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Politicos, policia y robo organizado en buenos aires

Arslanian: hay intendentes que no combaten el delito

Para el ex ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, el 36% de los homicidios ocurre con motivo de un asalto, y de esa cifra, “el 80% se corresponde con el robo de un vehículo”. Y advierte que la sustracción de automóviles es un delito organizado, donde en una punta están los desarmadores y en la otra, los ladrones. Por eso, opina que hay que “eliminar los desarmaderos”. Con respecto a la tarea policial, sostiene que “a veces, hay cierta liberación de zona, tolerancia, justificación”. Critica la labor del ministro Stornelli y afirma que aumentó la inseguridad en el territorio bonaerense.

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El violento asalto que sufrió el ex futbolista Fernando Cáceres no fue un caso aislado, sino que fue provocado por un delito organizado que funciona desde hace mucho tiempo: los robos de automóviles. Pero como suele suceder cuando la víctima es un persona famosa, este episodio reavivó el debate sobre la inseguridad y encendió un fuego cruzado donde todos se apuraron para señalar a los responsables.

PERFIL le realizó una entrevista a León Arslanian, que fue ministro de Seguridad bonaerense durante un total de cinco años, primero con Eduardo Duhalde y después en la gobernación de Felipe Solá. El ex funcionario defendió su gestión, advirtió que el nivel de delincuencia está creciendo en la provincia y respondió a las críticas que le lanzó el encargado de la Seguridad, Carlos Stornelli (ver recuadro). “Ese hombre está desesperado, sabe que el agua le llegó al cuello y después de dos años no tiene ninguna acción exitosa para mostrar”, sostuvo.

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El ex juez de las Juntas Militares también calificó como “aberrante” la idea de bajar la edad de imputabilidad para los menores, una medida que el gobernador Daniel Scioli reclamó esta semana. “Es mentira que con eso van a bajar los homicidios, son declaraciones demagógicas y el que las dice se hace pasar como el duro de la película”, afirmó.

Arslanian informó cómo funcionan las bandas que se dedican a robar autos y cómo se organiza el negocio millonario de la venta ilegal de autopartes. “Los desarmaderos son el punto más importante de la cadena, pero en los últimos años se empezaron a camuflar: desguazan los vehículos en garajes de casas particulares y hasta en estancias de la provincia”, reveló.

Denunció que estas actividades se realizan con la complicidad de la Policía. “A veces cuentan con connivencia de las fuerzas policiales, hay liberación de zonas y tolerancia”, apuntó. Aseguró que no le consta que esas organizaciones criminales tengan protección política, pero reconoció que algunos intendentes del Conurbano “no hacen todo lo que está en sus manos para combatir el delito”.

Según él, los robos de automotores son cruciales para combatir los homicidios, porque se encuentran en el primer puesto de los asaltos donde mueren las víctimas.

—El ex futbolista Cáceres fue baleado mientras le robaban el auto. ¿Qué porcentaje de los homicidios se cometen por automóviles robados?

—Es un porcentaje muy elevado. El 36% de los homicidios suceden con motivo de un asalto. De esa cantidad, el ochenta por ciento –aproximadamente- se corresponde con el robo de un vehículo. Cada vez que aumentan los asaltos a los autos, también se elevan los homicidios.

—¿Por qué el robo de autos provoca tantas muertes?

—Porque las víctimas se resisten más cuando le quieren robar el coche. La gente cree que está en un ámbito que tiene un cierto grado de protección y que es posible hacer una maniobra evasiva. Y no es así en absoluto, no hay mayor protección dentro del vehículo. Porque el delincuente está armado, cualquier movimiento lo puede interpretar como una resistencia y entonces dispara. Un caso extremo son los policías, que siempre se resisten y por eso siempre hay un muerto: el propio policía que fue tomado por sorpresa o el ladrón que fracasó en el intento.

—¿Cómo funcionan las bandas que se dedican a estos delitos?

—El robo automotor es un fenómeno organizado. Tiene asegurada una demanda de piezas de autos más o menos sostenida, con bocas de consumo identificadas. Es una cadena de comercialización: en una punta están los desarmaderos que desguazan el bien robado. Y en la otra punta están los ladrones de los vehículos, que son utilizados como mano de obra barata y que reciben muy poco dinero.

—¿Creció la cantidad de desarmaderos en estos últimos años?

—No tengo estadísticas sobre eso. Pero podría inferirse que sí, teniendo en cuenta la relación directa entre la suba de los robos de autos y el incremento de homicidios.

—Existe la creencia de que los autos son robados por grupos dispersos de ladrones que lo hacen siempre al boleo...

—No, no, no. El que va a robar un coche, es porque ya lo tiene colocado. En realidad, por lo general, se roba a pedido. Y siempre hay una trazabilidad determinada: el auto que se sustrae dentro del cordón bonaerense puede ir a parar a la Capital o entrar a otra provincia. Si se determina ese recorrido, se puede hacer un diagrama de la organización y de las redes de comercialización.

—¿Qué medidas se deberían tomar para reducir estos delitos?

—La primera acción es eliminar los desarmaderos. Y la segunda acción, tratar de ubicar otros lugares donde se desarmen autos. Porque cuando nosotros combatíamos los desarmaderos, vimos que empezaron a transformarse: los coches se desarmaban en talleres individuales, en los garajes de casas particulares y en el interior de villas donde resulta difícil rastrearlos. Y también se hacía en campos, estancias o galpones rurales del interior de la provincia de Buenos Aires. Esto también demanda un control importante sobre la corrupción policial.

—¿Estas organizaciones son protegidas por la Policía?

