La luna de miel duró poco. No se habían acallado aún los ecos de la ceremonia de investidura de Cristina Fernández de Kirchner, cuando el atribulado secretario general de la Confederación General del Trabajo, Hugo Moyano, le hizo saber que le había dolido la “sugerencia” de no ir con sus muchachos a la Plaza de Mayo. Fue una advertencia clara y sin vueltas que, en el Gobierno, todos entendieron con preocupación.
Fue la respuesta, además, al párrafo del discurso de alto impacto de la Presidenta ante la Asamblea Legislativa, en el que advirtió que no iba a prestarse a quedar atrapada en el medio de una interna sindical como la que atraviesa la CGT en estos momentos.
Y ahí estaba la Presidenta tratando de salir de este primer disgusto cuando reapareció el caso de la valija de Alejandro Guido Antonini Wilson. Azoro y estupor en el Gobierno argentino. Luego, otra vez, al cambio que no cambia. Cristina echando mano del atril para responder a lo que, desde el Gobierno, se calificó como una operación basura. La reacción alineada de los gobiernos del Uruguay y de Venezuela marcan el impacto político del hecho. Buscan, además, alejar el episodio de la escena judicial, que es la esencial. Que, a lo largo de la historia, los gobiernos de los Estados Unidos han financiado y apoyado campañas de inteligencia destinadas a desestabilizar a gobiernos de otros países que no le son afines es una realidad que se ha comprobado muchas veces. Por eso, en este como o en otros casos, antes de hacer cualquier evaluación, lo que debe importar son los hechos comprobados.
Veamos:
1-Antonini Wilson llega a Buenos Aires en la madrugada del 4 de agosto de 2007.
2-Lo hace a bordo de un avión Cessna Citation de la empresa Royal Class Lanolec alquilado por el Gobierno argentino.
3-En ese vuelo viajaban Claudio Uberti, titular en ese momento del Occovi, que suena a ovni pero que no lo es y que significa Organismo de Control de las Concesiones Viales. Curiosamente, el señor Uberti había viajado a Venezuela para continuar negociaciones que tenían que ver con la provisión de gas licuado a la Argentina, hecho que nada tenía que ver con las funciones del cargo que desempeñaba.
4-Claudio Uberti registra varios viajes a Venezuela vinculados a los fideicomisos que maneja el ministro Julio De Vido, esto es Kirchner.
5-En el avión viajaba también el presidente de Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima), señor Espinosa, y la señorita Victoria Bereziuk, a cargo de las relaciones públicas de la empresa.
6-Viajaba también el hijo del titular de la filial argentina de PDVSA –ánimo, lector, queda poco con las siglas– que es Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima, señor Daniel Uzcateguy Speech.
7- Según el comunicado emitido por esos días por Enarsa, los funcionarios venezolanos les pidieron a los argentinos si en ese avión podían llevar a Ruth Berhrrens de PDVSA de Uruguay; a Nelly Cardozo, asesora legal de la petrolera; a Wilfredo de Avila, de protocolo, y a Uzcateguy Speech junto a un acompañante. Ese acompañante era Antonini Wilson.
8-Antonini Wilson registra seis entradas en la Argentina. Tres de ellas las hizo con el pasaporte venezolano número 4714719 y las otras tres con el pasaporte estadounidense número 8579325.
9-El famoso maletín contenía 790.550 dólares que no habían sido declarados en la aduana de Venezuela.
10-Cuando el maletín lo descubre Marlía Elena Telpuk, la funcionaria de la Policía de Seguridad Aeronáutica que estaba de guardia esa madrugada, los funcionaros que acompañaban a Antonini Wilson se “esfuman”.
11-El maletín queda retenido en poder de las autoridades aduaneras de la Argentina.
12-La multa por la infracción cometida por Antonini era de unos 400.000 dólares.
13-Hasta el día de hoy, el maletín con la totalidad del dinero en billetes de 50 dólares –algunos nuevos y otros viejos– permanece aquí sin que nadie haya intentado retirarlo.
