Desde 1998 hasta que asumió Nestor Kirchner como presidente, pude entrevistar en una decena de oportunidades a su esposa, Cristina. Siempre fue en el marco de mi programa de televisión por cable llamado Le doy mi palabra. Con la presidenta electa a horas de asumir, se multiplica el interés por conocer su pensamiento más genuino. Por eso fui al archivo y edité las imágenes mas polémicas, interesantes y representativas que se emitirán en dos programas especiales los martes 11 y 18 de diciembre a las 23 por Metro –Nº 13 en la grilla de Cablevisión–. Sus definiciones y situaciones más reveladoras fueron volcadas en este texto, que es un verdadero anticipo para los lectores de PERFIL y que puede ser útil para tener más certezas acerca de quién nos gobernará por cuatro años.
Escena 1
Octubre de 1998. Cristina está en el mejor de los mundos. En su lugar en el mundo. Envuelta en un finísimo sacón de gamuza, toma el té en la Hostería Los Notros. El aire que se respira es de una pureza increíble y como telón de fondo, el Glaciar Perito Moreno, la fuente de energía de los Kirchner que ningún científico pudo explicar cómo es que avanza en lugar de retroceder, como lo hace el resto de los glaciares. ¿Habrá que hacer una lectura política de este fenómeno de la naturaleza? La entrevista tiene como tema central el diferendo con Chile por los Hielos Continentales.
Ella dice: es la teoría del cinismo en la política argentina. Se tiene una posición en el llano y se tiene otra posición cuando se está por acceder al poder. El dictamen de minoría del Frepaso y la UCR en 1996 decía lo mismo que sostengo yo. Pero el ’99 les hizo “revisar” algunos conceptos y ahora coinciden con la Cancillería. Es raro, ¿ no? Quien condenó tan fuertemente la política exterior argentina en el tema de las relaciones carnales, en el contrabando de armas y en la actitud sobre Malvinas es raro que tenga confianza en la Cancillería en este único tema.
Con ironía hacia Chacho Alvarez y sus seguidores, se hacía una gran pregunta que en varios temas algunos le quieren hacer ahora a ella:
—¿Será posible tener un discurso unívoco más allá de si estamos en el poder o en el llano? Porque si no, vamos a estar condenados eternamente a escuchar a los dirigentes con doble discurso. Ese otro desafío de la política argentina.
Escena 2
Junio del 1999. La escenografía es un bar dentro de un estudio de televisión. Federico Storani está en una mesa y ella en otra muy cercana.
El periodista recuerda que allá por los calientes setenta él era líder de la Franja Morada y presidente de la FUA, y que ella era militante de la Juventud Universitaria Peronista y pregunta: “¿ Ustedes se conocían de la Facultad de Derecho de La Plata?”.
Storani contesta: “Ella es mucho más joven que yo”.
Cristina devuelve: “Si no decía eso lo mataba. Es uncaballe”.
Storani: “Sí, nos conocíamos”.
De pronto empiezan a discutir sobre el extraño acuerdo que hizo la Alianza en Santa Cruz:
Ella dice: “Storani quiere explicar lo inexplicable por la ley de lemas pero lo cierto es que hacían caravanas por el centro de Río Gallegos los menemistas con Arturo Puricelli, los frepasistas y los radicales. Parecía digno de García Marquez”.
El interrumpe, mordiendo las palabras: “Vamos a ponerle un poquito de picante, ya que ella quiere decir algunas cosas… Es la misma sensación que me producen los Kirchner cuando denuncian las consecuencias sociales del modelo y están con Cavallo y con Duhalde”.
Ella frunce el ceño, se tira para atrás con las dos manos el cabello que le cae sobre la frente en un gesto que aún conserva , levanta su ahora célebre dedito y dice: “No me hagas desvirtuar mi elogio de caballero. Porque me has interrumpido… Otra vez la diferencia entre lo que se dice y lo que se hace. En Buenos Aires están contra el menemismo y en Santa Cruz… donde no hay una filial japonesa de la Alianza fueron con los menemistas y no con cualquier menemista, con el que fue segundo de Barra en la administración de Aeropuertos, con quien privatizó el Correo y con quien pintó todo Río Gallegos diciendo : ‘Menem 99’. Hay que bancarse los costos de un error político y hacerse cargo”.
Storani, con miles de asambleas sobre la espalda, chicanea: “Pero apoyan a Duhalde, que tiene un doble discurso”.
