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Política argentina

Anomia y progreso

Las últimas elecciones demostraron claramente que la gente no obedece a los candidatos a la hora de votar. Los electores deciden lo que quieren cada vez con más independencia. No importan mucho las sumas de nombres y membretes.

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Anomia y progreso. | Pablo Temes

Los países que progresan ponen foco en el emprendedorismo, la libertad para trabajar y producir. Los gobiernos proporcionan a la población facilidades para que trabaje y gestionan la economía sin reemplazar al sector privado. El estado facilita la producción de la riqueza, y no obstruye para obstruir, vigilar y castigar. ¿Será posible que nuestras elites lo entiendan?

Se jubiló un juez que tenía una sólida imagen. En la última semana en un arrebato de eficiencia procesó a cuantos pudo y dijo que se iba a su casa a esperar que pasen los cadáveres de sus enemigos. No quedó claro si les haría algo a los procesados, pero sí que los consideraba enemigos. Durante los últimos años me reuní con dos de ellos, Guillermo Dietrich y Nicolás Dujovne, personas preparadas de las que aprendí mucho. Hablamos siempre de cultura, de teorías sociales y económicas. Con ocasión de la Feria del Libro cenamos en casa de Dietrich con Vargas Llosa. El juez seguramente es  una persona ilustrada, y tiene alguna idea de que el Nobel trabaja con imprentas. Si sabía de la cena, seguramente lo habría procesado suponiendo que buscaba un contrato para imprimir tickets. Habría sino una equivocación. Mario es un intelectual genial con el que pasamos horas hablando sobre sus libros y de literatura. La realidad se ve distinta desde el mundo de la anomia y desde de la cultura.

Anomia. La anomia, a la que me he referido varias veces en esta columna, es uno de los problemas que más impide nuestro desarrollo. A propósito de la pandemia la falta de respeto a las normas y el culto a la viveza criolla floreció y se volvió burda en Latinoamérica. Colecciono para mis cursos disparates producidos por políticos. Algunas campañas electorales de estos días me han entregado piezas de antología.  Nunca ví tonterías tan enormes como las que se produjeron en  estas semanas en Ecuador, Perú y México. Parecería que el aislamiento secó el cerebro de algunos.

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En 2030 habrá más robots que humanos y la mayoría estarán en países ricos.

La pandemia hizo patética la distancia entre nuestros países y los grandes centros académicos norteamericanos, europeos y asiáticos vinculados a la Revolución de la Inteligencia, que avanzaron, produjeron conocimientos en todas las áreas, conocimientos que influirán en el futuro inmediato. La historia se aceleró con la pandemia.

La revolución de la inteligencia venía cambiando el mundo a una velocidad que las élites políticas no imaginan. El Massachussets Institute of Tecnology realizó una investigación partiendo del año 10.000 AC, desde cuando los humanos  necesitaron 6 mil años para duplicar sus pocos conocimientos. La velocidad de duplicación se incrementó con el tiempo.  De 1990 hasta 2003 se duplicó tres veces, y en los primeros 170 días de este año se duplicará nuevamente. Cada 23 minutos se producen tantos conocimientos como los que existen en toda la biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

En 2030 habrá en el mundo  más robots que seres humanos. Su distribución no será uniforme. La mayoría de ellos trabajará en los países desarrollados incrementando su riqueza exponencialmente. Ya venían ocupando espacio. El Metro de Torino inaugurado en 2011 trabaja con una flota de 29 trenesVal 208 robotizados de Siemens, emplea a menos de diez personas para toda su operación. Las torres de estacionamiento de Volkswagen en Wolfsburg, Alemania, alojan hasta a 800 coches. Están manejadas íntegramente por robots que pueden entregar el vehículo en 30 segundos.

Apis Cor es una empresa rusa que desarrolló una impresora 3D para construir en 24 horas una casa. Se une a muchas empresas chinas que imprimen casas y edificios usando un número mínimo de trabajadores. La empresa Rededefine Meat presentó este julio Alt-Steak, una carne vegetal que reproduce la textura, el sabor y la apariencia del filete de res y puede producirse en un volumen y costo que permitirán su comercialización en gran escala. Hace pruebas con chefs de renombre mundial para inundar el mercado el próximo año con carne impresa.

Inteligencia artificial. En el corazón de la transformación está la Inteligencia Artificial el principal campo de competencia entre China y Estados Unidos. La IA depende de tres elementos: conseguir datos, crear algoritmos y contar con potencia informática. Tomamos información del articulo de Ben Buchanan  The U.S. Has AI Competition All Wrong. Computing Power, Not Data, Is the Secret to Tech Dominance, publicado en el último número de Foreing Affaires.

Bill Gates dijo que el cambio climático será más dañino que la pandemia.

