En estos días, que en todos los ámbitos a diario se habla sobre el presupuesto para las universidades públicas, vemos que el tema escaló y se extiende a la educación pública, porque son temas que están totalmente asociados. Si comparamos cuando el gobierno nacional quitó el apoyo a las provincias para el incentivo docente, la reacción de reclamo de la sociedad fue importante, pero no perduró y se esfumó relativamente rápido. Por el contrario, la reacción ante el corte a la financiación de las universidades públicas es diferente, se afecta los intereses de los protagonistas, los estudiantes universitarios y también, pero en menor medida a los docentes. Los estudiantes viven esto como una agresión directa, los despertó y movilizó, porque está peligrando el futuro de sus casas de estudio. Fueron ellos los que motorizaron la reforma universitaria que significó un gran cambio, no solo en la universidad argentina, sino en toda América Latina e inclusive se extendió a otros continentes. Quiere decir que este despertar de los estudiantes universitarios no es algo que se puede ignorar y menospreciar. Esto es un mensaje para el gobierno nacional, que incluye a muchos de sus votantes que a esta altura deben estar considerando la continuidad de su apoyo. Esto se vincula con otro tema que está también siendo un tema recurrente en la opinión pública que es la crisis de la salud, con la falta de médicos y profesionales. La pérdida de médicos pediatras y la falta de candidatos a cubrir las plazas de su formación en las residencias médicas fue un llamado de atención que ya se extiende a otras especialidades. En estos días eclosionó la falta de cardiólogos, una especialidad muy avanzada y bien considerada en nuestro país y que nos remite a pensar en el doctor René Favaloro y su gran reconocimiento. ¿Qué está pasando? Es evidente que esta pérdida de médicos y especialistas se acompaña de medidas por parte del Ministerio de Salud como la reacción frente al cambio del directorio del Hospital Garrahan, integrado por especialistas muy renombrados, reacción que se basó en un aumento salarial por una sola vez al personal adoptado por el directorio, para paliar la baja remuneración que hace peligrar su permanencia en el Hospital e incluso en el país. El tema salarial en los hospitales públicos no es un tema menor, que sumado a la pérdida de la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en los hospitales públicos en la medida que estos no pudieron sostener la actualización de su equipamiento y la capacidad de ser pioneros en calidad de atención, favorece la pérdida de médicos y profesionales. Esto sumado a este ataque al presupuesto universitario contribuye a que se pierda capital humano en salud y también en otros campos. Esto que el gobierno nacional valora porque quiere destruir el Estado, como lo definió claramente en la campaña electoral, lo está efectivizando.
El tema es si esto que el Gobierno está ejecutando según su plan, coincide con lo que valora la mayoría de la sociedad. Si bien el Gobierno justifica el acuerdo social en su éxito electoral por el 56,5% que lo votó. Llaman la atención algunas encuestas, como la reciente de Zuban Córdoba en septiembre que midió la opinión frente a los dichos del Presidente. “Los pobres no llegan a la universidad“, a través de evaluar en qué medida están conformes o no, con algunas instituciones. El resultado fue que las universidades públicas son las más valoradas: 71,5% de los encuestados. Le siguen y muy cerca la salud pública con el 71,2%. Esto evidencia que la educación pública y la salud pública son altamente valoradas por la sociedad. Esto es una llamada de atención para el gobierno nacional y también para el resto del arco político. ¡¡¿La gente valora esto que se está destruyendo?!! Por eso los estudiantes de las universidades públicas no están solos, los acompaña la mayoría.