Cristina vuelve a la carga: “Hay un esfuerzo permanente de la oposición en decir que Duhalde es igual a Menem. Viven machacando sobre lo mismo. En principio, si fueran tan iguales no tendrían tanta necesidad de machacar sobre esta cuestión. Pero, además, me parece que la política del gobernador Duhalde, su negativa a estatizar –comete un pequeño furcio porque es la negativa a privatizar– el Banco Provincia de Buenos Aires cuando desde todos los sectores del establishment, el FMI y el propio Cavallo cuando era ministro de Economía exigían la privatización. Entonces, la decisión política de Duhalde de decir que el Banco queda en la órbita del Estado hace una diferencia política muy fuerte. Y además se podrá discutir si hay clientelismo o políticas universales o focalizadas o asistencialismo pero nadie puede discutir que Duhalde tiene la decisión política de no mantener al Estado ajeno a la cuestión social y la pobreza en Buenos Aires. Eso es indiscutible”.
Storani intenta meter –otra vez– el dedo en alguna llaga: “¿Y la mejor Policía del mundo?”.
Cristina ni lo mira y casi sin escucharlo se dirige al conductor del programa y contesta de inmediato: “Te voy a contar algo, Alfredo. El tema de la Policía fue una de las cosas que más me movilizó para estar con Duhalde. Y el tema de Yabrán. Yo soy nacida en La Plata y la Policía no es corrupta desde que Duhalde es gobernador. Viene de lejos. La Bonaerense sirvió de apoyatura a todo el organismo represor de Camps, a lo que hay que sumarle lo que siempre hicieron en materia de juego y prostitución, y todo el mundo lo sabía. Pero ningún dirigente político se atrevió a meterse con este tema. No porque fueran cómplices, no, eso no lo creo. Porque tenían temor. Son organismos de seguridad que han desarrollado una cierta lógica que está por afuera de los controles civiles. Sin embargo, Duhalde tuvo la valentía de enfrentar el problema y empezar con la reforma”.
Breves comentarios sin mala intención. No se intenta respaldar la teoría TVR de Diego Gvirtz de que nadie resiste un archivo. Se quiere dar más información para que se puedan sacar las mejores conclusiones de los cambios lógicos y razonables de pensamiento que muchos dirigentes tienen según sople el viento: Arturo Puricelli, ese menemista impresentable, ahora es funcionario de Kirchner en…………. Storani atacaba a Duhalde, que luego fue el mentor del acercamiento de la UCR de la provincia de Buenos Aires y el justicialismo. Cristina, que defendía tanto a Duhalde, luego lo vinculó al Padrino de Francis Ford Coppola, y con su marido se encargaron de tirarlo por la ventana de la historia y finalmente, Cristina, hábil declarante, defiende la valentía de Duhalde para no privatizar el banco de su provincia que ellos, los Kirchner, en Santa Cruz sí privatizaron.
—Yo voté en contra de la privatización del Banco Hipotecario Nacional, era senadora. Pero se pudo aprobar porque faltaron diputados radicales para compensar a los peronistas que votaban en contra.
—Eso es una gran mentira –dice Fredi.
—Es verdad. Tengo el recorte de Ambito Financiero, que publicó la lista.
—El diario más mentiroso, el diario de la derecha.
—Si los radicales hubieran estado, nunca se hubiese privatizado el banco.
Para salir de la discusión, que a esa altura encimaba las palabras, el periodista pregunta sin anestesia a Cristina:
—¿ Y cómo le cae que Julio César Aráoz sea el jefe de campaña de Duhalde?
—Bueno… yo nunca estuve con Julio César Aráoz. Si yo pudiese elegir en mi partido a todos con los que yo me llevo bien o con los que me siento identificada. calculo que Fredi tampoco se debe haber sentido muy bien con Leopoldo Bravo sentado al lado de De la Rúa o con Ulloa de Salta. Convengamos que Aráoz siempre militó en el PJ… pero es muy difícil, Alfredo, en serio, sin chicanas, es muy difícil, sobre todo en un partido mayoritario, tener un espacio político y que desde la primera hasta la última de las caras visibles o de la gente que milite me guste, pero no me gusta hacer nombres propios.
El programa cierra con el periodista rescatando la riqueza y la franqueza del debate entre dos cuadros políticos que están tan ligados al pensamiento y a la conducción de la campaña electoral de De la Rúa y de Duhalde.
