COLUMNISTAS
La gobernabilidad del g-20

China adelanta su papel mundial

La reunión del G-20 en Washington establece las líneas fundamentales de una nueva estructura de gobernabilidad global, tras la agudización de la crisis financiera estadounidense y el sumergimiento de la tríada del capitalismo avanzado (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) en una recesión con características deflacionarias.

|

La reunión del G-20 en Washington establece las líneas fundamentales de una nueva estructura de gobernabilidad global, tras la agudización de la crisis financiera estadounidense y el sumergimiento de la tríada del capitalismo avanzado (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) en una recesión con características deflacionarias. La contracción de la economía alemana por dos trimestres consecutivos (segundo: 4%; tercero: 5%) sumerge al bloque europeo en una situación recesiva, y confirma para la tendencia adelantada por Italia, España, Francia e Irlanda. Mientras que Japón está sumergido en la recesión desde el segundo trimestre del año, y se reencuentra con la destrucción de precios que experimentó entre 1996 y 2005, cuando descubrió la deflación sistemática dentro de la depresión estructural que atravesó durante trece años.

La contracción en los Estados Unidos comenzó el 18 de septiembre con la caída de Lehman Brothers y la nacionalización de AIG, cuando cesó el flujo interbancario y desapareció virtualmente el crédito al consumo. Desde la tercera semana de ese mes, las ventas de automotores cayeron un 43%; y los estadounidenses dejaron de utilizar las tarjetas de crédito, cuyo uso se redujo un 40%. Dijo Henry Paulson, secretario del Tesoro: “Los mercados de tarjetas de crédito, préstamos para automotores y estudios universitarios se han paralizado”.

También comenzó allí un proceso deflacionario de destrucción de precios, que, no obstante su agudeza, no compensa ni incita a revertir la extraordinaria restricción del gasto. Desde entonces, los estadounidenses gastan sólo 60%de sus ingresos y ahorran 40%. Entre 1950 y finales de los 80, gastaban 90% y ahorraban 10%, pero a partir de 1991, el nivel de gasto fue 99%y el ahorro del 1%.

La tríada del capitalismo avanzado representa 60% del PBI mundial, medido en dólares constantes, y los países emergentes, encabezados por China, son el 40 por ciento restante. Si se mide en capacidad de compra doméstica (PPP), la relación es 50 y 50.

La mitad emergente no está hoy en recesión. En los primeros seis meses del año, China ha crecido 9,9%, dos puntos menos que el año anterior, con una fuerte desaceleración en el tercer trimestre, en que el producto aumentó 9%, con caídas en la construcción, demanda de acero, consumo de electricidad, venta de automotores y viajes aéreos. En los primeros meses del año el PBI industrial creció sólo 8,2%, menos de la mitad que en 2007, y el menor nivel en siete años.

El FMI estima que el PBI chino crecerá 9% en 2008, o quizás algo más. La razón de esta previsión es que el auge de las exportaciones se mantiene en los niveles históricos, con un aumento del 21% en los primeros 10 meses del año, superior en dólares al 26% de incremento que tuvieron en 2007. También el PBI per cápita ha aumentado en ese período 10% en las áreas urbanas y 14% en el sector rural.

El FMI estima que la economía mundial crecerá sólo 2,2% en 2009; también que China tendrá un auge de 8,5% en ese período. Deduce el organismo internacional que el crecimiento de China representará la mitad del incremento del PBI mundial de 2009. Los países emergentes fueron responsables del 80% del crecimiento de la economía mundial en 2007. China fue el motor que arrastró 27% de ese auge. En 2009, sería responsable de la mitad de la expansión internacional.

La agudización de la crisis financiera y el sumergimiento de la tríada del capitalismo avanzado en la recesión adelantan el papel decisivo de China en el escenario mundial. Dijo Kevin Warsh, del directorio de la Reserva Federal, tras advertir la situación recesiva del G-7: “Somos testigos de una revalorización fundamental de todos los activos en todas partes del mundo, y el establecimiento de una nueva estructura financiera internacional que refleje este hecho es la respuesta política esencial al más grande desafío económico de nuestro tiempo”.

Esta “nueva estructura financiera internacional”, en un mundo de flujos y transacciones, no de territorios –esto es, en la fase de globalización de la acumulación capitalista–, es un nuevo orden mundial que asume las características de un sistema de gobernabilidad global, cuyos principales protagonistas son los actores de esa economía de flujos. Por eso el G-20 es el primer paso de una nueva plataforma de gobernabilidad global que constituyen, por un lado, Estados Unidos (más Europa y Japón); y por el otro, China, acompañada en un segundo escalón por India, Rusia y Brasil. En los momentos de crisis, se revelan las líneas fundamentales del futuro.