Uno de los libros más delgados que he leído recientemente es un ensayo sobre la confianza en las noticias del público (Supongo que el libro más finito del mundo será un estudio de la responsabilidad de los políticos argentinos hacia quienes los votaron.) El ensayo sobre el público y las noticias, publicado por el Instituto Reuter de Estudios de Periodismo de la Universidad de Oxford (Public Trust in The News, 46 págs.), fue escrito por tres estudiosos de la Universidad de Leeds, Inglaterra (Stephen Coleman, Scott Anthony, David Morrison). La labor consistió en hacer la pregunta de confiabilidad de la información periodística a una serie de grupos sociales. El resultado no es alentador. Los encuestados dijeron que muchas veces la noticia era presentada como si fuera para consumo de núcleos de entendidos y menospreciaba la inteligencia del lector.
Los estudiosos recomiendan a los periodistas “conectar” al público con la noticia. Por ejemplo, explicar amplia y correctamente la función de instituciones públicas que están en la noticia. También se recomienda la precisión en la cobertura del desarrollo de un acto electoral. Muchas veces los candidatos son secundarios a los temas y contenidos que se votan. Algo que hay que tratar con cuidado es la cobertura de costumbres sociales. Lo importante de “informar” es no “caricaturizar” ni ridiculizar a las personas cuya acción, sea la que fuere, o actividad social es tema de una nota. La representación inadecuada o insuficiente de una realidad social es lo que más impacta en los consumidores de periódicos y donde más pueden sentirse ofendidos.
El breve pero valioso texto de estudio termina advirtiendo que el periodismo debe estar siempre atento a las relaciones entre diferentes comunidades, muchas veces muy próximas físicamente pero separadas por enormes muros de incomprensión y resentimiento. Obvio que esto está en la raíz de todo racismo o prejuicio sectorial.
*Ombudsman de PERFIL.