Cuando un anuncio publicitario enfatiza los beneficios de un producto, aun forzando el límite de la verdad, no hace otra cosa que apuntar a un público consumidor, el cual, a veces, responde de manera afirmativa y otras tiende a rechazar lo que considera meros fuegos de artificio.
Con los titulares de los medios ocurre algo parecido. Sus editores tienden a apelar a la brutal simplificación (cito a Horacio Verbitsky) para pegar fuerte sobre el interés de los lectores; suele ocurrir que esa decisión perjudica al destinatario, porque lo induce al error; al personaje o institución mencionados en la nota, porque no merecen ese trato; y al medio, porque lo lleva a perder credibilidad, el peor de los pecados cuando se trata de mantener y acrecentar una audiencia cada vez más esquiva.
En los últimos tiempos, observo con bastante preocupación que esta tendencia se viene afirmando en PERFIL, y siento cierta frustración porque en reiteradas oportunidades expresé en estas columnas que títulos y contenidos deben ser congruentes, que no se puede ofertar en los primeros lo que los segundos no tienen, o tienen pero no como se los anuncia.
El pasado domingo, esa simplificación excesiva llevó a la sección Economía a cometer un error de apreciación que acabó por tergiversar el contenido de una nota. Fue en la página 22, cuyo título ofertaba “El mapa de intereses cruzados detrás del proyecto de ley ‘telco’” y se introducía en la ley Argentina Digital, todavía en estado parlamentario. La bajada de ese título era engañosa, o al menos capaz de inducir al error.
Decía allí que “Telefónica, investigada por Ciccone y la efedrina, retiene Telefe”. ¿Cuál fue el error? Decir que Telefónica es investigada cuando, en realidad, dos de sus empresas controladas, la de telefonía móvil Movistar y la de televisión abierta Telefe, han sido relacionadas con los procesos judiciales citados. El editor de Economía, Jairo Straccia, hizo su descargo en un mail que me remitió: “Se trató de un error mío en la edición del copete, donde en afán de sintetizar escogí el participio ‘investigada’ para unificar el vínculo de las dos causas que menciona la nota con la compañía. Quizá lo correcto hubiera sido decir que la empresa está ‘vinculada’ con esas investigaciones, que no es lo mismo que ‘investigada’. Ya se hicieron llegar las disculpas del caso a los involucrados, que quedan refrendadas en esta columna”.
Para una mejor comprensión de los lectores:
En su extenso texto de procesamiento de funcionarios y empresarios acusados de maniobrar ilegalmente con efedrina en relación con el narcotráfico (ver http://www.cij.gov.ar/nota-13761-La-jueza-Servini-proces--a-seis-imputados-en-una-causa-por-tr-fico-de-efedrina.html), la jueza María Romilda Servini de Cubría se quejó de que “la información suministrada por algunas empresas telefónicas fue brindada de manera incompleta o deficitaria (folio 120). Dedica casi quince folios a caracterizar los contactos vía celulares y teléfonos fijos de los imputados, critica con dureza la demora o ausencia de información en la que –asegura– incurrió Movistar ante sus requerimientos, y ordena en su parte resolutiva (punto XVI, folio 162) el allanamiento de las dos sedes de la compañía.
En cuanto a la causa Ciccone, la cuestión gira en torno a una supuesta reunión en un estudio de Telefe entre los dueños de la imprenta y el vicepresidente Amado Boudou. El expediente judicial completo puede ser consultado en http://www.cij.gov.ar/nota-13680-Caso-Ciccone--el-juez-Lijo-proces--a-Amado-Boudou-por-cohecho-pasivo-y-negociaciones-incompatibles.html. Dos detalles para facilitar la búsqueda: en la página 20 y siguientes se incluye la declaración del entonces directivo de Telefe Gabriel Blanco, y en la página 206 y siguientes, un cruce de llamadas vinculadas con el tema.
Otra simplificación. Había prometido ocuparme de otro caso similar, que divorció el título del texto que debió sostenerlo. Ocurrió el sábado 25 de octubre, cuando la portada del diario afirmaba que Máximo Kirchner sigue junto a Lázaro Báez el caso judicial que involucra a éste. El texto de la página 2 carece de las precisiones necesarias para hacer una afirmación tan terminante. Decir que Máximo y Báez mantuvieron reuniones –sin decir cuándo, cómo, qué se dijo en ellas– es poco más que nada.
Otra vez foto. Un lector marca un error más en un epígrafe de Cultura (Domingo 2). Cuando la equivocación se torna crónica, la cuestión se agrava. El lector tiene razón en quejarse. Sugiero a quienes editan Cultura extremar su atención en este tema.