Generalmente se habla de los dos primeros elementos. Cuando Bill Gates alerta acerca de que la mayoría de las apps y plataformas extraen nuestros datos para usarlos con propósitos comerciales, habla de algo que tiene tanto valor como el petróleo.

La información se usa para el márketing de tecnología, la política y todo lo imaginable y está en manos de muchas empresas. Sobre el segundo elemento se discute y a veces se fantasea desde la ignorancia, los algoritmos que permiten a los sistemas de Inteligencia Artificial  interpretar los datos. En ambos campos China es competitiva.

El problema está en el desarrollo del poder de la computación que produce menos curiosidad porque todos tenemos una laptop que es rápida, pero no averiguamos cuán rápida. La velocidad está en  el corazón del proceso  para aprender y codificar conocimientos en redes neuronales, para lo que los algoritmos necesitan hacer billones o cuatrillones de cálculos individuales por minuto.

Según OpenAI la potencia de las computadoras de los principales proyectos de inteligencia artificial aumentó entre 2012 y 2018 en un factor de 300.000. Para entenderlo usemos un símil: si la batería de un celular duraba 24 horas en 2012 y se hubiese incrementado al mismo ritmo, habría durado más de 800 años en 2018.

El incremento de la potencia informática ha permitido la creación del generador de lenguaje GPT-3 de OpenAI, capaz de responder preguntas científicas, corregir la gramática de textos, descifrar anagramas y traducir.

Cuando se lo carga con un titular y el resumen de una oración, puede generar textos que un lector común no podría distinguir de los escritos por un literato. El GPT-3 trabaja con un billón de palabras escritas, un algoritmo que se ejecuta en una red neuronal con 175 mil millones de parámetros,  con un programa, que puede ejecutar ininterrumpidamente 3.640 billones de cálculos por segundo.

Todo eso trae consigo nuevas visiones del mundo, formas de propiedad, y relaciones con los objetos. La Revolución de la inteligencia no solo está cambiando la producción, sino generando un nuevo tipo de ser humano.

Políticos y sociedad. En nuestros países hay políticos que usan al estado para entorpecer trámites, cambiar las reglas del juego, imponer normas para hacer demagogia a costa de la población que trabaja. En algunos casos lo usan para eternizarse en el poder, dilapidan los ingresos haciendo demagogia y terminan hundiendo al país en la miseria.

Pero la anomia no es propia solamente de los dirigentes, sino parte de la cultura cotidiana. Hace poco, alrededor de 300 personas en el barrio SOIP de Mar del Plata cavaron pozos para robar cables de luz a lo largo de un kilómetro dejando sin servicio a los vecinos. La policía se hizo presente pero no hubo detenidos, los gendarmes solicitaron  a los ladrones que al menos tapen los huecos. La anomia en su esplendor.

Delincuentes anónimos han roto más de 60 silobolsas. Los productores agropecuarios, los gobiernos, la oposición y la Justicia no los ubican.

Se han producido además dos asesinatos, incendios de campos, robos de cosecha, agroquímicos, maquinaria y ganado y usurpación de tierras, según denunció la Mesa de Enlace, Confederaciones Rurales Argentinas.

En Villa Mascardi, a 30 kilómetros de Bariloche, grupos que se dicen mapuches han declarado la guerra a la Argentina, invaden tierras, queman casas, asaltan a mansalva. Los vecinos presentaron decenas de denuncias, se sienten indefensos ante estos activistas que proclaman su soberanía sobre el parque nacional Nahuel Huapi. No se ha sabido si el estado argentino reclama su soberanía sobre esos territorios.

Algunos políticos usan el poder para vengarse de sus adversarios, se dedican a defender sus intereses personales y nada más. Parecen niños que juegan a golpearse en la playa, cuando van a ser arrasados por el tsunami más grande de la historia. Bill Gates dijo que esta pandemia es un problema menor comparada con los daños que producirá el cambio climático. Según todos los científicos y técnicos, es inevitable que antes de fin de año venga una hecatombe sicológica, economica y de todo orden.

Todos los días se agiganta la brecha que separa a los países que fomentan la ciencia y la producción de riqueza, de los que siguen con su mente en el siglo pasado.  Argentina tiene condiciones para superar el pobrismo, puede  incorporarse al mundo del futuro si sus dirigentes tienen grandeza y superan sus peleas provincianas. Los países que progresan ponen foco en el emprendedorismo, la libertad para trabajar y producir. Los gobiernos proporcionan a la población facilidades para que trabaje, articulan y gestionan la economía sin reemplazar al sector privado. El estado está presente para facilitar la producción de la riqueza, no para obstruir, vigilar y castigar. ¿Será posible que nuestras elites lo entiendan?

*Profesor de la GWU.Miembro del Club Político Argentino.