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Cuando el kirchnerismo pierde en Provincia

Los electores votan o se movilizan en contra de los gobiernos, motivados por sentimientos generados por una red de sensaciones y contactos directos que no tienen que ver con análisis racionales. Como analizó Fukuyama en las elecciones norteamericanas del año pasado, juegan mucho las identidades y otros elementos. En un país como el nuestro existen políticas clientelares masivas que están llegando al límite. Con razón, la crisis aumenta las demandas, todos los días hay movilizaciones que pueden generalizarse en cualquier momento.

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Provincia Buenos Aires. | Pablo Temes

Es difícil entender cómo un gobierno tan ineficiente y sin credibilidad como el de Alberto Fernández puede ser competitivo en estas circunstancias. Llegaremos a las urnas con más de 120 mil argentinos muertos por covid. La peste fue brutal en todo el mundo, pero no se entiende porqué Argentina no ha podido vacunar a su población como Guillermo La-sso, quien se propuso vacunar en cien días a los ecuatorianos y lo está logrando. Cada uno de los muertos tiene hijos, hermanos, amigos. Al menos 500 mil personas sufren un enorme dolor por esta tragedia, que se se va a expresar en la manifestación de las piedras.

La muerte de mucha gente que se pudo evitar indigna a la población, agravada por una comunicación superficial, con vacunatorios vip, fiestas en Olivos, la politización del tema. La profundización de la crisis no hace bien a la democracia.

Hace dos años los entonces opositores instalaron que “la gente no llega a fin de mes”. Alberto ofreció que tendríamos asado, que se llenarían las heladeras de todos, que se incrementarían los ingresos de los jubilados. Así ganó las PASO.

Pasado este tiempo los números dicen que pasó todo lo contrario. Se han perdido 400 mil empleos, se cerraron decenas de miles de pequeñas empresas, con el salario medio actual se pueden comprar 55 kilos de asado menos que en 2019. La inflación sube sin control y el Gobierno sigue imprimiendo billetes. Hace un año había seis billetes de mil por cada argentino, hoy hay veinte.

El salario promedio en dólares de julio de 2019 era de US$ 1.052. Ahora es de US$ 553, cayó en 47%. Se han ido del país al menos veinte empresas multinacionales como Falabella, Latam, Walmart, Eli Lilly (laboratorio), Air New Zealand, Qatar Airways, Emirates, BASF, Axalta (química), PPG (pinturas), Pierre Fabré (laboratorio), Under Armour (ropa), Gerresheimer (envases), Brighstar (celulares), Glovo, Asics.

Bastantes empresas y empresarios nacionales se han trasladado a Uruguay, país que realiza reformas legales interesantes. Esta fuga de capitales incrementa el desempleo. Hasta las PASO la pobreza fue de 35%, actualmente llega al 45%. Si antes no llegaban a fin de mes, ahora que ganan la mitad ¿cómo estarán de enojados?

Remedios. Los remedios propuestos por el Gobierno agudizan los problemas. Intenta crear un sindicato de trabajadores desocupados, con lo que institucionalizará la pobreza. Analiza implantar un salario básico universal para que la gente no caiga en la indigencia, tema que se discute en países en los que sobra riqueza por la tercera revolución industrial, pero es insostenible en un país que ahuyenta la inversión. Como en toda la región, la gente está enojada, deprimida, desesperada por la economía y la inseguridad que ahora se sienten más que el covid.

Hay un mal clima social. La caída del empleo formal e informal, del salario real y de las jubilaciones, nos han llevado a un empobrecimiento pocas veces visto. Como hemos escrito reiteradamente, la región es un polvorín a punto de estallar.

Según las encuestas, ocho de cada diez argentinos menores de 30 años quieren abandonar el país, los aviones están llenos de personas que se van para siempre. Esto produce un profundo dolor en sus familias. El desastre argentino expulsa a jóvenes preparados que sienten que no tienen futuro en este país.

