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Caetano y otros argentinos

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Samba, funk, bossa nova, forró, axé, choro, MPB, sertanejo. Llena de ritmos y mixturas, con influencia europea y africana, la diversidad musical es una característica típica de Brasil. Pero la música que generó más admiración (y algo de envidia) en los primeros diez días de Mundial fue argentina.

El mismísimo Caetano Veloso, ícono de la música popular brasileña, se reconoció conmovido por los “grupos enormes de chicos de azul y blanco entonando cánticos lúdicos-bélicos con voces más parecidas a las de coro de ópera de las hinchadas italianas que a las guturalidades bárbaras de los ingleses”.

Caetano fue con su hijo menor Tom a ver Argentina-Bosnia al Maracaná. Después escribió en su Facebook que se emocionó con los estribillos de los argentinos y que esperaba respuestas brasileras pero que sólo escuchó el clásico “Olé olá, Bosniá” apoyando al rival de turno del eterno rival. “El Maracaná lleno de argentinos alentando era una belleza. Sentí la fuerza del sentimiento de nacionalidad que encuentra en el fútbol un canal de expresión sin vergüenza. Mis ojos se llenaron de lágrimas”, admitió Caetano.

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Los hits “Vamos, vamos, Argentina” o “Somos locales otra vez” entonados por más de la mitad de los 74.738 asistentes no se apagaron ni ante el “Penta, penta” de los locales, que hiere el orgullo y mata cualquier discusión futbolera.

El repertorio del “Maracanazo musical” incluyó el clásico “Brasilero, brasilero, que amargado se te ve, Maradona es más grande que Pelé” y el más moderno “Brasil, decime qué se siente, tener en casa a tu papá, te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar, que el Diego los gambeteó, que el Cani los vacunó, están llorando desde Italia hasta hoy. A Messi lo van a ver, la Copa que va a traer, Maradona es más grande que Pelé”. La respuesta más común fue el poco creativo “Buuu”, que también castigó a la presidenta Dilma Russeff, durante la ceremonia inaugural.

Telmo Zanini, periodista brasilero, salió del Maracaná  tan perturbado como Caetano y, además, preocupado por el escaso aliento que recibe la selección local como contrapartida. “El hincha brasilero no consigue alentar. No sabe qué cantar, no sabe qué decir. La única musiquita que tiene Brasil es aquella sin gracia de ‘Soy brasilero, con mucho orgullo, con mucho amor’. Es una música de vóley, de gimnasio. Los argentinos adaptan las canciones de los clubes para la selección. Tenemos que hacer lo mismo”, reflexionó.

El debate también está presente en las redes sociales. Los anfitriones no pueden entender cómo el resto de los países fazem a festa (“arman una fiesta”) en sus propias caras. Una preocupación que nadie recordará si Brasil llega al Maracaná el 13 de julio con algún ritmo para acompañar al prefijo “hexa”.

*Corresponsal en Brasil.