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DEFINICIONES DE ALBERTO FERNANDEZ

Cuando el tamaño importa

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Amplio menú. Sus economistas le ofrecen distintos caminos y deberá elegir. | cedoc

Justo en el fin de semana del Encuentro Nacional de Mujeres me cae el título con metáfora fálica y machirula para hablar del poder con el que asume un jefe de Estado obligado a tomar definiciones desde el minuto cero sobre el rumbo de la economía. Pero juro que surge de conversaciones con el mundo de los asesores que rodean a Alberto Fernández, que sin deconstrucción terminan haciendo mención del bulto necesario para gestionar el quilombo desde el 10 de diciembre en caso de que se confirme el triunfo del Frente de Todos.

Es que el menú de medidas que le proponen para cada tema es tan amplio y variado, aun entre sus propios técnicos, que siempre termina asomando como variable decisiva el nivel de fortaleza política que tendrá, tanto la que le transmita Cristina Kirchner como sobre todo la que pueda construir de forma autónoma, en un fenómeno de la política que en La Sorbona se suele resumir con la idea de: “Y, habrá que ver qué tan grande la tenga”.

¿Qué dirá el centímetro a la hora de negociar el frente externo? Ahí en la mesa de la calle México todos apuestan a un arreglo duro pero arreglo al fin con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El escenario inicial no incluye rupturas. “¿Pero si ellos no quieren ceder? ¿Si Estados Unidos no tiene apuro?”, reflexiona un hombre del espacio que aspira más a ser parte de un consejo de consulta que ministro. “Está la opción de ir por el respaldo de China, que ha acercado financiamiento importante, aunque no inmediato”, agrega.

Parece poco viable, mida lo que mida la cuestión, porque atado al programa con el Fondo está la negociación con los acreedores privados, un volumen de deuda apenas por debajo de los US$ 185 mil millones que reestructuró Grecia en su momento. ¿Cuánto demorará la discusión el flamante presidente? ¿En serio no habrá quita? Para algunos banqueros que ya acercaron propuestas, el tiempo le puede jugar a favor al gobierno porque los bonos hoy ya cotizan nada y cuanto más se demore un arreglo, peor estarán sus tenedores. Para otros, sin un gesto rápido, puede haber default. Vencen US$ 23 mil millones entre enero y mayo.

El sueño de sacar la torta lista

La envergadura de Fernández también se juzgará a la hora de plantear la repetida idea del pacto social, que podría ser más que un acuerdo de precios y salarios. Deberá elegir si buscará de movida estabilizar las variables resignando recuperación salarial de arranque, como le sugiere por ejemplo Emmanuel Alvarez Agis, o si irá por un shock de ingresos para sueldos y jubilaciones como creen, por caso, figuras con las que se whatsappea, como el ex BCRA, Miguel Pesce. “Necesitará crecer rápido, porque le urge tenerla grande sobre todo hacia dentro del kirchnerismo”, vuelven con la referencia peneana.

Y si busca estabilizar, con aumentos de ingresos que no miren para atrás, es decir, que resignen lo perdido en los últimos dos años, ¿qué hará con las jubilaciones, que vienen indexadas y por ley deberían subir 56% en 2020? Nadie querría ser Fernández en ese punto. Los equipos de Matías Kulfas y el Grupo Callao, por ejemplo, le dicen que no hay déficit previsional, que los aportes y contribuciones bancan bien el sistema y que en todo caso hay que revisar su sustentabilidad para la próxima década. Otros, como Agis, en línea por ejemplo con consultores independientes como Marina Dal Poggetto de EcoGo, aducen que hay que desindexar para que cierren las cuentas fiscales groso y para arreglar con el Fondo. “Alberto llegará con el pene muy chico como para anunciar ni bien asuma que toca cualquier cosa vinculada con las jubilaciones”, razona otro analista en modo Polémica en el Bar.

Siguiendo ese eje, donde más grande podrá mostrar que la tiene es en materia de precios regulados, cuando se ponga a negociar con los empresarios energéticos como Marcelo Mindlin, que disfrutó el jueves del espectáculo del Cirque du Soleil de Messi en Barcelona. El plan es negociar fuerte para dar por tierra con la herencia de Juan José Aranguren y las actualizaciones tarifarias comprometidas. Sin embargo, buscarán enviar una señal de que no congelarán los servicios públicos para que no muera Vaca Muerta como sueño generador de dólares. Un poco de elongación igual hará falta para contarle a las bases kirchneristas que la luz y el gas subirán 30 o 40% ya sin Macri en la Casa Rosada. ¿Y las naftas? El 13 de noviembre vence el congelamiento vigente. ¿Habrá un aumento de despedida de Macri para que Alberto llegue con los valores alineados en la previa de su La Moncloa?

Todo esto sin mencionar qué hará una eventual gestión de Fernández con el dólar. El mercado financiero descuenta que habrá una vuelta más al cepo después del 27 de octubre. Martín Redrado, cada vez más influyente en el entorno cuasipresidencial, sugiere desdoblar formalmente el tipo de cambio. Kulfas no está incómodo con la situación actual, y es partidario de asegurar que el dólar siga a la inflación. Agis pide mirar cómo y cuándo empezar a usar el swap chino para bancar la parada. Acá el tamaño que importa es el que tengan las reservas netas del Banco Central. Dato: el presidente Guido Sandleris dijo que su horizonte “no es el 10 de diciembre” y repite que hacen falta “consensos” y “continuidad de políticas”.