Es inverosímil que en estas circunstancias las listas del Gobierno puedan ser competitivas en la provincia de Buenos Aires, en donde son más dramáticas la pobreza, la violencia y la inseguridad.  

La explicación puede venir en parte de que, según los datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), hay 22 millones de argentinos que reciben programas alimentarios y otros ingresos del Gobierno.

Los planes sociales, no han reducido la indigencia y la pobreza que se han incrementado, pero proporcionan al Gobierno un ejército de millones de personas que se pueden movilizar para la campaña. Si solo ellos votaran por las listas gobiernistas ganarían las elecciones.

Muchos punteros que reparten planes ordenan a los beneficiarios que salgan dos veces por semana a manifestaciones para devengar sus ingresos. La gente ve a los planes como peronistas, cree que los entregan los kirchneristas y también lo creían cuando los entregaba el gobierno de Macri. No hay otra democracia en América que entregue a la mitad de los electores ingresos que financiados por el Estado, que los beneficiarios creen que los reciben de un partido.

Campañas. ¿Significa esto que el peronismo no puede ser derrotado en la Provincia? La respuesta es no. Participamos en dos campañas en las que las listas kirchneristas estuvieron encabezadas por sus máximos líderes, en coyunturas mucho más favorables que la presente, y sin embargo fueron derrotados. Cuando hay mística, candidatos inteligentes apoyados por equipos modernos, se producen milagros.

El 2007 la alianza kirchnerismo-radicalismo obtuvo en la provincia de Buenos Aires el 46% de los votos para Cristina Kirchner. Dos años después Néstor encabezó personalmente una lista en la que llevó como segundo al gobernador Daniel Scioli, tercero al alcalde de Tigre Sergio Massa y a otros funcionarios populares que se lanzaron como candidatos testimoniales para respaldar a su líder. Era obvio que la lista iba a superar ampliamente la votación obtenida por Cristina.

Encabezó la lista de oposición Francisco de Narváez quien en ese momento era un dirigente poco conocido. El Gobierno desató una ola de calumnias usando Wilkipedia, que en este país es un arma para calumniar a quienes defienden la democracia. El Gobierno quiso implicar a Francisco con el narcotráfico manipulando datos ridículos.

El candidato era inteligente, hábil en los medios, disciplinado, capaz de discutir y aplicar una estrategia profesional, contaba con un gran equipo. En su mesa estratégica tenía a un jefe de campaña hábil, dos publicistas brillantes, y a otras personas de su confianza. Una  campaña exitosa necesita un buen equipo y Francisco lo tenía.

La baja identidad de Francisco se combatió con un spot en el que aparecía con Mauricio Macri y Gabriela Michetti hablando de que un día en que las cosas iban a cambiar.

El gobierno está inquieto por lo que pasa. La situación de Alberto es muy negativa

En el 2007 nacía recién la alternativa al kirchnerismo dirigida por Mauricio. Las cosas no eran fáciles, el primer gobierno de la Ciudad no fue muy exitoso. Con los años la propuesta creció, Macri llegó a la Presidencia de la Nación y Horacio fue el primer jefe de Gobierno que ganó las elecciones en una sola vuelta.

La administración de la Ciudad ha sido tan eficiente, que cuando Alberto Fernandez le quitó recursos, la acusó de estar demasiado bien. Algunos que ahora piden que Mauricio no asome en la campaña de la oposición hacían en el 2007 campaña por Cristina, o estaban en las listas del Frente para la Victoria.

Francisco protagonizó un evento disruptor cuando fue al programa de Tinelli y bailó con su doble. Fue la oportunidad para instalar como meme drop un juego de palabras que había creado el programa, que fue clave para el triunfo: Alica Alicate. Técnicamente fue un elemento semejante al reciente “Andrés, no mientas otra vez” de la campaña de Lasso.  

Uno de los políticos que estaba en la lista de Francisco tenía mala imagen. Su presencia quitaba unos cinco puntos. La mesa estratégica decidió esconderlo para que no haga daño. Tinelli se hizo un banquete con la exclusión, riéndose de la situación.

