COLUMNISTAS

Cambridge enseña a motivar

Michael O’Sullivan dirige la unidad de la Universidad de Cambridge dedicada a realizar exámenes en inglés a estudiantes de todo el mundo. Advierte sobre la necesidad de no focalizarse solo en transmitir conocimientos formales. Los desafíos del aprendizaje.

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En su primera visita a la Argentina, y en el marco de la Conferencia English Speaking Scholastic Association of the River Plate (Essarpa), Michael O’Sullivan, director ejecutivo de Cambridge International Examinations, división de la Universidad que se encarga de armar los programas específicos para colegios bilingües, dialogó con PERFIL sobre los dilemas de la educación y cuál es la propuesta que implementa esta institución.
—Veo tres problemas. El primero es que a los chicos, muchas veces, no les va bien y se desmotivan. No se comprometen tanto con el proceso de aprendizaje y, entonces, dejan con un bajo nivel en la parte alfabética y de lectoescritura. Esto les genera dificultades en sus estudios y en sus trabajos. Otro problema son los alumnos que terminan exitosamente y, cuando llegan a la universidad, los profesores les dicen que están mal preparados. Mas allá de que tienen los conocimientos, no saben trabajar de manera colaborativa y les cuesta tener pensamiento crítico y analítico. Están preparados desde los contenidos, pero no desde las habilidades que se necesitan para continuar en estudios superiores. Y por último, son los que terminan sus estudios universitarios y les fue bien. Hace treinta años, eso era garantía de conseguirte un trabajo bueno y posiblemente, crecer dentro del mismo trabajo, y asegurarte, a la hora de jubilarte, una vida tranquila en cuanto a lo económico. Hoy en día, un certificado universitario no lo garantiza. Los jóvenes tienen dificultades en conseguir trabajo que les permita cubrir sus necesidades.
—¿Cuál es la propuesta de la Universidad de Cambrigde?
—Lo que hacemos es enfocarnos en que los alumnos se mantengan interesados en lo que están aprendiendo, hay que motivar a los alumnos más allá de los contenidos. Es prepararlos en las habilidades que son del siglo XXI, que tienen que ver con colaboración, con comunicación efectiva y con pensamiento crítico y analítico, entre otras. Son herramientas no académicas que Cambrige tiene incorporadas a su plan de estudio, a cierta temática. En tu propia lengua, en inglés o en cualquier materia que los chicos estén estudiando. No es que no se les presta atención a los contenidos sino que para hacer cualquier actividad, para resolver un problema matemático, para escribir un ensayo, se necesita el conocimiento de los hechos que sustentan lo que vas a escribir y las habilidades que lo acompañen para expresarlo del modo adecuado a la situación. Entonces, estas habilidades son transferibles a las diferentes aéreas temáticas. Lo que Cambridge hace es responder a la demanda de las diferentes instituciones, tanto escolares como universitarias, de diferentes países. Y es que los conocimientos que uno va adquiriendo a través de la educación y del tiempo son contenidos que uno termina olvidándose, pero lo que uno no se olvida son las habilidades, que le fueron transmitidas y enseñadas para que ese conocimiento pudiera ser aprehendido. Más que una revolución, es una evolución en la mirada de cómo tiene que ser la educación.
—¿Qué habilidades potencian?
—Una de las habilidades más importantes es evaluar la información de manera independiente, sopesar el valor de la información, que sea real y confiable. Hoy, por tantos medios, estamos cargados de una enorme cantidad de información, mucha de la cual no nos revela los datos que necesitamos tener, y nos distrae. Nosotros, como consumidores, somos bombardeados por medios que nos dicen qué tenemos que comprar. Hay que tener una manera de seleccionar todo y tomar decisiones inteligentes. Otra es preprarar personas con buenos juicios y que sean consistentes en sus actitudes y discursos. Por ejemplo, en los rubros de dirección ejecutiva, tanto compañías como gobiernos tienen dificultades en encontrar este tipo de cargos ya generenciales que puedan manejar las cosas críticamente. Estas son habilidades que tienen que estar incluidas en el aprendizaje de los chicos desde sus años de escuela primaria.
—¿Cómo surge este interés por prestar atención a las habilidades que manifiestan los alumnos?
—Nosotros somos parte de la Universidad de Cambridge y tenemos el feedback de esta casa y de otras universidades de todo el mundo, y les preguntamos qué es lo que les falta a los alumnos para que les vayan bien en la universidad. Lo común es que les faltan las habilidades para hacer un pasaje de sus estudios lo más tranquilo y con más y mejores resultados. Así, nuestros alumnos empiezan con una ventaja sobre quienes no han tenido esta preparación. Por ejemplo, alguien que va a estudiar Ciencia llega sabiendo preparar un experimento, analizando la información, es decir, con habilidades que otros  recién tienen que aprender en la universidad. Lo mismo que en Humanidades, quienes llegan a las universidades ya están capacitados para escribir un ensayo con argumentos que lo sustenten mientras que otros lo tienen que aprender.
—¿Cuál es la actitud de docentes y alumos?
—Para los docentes es un desafío que hay que atreverse a tomar. Aquellos que lo hacen encuentran que, de pasar a tener un aula donde algunos alumnos están prestando atención y otros mirando por la ventana o jugando con los celulares, pasan a tener una con alumnos que están comprometidos con lo que está sucediendo, interesados; se modifica lo que está sucediendo adentro del aula.
—¿Qué falta?
—Preparar alumnos para la universidad no es suficiente. Hay que prepararlos para la vida; hay que cumplir con objetivos, pero no sólo en lo académico. En lo que hace a educación, nunca es suficiente. Un buen docente siempre cree que puede mejorar y un buen alumno cree que puede haber aprendido más. Es un proceso
dinámico.