COLUMNISTAS
nueva policia

Ciudad de Rastis

Rafaelspregelburd150
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La flamante Policía de la Ciudad no tiene comisarías. Tiene escuelas, patrullas, uniformes, afiches, pero no un espacio propio donde acomodar las denuncias, las armas, las máquinas de escribir. Me acabo de enterar. A mí, se ve, igual que al jefe de Gobierno, no se me había ocurrido chequear este detalle: ¿dónde ubicar las comisarías en una ciudad colapsada, donde ni siquiera se terminaron de abrir todos los CGP? En mi barrio de Almagro, el local prometido al CGP viró a supermercado chino, y la descentralización funciona pero en modo centrifugado: nos siguen atendiendo de prestado en Caballito, pero el supermercado es práctico, si bien ya había otros en la cuadra. ¿Qué obseso demonio está armando esta ciudad con Rastis repetidos? Así que parece que las comisarías se instalan en centros culturales y bibliotecas.

Imaginé, asustado, cursos de mimo o alfarería conviviendo obscenos con actividades policíacas. Pero para mi tranquilidad, los centros culturales y bibliotecas en cuestión se cerraron de cuajo para dar paso a la precisa ciencia de la policía. No oigo las quejas.
No voy a analizar el signo ni su impacto representativo en la vida en comunidad. Tampoco abrevaré en la ingenuidad de denunciar el hecho. Haré algo peor. Me anticiparé a los lectores y les daré la razón: ¡los vecinos han votado este programa! Los vecinos –que tal vez jamás hayan usado la biblioteca del barrio– probablemente prefieran una comisaría y no un lugar donde prestar libros, que también pueden bajarse de Internet en cuanto sientan la urgente necesidad de releer a Lugones o a Philip Dick.
La gente quiere seguridad. Y los libros y los cursos y los hobbies no les estarían ofreciendo ninguna. No es fatalidad.
Es un signo de los tiempos.
Y son tiempos de mierda.

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