Escena 3
Abril de 2001. Otro bar como escenografía televisiva. Estaba ubicado en el viejo teatro El Picadero, que ahora quieren derrumbar y que fue incendiado por las grupos prodictatoriales durante la gesta de Teatro Abierto. Otro radical se cruza con Cristina Fernández de Kirchner. Es un íntimo amigo del presidente Fernando de la Rúa, el senador nacional José María García Arecha. La pregunta disparadora de la charla era sobre la mejor actitud que debe tener un dirigente político opositor apenas asume un gobierno de otro signo. ¿Se debe acompañar la renovada esperanza de la gente o pincharle el globo marcando los errores que comete o que está por cometer. Bien de actualidad el tema. Sólo que ahora la inminente presidenta es Cristina, pero en aquel momento decía:
—En principio, lo que no debe hacer un político es mentir. Esto es central. Una cosa es tirar pálidas y decir que todo va a ir mal y otra es mentir y decir que todo va a ir bien y que vamos a estar mejor. Es verdad que la gente tiene esperanzas en el nuevo gobierno pero al mismo tiempo no percibe que su situación haya mejorado concretamente. La gran responsabilidad que tenemos los legisladores es analizar cada caso y oponernos a lo malo, no importa quién lo proponga. Me ha tocado oponerme a leyes de mi propio gobierno. Yo tuve muchas diferencias con el gobierno anterior, que era el gobierno de mi partido, usted lo sabe Leuco. No creo en eso de apoyar todo lo que propone mi partido y oponerme a todo lo que proponen los otros. Creo que no hay que andar tirando pálidas pero tampoco se me puede exigir que mienta, que diga algo que no piense o no sienta. Eso no lo voy a hacer. Cuando Machinea propuso el impuestazo o la reducción salarial del sector público, yo decía que eran medidas claramente recesivas o que iban a profundizar la recesión. ¿ Cómo hacía para no pincharle el globo a la gente en ese momento? ¿Tenía que decir que eran medidas correctas? Ahora tampoco quiero que le vayan mal las cosas a Cavallo. Pero no quiero porque soy argentina y si querés, por una cuestión mas egoísta: yo soy opositora a nivel nacional pero oficialista en mi provincia. El PJ tiene 14 administraciones que dependen de la suerte del país y la recesión prolongada es un tema grave. Si bien mi provincia tiene uno de los índices de desocupación más bajos, hay otras con graves problemas.
Se viene el final del bloque y hay apuro por terminar. Pero Cristina tiene atragantado algo que le dijo García Arecha y no puede con su genio pese a las señales de que hay que redondear .
—La gente no quiere que los políticos utilicen el tiempo para pelearse pero le quiero contestar un par de observaciones sobre lo que dijo García Arecha: nadie más que el gobierno hace campaña permanente. El blindaje se presentó como que era la solución a todos los problemas, había gigantografías, carteles… ustedes… ahora no me interrumpa.
—La gente quiere que el gobierno gobierne y nada más –intenta cerrar García Arecha con la última palabra.
—Sí, por eso tuvieron que llamar a Cavallo –retruca ella, mientras su adversario respira.
—No me interrumpa usted ahora.
—Ustedes han concebido el gobierno como una gestión de propaganda, los afiches de la maldita cocaína, los del blindaje... y no se han dedicado a gobernar.
—El gobierno justicialista gastó fortunas en propaganda y con gastos reservados durante 10 años. La SIDE gastaba 350 millones de pesos por año y ahora gasta 150, y lo gastaba en propaganda y a veces indirecta, que es lo más grave.
—Yo no lo interrumpí. Yo no le estaba hablando de los montos, le hablo de la concepción de un gobierno como una acción de propaganda permanente. El gobierno nos llenó de frases. Competían con Jorge Newbery en quién nos inflaba el globo más grande, y ese voto contra Cuba...
—Ricardo Lagos, el presidente de Chile y la figura socialista más importante de America latina, votó junto a la Argentina.
—Es una verdadera vergüenza el voto a Cuba porque es un país que fue solidario con nosotros en Malvinas y es un gesto de subordinación absolutamente innecesario en un mundo donde hasta Rockefeller y Kevin Costner –por nombrar dos personajes absolutamente paradigmáticos– se entrevistan con Fidel Castro, nuestro canciller no se dignó a recibir al embajador de Cuba en la Argentina. Una verdadera vergüenza.
Llega la cortina musical que baja el telón en forma abrupta mientras Cristina sigue muy enojada.
Escena 4
Agosto del 2000. Litto Nebbia está dispuesto a hacer maravillas con los teclados y Graciela Romer escucha con atención a Cristina:
—La gente del Frepaso instaló en la sociedad que todo lo que a la gente le faltaba en educación, salud, trabajo y salario era básicamente por un problema de corrupción menemista. Eso fue funcional para la Alianza, que se permitía cuestionar los resultados sin cuestionar el fondo del modelo. No denunciaron la más formidable transferencia que se recuerde del sector público al sector privado. Por eso el establishment no atacaba a la Alianza y de paso servía para explicar el fracaso del gobierno anterior poniendo el eje en una cosa tan rechazada como es la corrupción. No condenaron el modelo, que no es sólo económico sino político: es el ingreso totalmente acrítico y sin proyecto propio a la globalización, que es inevitable como la lluvia. Pero ante la lluvia yo puedo salir con paraguas o con piloto. No se puede salir asi nomás… Ahora dicen que si el gobierno fracasa y no tiene corrupción es por culpa de la ineficiencia. Es otra gran coartada para no criticar lo profundo del modelo. Es verdad que la corrupción y la ineficiencia agravan los problemas estructurales que tiene este modelo... pero se puede ser eficiente y honesto y la distribución del ingreso no va a mejorar. Y éste es el verdadero problema de la Argentina.
