo del Ejército del Norte, éste nunca se enteró de esa desautorización, motivo por el cual decidió hacerla bendecir y jurar el 25 de mayo de 1812, en Jujuy, circunstancia que también puso en conocimiento de las autoridades nacionales. Pues el Triunvirato volvió a llamarle la atención, por lo que nuestro héroe decidió sacarla de circulación.
Lo contradictorio era que mientras el Primer Triunvirato se negaba a reconocer una insignia patria, permitió que el 23 de agosto de 1812 se izara la bandera creada por Belgrano, en plena Ciudad de Buenos Aires, en la Iglesia de San Nicolás (lugar en el que hoy se erige el Obelisco). En ese “acto de izamiento”, a pesar de no ser oficial, estuvo presente el mismísmo Juan Martín de Pueyrredón (entonces integrante del Primer Triunvirato).
En octubre de 1812 el Primer Triunvirato fue derrocado, y seis meses después se producía el triunfo militar del Ejército del Norte en la batalla de Salta. Ambas circunstancias entusiasmaron a Belgrano, quien volvió a enarbolar su bandera celeste y blanca, aunque sigue siendo una incógnita cuáles eran sus caracterìsticas.
Una posible respuesta podría encontrarse en un retrato que el artista Francois Casimir Carbonnier hizo de Belgrano, en 1815, cuando éste fue enviado en misión diplomática a Londres. Allí se puede ver que, a la derecha y debajo de la imagen del General, se dibuja una escena de la batalla de Salta, en la que se observa un soldado llevando una bandera de dos colores: blanca arriba y celeste abajo. Si Carbonnier (que era francés y no tenía la menor idea acerca de cómo era la bandera argentina creada dos o tres años antes por Belgrano), pintó la bandera de ese modo, es porque indudablemente Belgrano ha de haberle informado sobre ello.
Dando por razonable esta hipótesis, supongamos que, efectivamente, el formato de la bandera creada por Belgrano haya sido de dos franjas; pero entonces surgen otras dos incógnitas: por un lado, cuál es el origen de los colores (o dicho de otro modo, ¿por qué el Triunvirato eligió esos colores para la escarapela?); y por otro, ¿de dónde salen las tres franjas?
La hipótesis más probable es que los colores que nos identifican provengan de la Real Orden de Carlos III de España, que fue una condecoración creada por el Rey de España, Carlos III, para premiar a los ciudadanos que realizaran buenas acciones en beneficio de España y la Corona, en agradecimiento a la Inmaculada Concepción de la Virgen (de la que era devoto), por haberle permitido a su hijo, el Principe de Asturias y futuro Rey Carlos IV, tener un hijo que permitiera prolongar la dinastía Borbón.
Los símbolos de esa “condecoración” son una cruz de ocho puntas con los colores azul y blanco esmaltados, y una banda de seda azul con bordes blancos muy finos, justamente porque son los que identifican a la Inmaculada Concepción de la Virgen, a la que tanto había rezado el Rey para que la mujer de su hijo le diera un nieto.
¿Y las tres franjas? Algunos años después, en 1804, Carlos IV reformó los Estatutos de la Orden y modificó la disposición de los colores de la banda, estableciendo que tendría tres franjas iguales: azules la de los bordes y blanca la del centro. En ésta modificación puede estar la explicación acerca del cambio que también tuvieron nuestra escarapela y bandera, años después de su creación, en la disposición de los colores celeste y blanco.
No solo esos colores fueron el origen del atuendo que caracterizó a los soldados del Regimiento de Patricios, sino que además inspiraron al Triunvirato para oficializar, a pedido de Belgrano, el uso de la “escarapela”.
Lo cierto es que desde que Belgrano mandó a confeccionar una bandera con los colores de la escarapela, en febrero de 1812, la utilización de nuestra insignia patria fue confusa, y al menos hasta 1816, no oficial. Ese año el Congreso reunido en Tucumán, a pocos días de declarar la independencia, aprobó la utilización de la bandera nacional, pero como bandera de guerra (a la que denominó “bandera menor”). La de utilización general quedó postergada hasta que se decidiera la forma de gobierno que el país adoptaría.
¿Cómo era esa “bandera menor”?. Según el Congreso, “la que se ha usado hasta el presente”. ¿A qué se refería?, ¿a la de dos franjas horizontales que aparentemente había creado Belgrano, o a la de tres franjas que en algún momento comenzó a utilizarse y que es la que ahora caracteriza a nuestra bandera? Nueva incógnita que tampoco pudo ser despejada el 25 de febrero de 1818 por el mismo Congreso ya trasladado a Buenos Aires, que si bien oficicializó la bandera de colores celeste y blanca, agregándole un sol pintado en el centro de ella, tampoco definió sus características.
Para que ello ocurriera debieron transcurrir ciento veintiseis años. En efecto, el 24 de abril de 1944 se dictó el decreto 10.302, a través del cual se determinaron con exactitud las características de la bandera nacional, tal como la conocemos actualmente; aunque se determinó que la bandera con sol solo podría ser utilizada por las autoridades en forma oficial, y que los particulares debían utilizar la bandera sin sol. Varios años más tarde, el 25 de julio de 1985, durante la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín, el Congreso de la Nación dispuso que también los particulares podrían utilizar la bandera con el sol característico.
Por su parte, fue recién el 8 de junio de 1938, cuando el Congreso Nacional dispuso que el 20 de Junio de cada año fuera el “Día de la Bandera”, así como también que ese día será feriado en todo el territorio de la República.
Mientras tanto, cuando faltaban dos años para el centenario de la Revolución de Mayo, durante la inaguración del actual edificio del Teatro Colón (1908), se estrenó la opera “Aurora”, compuesta por el músico Hector Panniza. A fin de exaltar el sentimiento patriótico, dentro de esa opera, existía una pieza musical dedicada a la Bandera: es nuestra actual canción de la bandera conocida como “Alta en el Cielo” o “Aurora”: “Alta en el cielo un águila guerrera, audaz se eleva en vuelo triunfal, azul un ala del color del cielo, azul un ala del color del mar”.
*Profesor de Derecho Constitucional en UBA, UAI y UB.