En resumen, cuando hay un buen candidato, con estrategia, que sabe dirigir un buen equipo, es posible ganarle las elecciones a la lista más espectacular de la historia Argentina.

En las elecciones para el Congreso del  2017 Cristina Kirchner encabezó personalmente las listas de su partido. Preparaba su campaña para la Presidencia de la República. Ella ha sido la principal figura del peronismo-kirchnerismo durante muchos años, ha ganado dos veces la Presidencia de la República en una sola vuelta, corría por una provincia dominada por el peronismo desde hace setenta años.

En el 2015 había ganado la gobernación de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal con otra campaña original. Muchos amigos, periodistas y políticos de alto nivel dijeron que la candidatura de María Eugenia era absurda, que Aníbal Fernandez le ganaría fácilmente.

Argumentaban que la gobernación no era para una mujer,  se necesitaba un hombre rudo, capaz de llegar al Conurbano profundo y ése era Aníbal. Confío en la capacidad de las mujeres para hacer política, en su firmeza y en este caso conocía bien y tenía fe en María Eugenia.

Tras algunos estudios y conversaciones ella se presentó como la “madre leona”, una gobernadora que, sin perder su feminidad, podía defender con ferocidad a los bonaerenses de sus principales enemigos: la inseguridad, la droga, el desempleo. Era una excelente candidata, sabía comunicar, contaba con un equipo que actuó de manera inteligente. De alguna manera repetía líneas de la experiencia de Marina Silva en el 2010.

Con el diario del lunes, algunos dijeron que ganó porque Aníbal Fernández era un pésimo candidato. Es un análisis machista. María Eugenia ganó las elecciones porque fue mejor que Aníbal, no porque su adversario era un desastre. Las mujeres pueden ganar las elecciones a buenos candidatos varones, no necesitan que sean malos.

En 2017 María Eugenia tenía dificultades para gobernar una provincia con hospitales y escuelas devastados, en la que los dirigentes docentes se la pasaban bailando en las calles, protestando y haciendo política. Hubo grupos de cobardes que rodearon su coche para agredirla, pero ella reaccionó con entereza. Se bajó sola, los enfrentó y se hizo respetar. Una mayoría de bonaerenses seguía creyendo en ella. Decían que era capaz de cambiar la Provincia, pero estaba prisionera de mafias que le boicoteaban.

La gobernadora se puso al frente de la campaña. Pidió a los electores que elijan un equipo de legisladores que venga en auxilio de la madre leona. La lista tenía buenos nombres. Todos actuaron en equipo, con una estrategia inteligente, cada uno puso su aporte para el triunfo. La encabezó como candidato a senador Esteban Bullrich, ex ministro de Educación, preparado, persona de bien, buen expositor. La lista de diputados fue presidida por Graciela Ocaña, Toty Flores, y Guillermo Montenegro. La campaña tenía una buena mesa estratégica y un excelente publicista.

La elección se polarizó con la lista de Unidad Ciudadana, cuya candidata a senadora era Cristina Kirchner. Cuando ella es candidata es la estrella. No recuerdo los nombres de quienes la acompañaban.

Parecía que Cristina ganaría ampliamente en su bastión, pero un buen grupo de candidatos, con liderazgo y una estrategia profesional la derrotaron. Se puede ver en Youtube un buen spot de esa campaña llamado “Somos la generación que está cambiando la Provincia”.

Si la oposición derrotó en la provincia de Buenos Aires a Néstor Kirchner y a Cristina en dos ocasiones que eran mucho más favorables para el kirchnerismo ¿por qué no lo podrá hacer ahora? Diego Santilli es un buen candidato, ha luchado por estas ideas desde hace muchos años, parecería normal que repita la historia de Francisco y Esteban.

Hay inquietud en el Gobierno por lo que pasa. Saben que esto está mal para ellos. Desgraciadamente la situación de Alberto es muy negativa. Parece peligroso que se produzca algún movimiento irregular para desplazarlo y buscar la perpetuación de cierto poder.

 

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.