—¿Se puede decir que hoy usted está alineada en las tropas políticas de Ruckauf y Duhalde?
—Nunca estuve en ninguna tropa. Aparte, esa palabra denigra la condición de militante, como si uno fuera... es una palabra que particularmente me enferma como si uno fuera susceptible de integrar grupos que van para acá o para allá.
—¿Son ciertas todas las denuncias sobre las coimas del Senado? Usted conoce el paño. Se lo pregunto porque Alfonsín ha dicho que está dispuesto a abandonar la política si eso se confirma…
—Yo fui senadora. Le digo a Alfonsín que se cuide porque yo creo que todavía le puede aportar mucho a la Argentina. Yo lo dije en la sesión. Está en la versión taquigráfica: no tengo pruebas, sería una irresponsable si digo eso. Pero a fuerza de ser sincera digo que tengo fuertes sospechas de que esto ocurrió. Me quedan muy pocas dudas de que esto realmente existió. Es inexplicable el apoyo a una ley que ni siquiera Menem pudo obtener. Es una mancha muy fuerte al sistema institucional argentino. Sería mentirosa y falsa –que no lo soy– si dijera: “Ay, no sé qué pasó, yo me retiro de la política”. Yo no me voy a hacer la estúpida. Yo siempre creí que cuando me separaron del bloque era por disidencias. Pero ahora, con una perspectiva más alejada de aquella situación, creo que no querían testigos. Es muy lamentable pero yo tengo que ser absolutamente sincera y decir lo que pienso. Esa ley es inexplicable.
Escena 5
Marzo de 2000. Hay una rosa roja en cada mesa porque es el Día Internacional de la Mujer. Cristina comparte el programa con la voz tanguera de María Volonté y con Martha Oyhanarte y María Pimpi Colombo, que en ese entonces estaban en plena elección interna porteña, una en las listas de Domingo Cavallo y la otra en las de Gustavo Béliz. Es curioso observar que hoy las dos están en el gobierno de los Kirchner. Cristina argumenta:
—A más de 5 meses, nadie se hace cargo de la derrota electoral. Nadie pretende un harakiri pero por lo menos un espíritu crítico. Saber cuáles fueron los motivos de la derrota no como un ejercicio sadomasoquista sino para corregir errores. El 24 de octubre se perdió y ahora el poder está en los gobernadores no sólo por una cuestion territorial sino por la responsabilidad que tienen en la construcción de la gobernabilidad en sus distritos y en el país.
—¿Qué pasa con la credibilidad de los dirigentes?
—Yo siempre digo que hay dos cambios que desacreditan mucho a la política: los de patrimonio y los de opiniones.
—Y los de estado civil.
—No me meto en la intimidad… ja ja.
—Usted ha tenido afinidad política e ideológica con Cavallo y con Béliz; es más, trabajó con ambos… ¿A quién votaría en la interna si tuviese que votar en Capital?
—Es una pregunta que no te voy a responder. Tengo amigos en todos lados, incluso en la lista de Irma Roy, que también está por presentarse. Cuando el partido fue intervenido y Béliz fue por afuera, lo apoyamos, pero porque era una situación especial. Pero ahora soy militante de otro distrito y creo que todos tienen méritos, Cavallo, Béliz, Irma... no me obligues a definirme.
Escena 6
Noviembre de 1999. Está vestida de blanco. Elegante. Detallista. Seductora.
—¿Cómo le cae Aldo Rico como ministro de Seguridad de Buenos Aires? No es su distrito pero es el justicialismo, su partido.
— A mí, Rico personaje no me gusta. Si yo fuera gobernadora, no lo pondría . Pero lo cierto es que el gobernador es Ruckauf y tiene derecho a armar su gabinete. Y que Rico me guste a mí o no… Lo plebiscitó el 60% de la población de San Miguel después de 4 años de gestión. No me inclino por la postura sociológica de que todo es culpa de la situación económica y tampoco por la otra que es meta bala, mano dura, más penas. Sólo dan explicaciones parciales al problema. La gente está reclamando una respuesta seria al problema de seguridad.