Hasta el cuarto trimestre del año pasado el salario real fue creciendo y hasta le ganó al aumento de los precios; lo que explica que no haya impactado negativamente en la performance electoral del oficialismo. Sin embargo, luego, la inflación creció mucho más rápido que los ingresos de las familias, repercutiendo en su capacidad de compra y, también, de enfrentar sus deudas. Esto comienza a observarse ahora con atrasos en el pago de cuotas de créditos y de saldos de tarjetas. No es de extrañar que también se encuentren cambios en los hábitos de consumo de los argentinos.
Pero la inflación no fue lo único que creció: también lo hizo la pobreza, ocultada por las cifras apócrifas del INDEC intervenido, y es por ello que no resulta extraño que sean los de menores recursos los más comprometidos a la hora de poder pagar sus créditos.
A esto hay que sumarle otro ingrediente. La dinámica de los créditos también se desaceleró. La incertidumbre política generada por el Gobierno ha vuelto más cauto a los bancos, que buscan mayores niveles de liquidez para poder responder a cualquier eventual retiro masivo de depósitos. Hay que recordar la mala experiencia reciente del sistema financiero al respecto, por lo que es lógico que, al mismo tiempo, redujeran su predisposición a prestar.
Esto impide a las familias conseguir recursos para incrementar su stock de deuda para pagar los vencimientos de lo tomado anteriormente sin reducir el nivel de consumo.
Muestra de todo lo anterior es que en abril el monto de créditos al consumo creció cerca del 55%, cuando hasta el año pasado, lo hacían por arriba del 60 % anual. La tasa de crecimiento del mes pasado, respecto de la de abril de 2007, es similar a la alcanzada a finales de 2004, cuando el dinamismo de estos préstamos recién comenzaba a recuperarse de la crisis.
La consecuencia de esto y del crecimiento de las expectativas inflacionarias golpea fuertemente al consumo; las familias comienzan a restringirlo para hacer frente a las deudas que tienen y ante la posibilidad de que sus ingresos sigan perdiendo poder adquisitivo.
* Economista y director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA-Eseade)