Aprobada, reglamentada y ya en marcha la exteriorización voluntaria de la tenencia de moneda extranjera en el país y en el exterior, este blanqueo plantea un escenario de optimismo para algunos. En la fila de los optimistas el primer anotado es el Gobierno, que ve al blanqueo como una fuente de financiamiento. Lo siguen algunos sectores, como la construcción y las energías renovables, que esperan recibir parte de los fondos ya que cuentan con un tratamiento especial. Por último están los miles (cuántos realmente es difícil decir) de argentinos que ahora dormirán tranquilos sabiendo que sus ahorros están seguros en la tierra que los vio nacer y al amparo de la Justicia argentina que los vuelve intangibles frente a cualquier intento desesperado de algún futuro gobierno que busque hacerse de ellos.
Otros, aunque no se oponen al blanqueo, no son tan optimistas ya que plantean que, de ser exitoso, el tipo de cambio se apreciará debido al fuerte ingreso de dólares. Para intentar evaluar esta posibilidad necesitamos responder varias preguntas: ¿cuántos dólares se van a exteriorizar, y de éstos, cuántos entrarán al mercado doméstico? Supongamos que se exteriorizan US$ 45 mil millones (los números aquí expuestos son puramente ilustrativos y no corresponden a datos oficiales) pagando el 10% de multa, y el 90% restante se mantiene depositado en las islas Seychelles. En este caso solamente habría un ingreso de US$ 4.500 millones. La segunda pregunta podría agruparse con la primera, pero sirve pensarla por separado: ¿cuántos dólares adicionales ingresan al país en comparación con los que hubieran entrado sin el blanqueo? Supongamos que el Gobierno necesita US$ 15 mil millones para pagar las cuentas y, de no existir el blanqueo, entonces recurre a los mercados de capitales internacionales emitiendo deuda. Siguiendo con el ejemplo anterior, si el Gobierno consigue US$ 4.500 millones, entonces deberá colocar deuda por US$ 10.500 millones. Si bien cambió la estructura de financiamiento, el ingreso de capitales sigue siendo de US$ 15 mil millones. Aclaro que con esto no quiero decir que el tipo de cambio no se va a apreciar debido a que ingresan estos fondos, simplemente estoy diciendo que en este caso el blanqueo no provocaría una apreciación adicional. También es perfectamente razonable pensar que el Gobierno saldrá a colocar los US$ 15 mil millones originales y, si consigue US$ 4.500 millones con el blanqueo, entonces aumentará sus gastos en un monto equivalente, en cuyo caso sí habría una apreciación adicional del peso.
En los ejemplos anteriores se analizó el caso en el que los agentes elegían pagar la multa de 10%. ¿Qué sucede si el mercado elige el llamado bono mágico? En este caso, para blanquear US$ 45 mil millones, tendrían que suscribir US$ 15 mil millones en este título, mientras que el resto podrían dejarlo en el exterior. Nuevamente, si los fondos que consigue el Gobierno con el blanqueo sustituyen y no se suman a otras colocaciones de deuda, no debería haber un efecto adicional importante. Por último, existe la posibilidad de exteriorizar los activos sin pagar multa suscribiendo a algunos fondos comunes de inversión destinados a actividades productivas. Si ésta es la modalidad predilecta de los inversores, entonces podríamos observar un impacto significativo sobre el tipo de cambio, ya que los US$ 45 mil millones se sumarían a los 15 mil originales que necesita el Gobierno, estimulando la demanda por bienes domésticos, a menos que las inversiones tengan un alto componente de bienes de capital importados.
Como hemos visto, el efecto del blanqueo sobre el tipo de cambio es difícil de predecir, ya que depende de muchos factores sobre los cuales no tenemos información. En algunos casos puede ser nulo, y en otros no. De cualquier forma, es algo que debemos seguir de cerca ya que la lluvia puede ser una bendición pero también nos puede inundar.
*Director del Departamento de Economía, Ucema.