—Depende. A veces hay cierta liberación de zona, tolerancia, justificación policial. Yo no lo puedo certificar, pero son fenómenos observables y sobre los que es evidente que hay que trabajar. La fuerza policial está expuesta a su vinculación con el mundo del delito y a fenómenos de corrupción.

—Durante el año 2003, la provincia de Buenos Aires dictó el Decreto 1.381, que establecía que el control de las casas de autopartes quedaba en manos de la Policía. ¿Esa medida no alentaba esa connivencia policial?

—No, ésa fue una medida buena porque permitió intensificar los controles, desalentar que los vendedores de casas de repuestos pudieran tener partes de autos robados. Y la única manera era hacer inspecciones permanentes. Nosotros utilizamos mucho ese recurso, que era lo que mantenía, de alguna manera, a raya la comercialización de los repuestos.

—Esta semana se escucharon reclamos, como el del gobernador Scioli, para bajar la edad de imputabilidad de los menores de edad. ¿Qué opina sobre esa propuesta?

—Me parece que es pésima, que es una mirada aberrante y sesgada. Han aparecido casos que apuntan a un menor y no siempre el menor es el que roba. El que piensa que con el incremento de la ley de imputabilidad va a bajar estos delitos, ignora absolutamente la naturaleza del problema. Ignora los elementos y herramientas que se deben hacer valer para combatir el delito. Es un macanazo, es una mentira, es una intención de diabolizar a los menores.

—¿Más allá de que sean utilizados por los mayores para combatir delitos?

—Claro, no tiene nada que ver, los menores pueden ser utilizados, pueden cometer delitos, pero si no tenemos dónde meter a los chicos de 16 años, ¿encima vamos a bajar la edad de imputabilidad? ¡Si es una tarea heroica poder reclutar celadores que quieran trabajar en establecimientos de menores, porque los chicos les tiran materia fecal, les hacen de todo!

—¿Y entonces cuál sería la solución en este punto?

—El problema pasa por otro lado. Hay una gran cantidad de menores que están fuera de la situación social, son violentos, etcétera. La solución pasa por hacer que vayan a la escuela, que estén en un marco social adecuado, cubrir la falta de cultura… Claro, es una tarea más difícil. Es mucho más fácil decir: “¡Aumento la pena!” o “¡Los meto en la cárcel!”. Son declaraciones demagógicas. El que las dice se hace pasar como el duro de la película y el resto son los naif estúpidos que son responsables de estas cosas. Este es un sistema perverso, que han ideado medios de comunicación que tiene cierta gente... Y mientras, sigue creciendo el delito en general en la provincia de Buenos Aires...

—¿Y por qué cree que se está registrando este incremento del delito?

—Puede haber subido porque tiene un carácter cíclico. Durante los años 2002-2003 hubo un pico significativo, que coincidió con un momento de gran crisis económico- social y después empezó a decrecer. Hubo un muy buen viento de cola desde el punto de vista social, vinieron cinco años de crecimiento económico y fueron acompañados por nuestra políticas. Por ejemplo, el número de emergencia 911. Antes del año 2004, no había manera de avisar que se estaba perpetrando un delito. Puede ser que haya subido porque éste es un momento de crisis social y también puede haber un debilitamiento en la estrategia de prevención...

—¿Usted cree que la seguridad de la provincia está debilitada?

—En la provincia se desactivó la Policía Buenos Aires 2, que era un arma de gran eficacia para combatir el delito en el Conurbano. Se abandonaron políticas consensuadas como la participación comunitaria, los foros. Cuando uno desarma eso y no pone nada en su lugar... O si cree que con concentrar de nuevo la Policía, hacer un proceso de reforma o devolver poderes va a conseguir resultados, yo creo que ahí se cometió un error. Y creo que esto alguna consecuencia tuvo.

—Ya nos comentó cuáles son las medidas suyas que usted considera buenas. Y siguiendo con su papel como ministro de Seguridad bonaerense, ¿qué autocrítica hace de su última gestión de tres años?

—A ver… autocrítica… Hay cosas que no podía manejar yo, que era la relación con los municipios y la renuencia de distintos intendentes a intervenir en temas de seguridad. En el caso de la Policía comunal, deberíamos haberla expandido y haber logrado que se generalizara más...

—Usted habla de la renuencia de los intendentes a intervenir en temas de seguridad. Así como los desarmaderos actúan en connivencia con la Policía, ¿no tienen también la complicidad de los intendentes?

—No me consta... Los intendentes no querían tomar la responsabilidad de conducir una fuerza policial. Algunos se pusieron la camiseta y fueron para adelante. Hubo otros que cuando vieron que era exitoso, pidieron adherirse. Y muchos otros intendentes prefirieron mantenerse distantes...

—Se lo pregunto de otra manera: ¿los intendentes del Conurbano bonaerense hacen todo lo que está en sus manos para combatir el delito?

—Algunos intendentes sí. Y hay otros que no tanto.

—Le pregunté por una autocrítica de su gestión como ministro de Seguridad, más allá de las duras críticas que le realizó a usted el ministro Carlos Stornelli...

—Fueron absolutamente desdichadas. Yo creo que este hombre está desesperado, sabe que el agua le ha llegado al cuello. ¿Qué hizo en dos años? No tiene nada, ni para mostrar. Estas críticas que hace ahora, ¿por qué no las hizo al principio, en vez de dedicarse a demoler lo que habíamos hecho nosotros? En el caso de él, hay un problema ideológico severo y pienso que prejuicios y vaya uno a saber cuántas otras cosas. Pero lo cierto es que no puede mostrar ninguna acción exitosa.