14-Antonini Wilson permanece en la Argentina desde la madrugada del sábado 4 de agosto hasta el martes 7 de ese mismo mes e, increíblemente, sale del país hacia Montevideo como Juan lo hace por la puerta de su casa.
15-En Montevideo, Antonini Wilson aparece fotografiado junto a Johnny Yánez Rangel, gobernador del estado de Cojedes de la República Bolivariana de Venezuela.
16-En el ínterin se produce una controversia judicial entre la aduana, la fiscal del caso, Rivas Diez, y al jueza de turno, Marta Novati.
17-No es clara la razón por la cual los funcionarios argentinos involucrados en el hecho viajaron a Venezuela en un avión privado. El chequeo de esos días demostró que había suficientes plazas de primera clase disponibles en los vuelos de línea que cubren la ruta Buenos Aires-Caracas para ubicar a los señores Uberti y Espinosa y a la señorita Bereziuk.
18-El abogado argentino Guillermo Ledesma, ex juez de la Cámara Federal que juzgó a las juntas militares y ex defensor de Alfredo Yabrán, reconoció, en carta a los diarios, que se reunió en Miami el día 26 de agosto pasado con el doctor Maionica y con Antonini Wilson a fin de dar opinión sobre los aspectos jurídicos vinculados con la situación de este último.
19-Moisés Masónica es uno de los detenidos acusados de actuar ilegalmente como agentes venezolanos en territorio estadounidense y de “apretar” a Antonini Wilson para que no hablara sobre el Valijagate.
20-Según el fiscal de la causa, Tom Mulvihill, otro de los detenidos, Franklin Durán, que fue socio de Antonini Wilson, fue el que dijo el 23 de agosto pasado que el receptor de la valija era “la campaña de la candidata Cristina Kirchner”. Esto fue lo que enfureció a la Presidenta.
21-Hay que recordar que el ex presidente Néstor Kirchner hizo trascender el fuerte disgusto hacia el gobierno del señor Hugo Chávez al que, una vez producida la cesantía del Claudio Uberti, del Occovi, le demandaron una actitud recíproca respecto de alguno de los funcionarios venezolanos involucrados en el caso. Luego de mucho ir y venir, finalmente el presidente de Venezuela decidió echar al representante de PDVSA en la Argentina.
Hasta aquí los hechos. Falta saber muchas cosas para conocer la verdadera dimensión de este episodio bochornoso y grave. Esto es lo que debe interesar al Gobierno argentino. Lo demás es pura cháchara.
La semana tuvo otro hecho judicial de alto impacto político: la declaración indagatoria de la ex ministra de Economía Felisa Miceli sobre el caso de “la bolsa”.
Nota al pie: recuérdese que ese caso fue hecho conocer a la opinión pública por Jorge Lanata, desde esta misma columna, el día 24 de junio pasado. En ese artículo Jorge denunció la existencia de una bolsa con dinero hallada en el baño de la ex ministra por el personal de seguridad el día 4 de junio.
A partir de ahí se inició una minuciosa investigación a cargo del fiscal federal, doctor Marijuán, que permitió la reunión de un cúmulo de evidencias que motivó una denuncia penal contar la ahora ex ministra
Es muy importante cotejar, pues, los contenidos del expediente judicial con algunas de las afirmaciones pasadas y presentes de la ex ministra.
Comencemos por el acta que se labró en esa mañana del 5 de junio. Dice en un aparte:
“… dejando constancia que en el momento en el que se realizan las inspecciones diarias por personal de este departamento Brigadas Explosivas, se observa dentro de un armario hallado en el baño, Una (1) bolsa de papel madera color marrón, la cual en su interior contiene UN (1) envase (fajo) serrado (sic) y sellado indicando lote 38057 Bco 30 con la suma millar de $100 (CIEN MIL pesos-100.000) y TREINTA Y UN MIL SEISCIENTOS SETENTA DÓLARES ESTADOUNIDENSES ( u$s 31.670), cuyo dinero se hace entrega en este acto…”
Ante esto, la ministra ha dado, a lo largo de todo este tiempo, tres respuestas distintas. La primera, el 7 de julio, diciendo que la información era errónea y falsa. El único error de la nota que da pie a la investigación judicial era la suma de dinero. Todo lo demás está confirmado.
Luego, la licenciada Miceli expresó que ese dinero se lo había prestado su hermano Horacio. Finalmente, en la declaración judicial del miércoles pasado expresó que los pesos hallados en la bolsa eran, en realidad, de otro hermano suyo de nombre José que está padeciendo una delicada enfermedad y los dólares de una amiga suya de apellido Orfeo.
Dijo, además, la ministra que el 3 de junio acondicionó el dinero (los pesos) con gomitas, banditas de papel pegadas con cinta scotch, y luego puso todo en una bolsa de plástico a la que le practicó un cierre térmico. Es interesante destacar que, en sus declaraciones públicas, la ex ministra nunca había hecho mención de tales detalles.
Veamos qué dice el expediente en relación con el sobre, dato clave:
“Concretamente, como se dijo, eran $100.000 cuya particularidad, desde el punto de vista de la investigación reside no sólo en su cantidad, sino en cómo estaba contenido o conservado. En efecto, estos $100.000 estaban dentro de una bolsa de nylon color transparente, cerrados al vacío. Este tipo de envoltorio se denomina termosellado o termocontraído y es utilizado como sistema de embalaje de billetes, al menos por el Banco Central de la Argentina.
Pero ello no es la única circunstancia que cabe destacar. En efecto, otro dato saliente, tal como se detallara en el acta labrada por el oficial Palo de la Policía Federal, es que dicho ‘bloque’ o ‘ladrillo’ tenía una etiqueta adherida que rezaba LOTE 38057, BCO 30”.
Al respecto, hay que mencionar que los testigos que figuran en el acta fueron llevados para un reconocimiento al Banco Central. Allí, confirmaron que el “ladrillo” con los 100.000 pesos que estaba en la bolsa era exactamente igual a otros que estaban en depósito.
Al respecto de esto, la ex ministra da a entender que el fajo de dinero se lo cambiaron. Si esto hubiera sido así, llama la atención que nunca haya hecho la correspondiente denuncia judicial. Llama la atención, también, que nunca haya dicho que ese dinero no era suyo.
Otro de los puntos en cuestión se refiere al acta confeccionada por el oficial Palo ese día fatídico. Dice el expediente:
“Como ya se escribiera y relatara, el oficial Palo de la Brigada de Explosivos, una vez que encontró el sobre en cuestión, labró un acta utilizando para ello una computadora de las secretarias privadas de la ministra. Antes de retirarse del lugar, entregó el dinero y dejó una copia a la secretaria María Teresa Barco”.
El original de este documento lo llevó el oficial Palo al asiento de sus funciones –la División sita en Avenida Belgrano 1547 piso 1º de esta Capital para que sea agregado al bilbliorato de “Actas de Inspección”.
Como se recordará, la ex ministra pidió el acta original a la Policía, quien se la entregó constituyendo esto otra irregularidad más.
Así las cosas, los argumentos expuestos como defensa por la licenciada Miceli parecen tener la credibilidad de la nada, aun cuando para la ex ministra todo se trata de una campaña de desprestigio.
Curiosas reacciones tanto la de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner como la de la ex ministra Felisa Miceli
para quienes los hechos que son no son. Ante tales actitudes, un recuerdo acude a mi memoria. Es una frase dicha por el presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, quien dijo allá por 1972 reaccionado ante una breve noticia que había publicado The Washington Post: “Todo esto no es más que una mentira asquerosa”. La historia demostraría que la noticia no era más que la estricta verdad: era el comienzo del caso Watergate.
Producción periodística : Guido Baistrocchi con la colaboración de Laura Bartolomé