Los datos de actividad económica de agosto y septiembre que van apareciendo muestran que el quilombo financiero posterior a las PASO y a la reacción de “berretín de niño” del Presidente, como dijo un gurú esta semana en una reunión privada, están profundizando la recesión. Si había alguna ilusión de fin del derrape que arrancó en marzo de 2018, olvídense.
La novedad ya empieza a preocupar en el búnker que todo influencer del establishment dice que conoce: la oficina de la calle México donde para el presidente work in progress Alberto Fernández. Es que cada escalón más que baja la producción pone más lejos la recuperación en 2020, y la deja cada vez más cerca de 2021. Traducido: si Fernández llega a ser presidente, el kirchnerismo reloaded del Frente de Todos no se sabe si volverá mejor, pero seguro volverá distinto del de 2003: convivirá con retracción económica, sin cajas a mano, sin crédito barato y con el Fondo Monetario Internacional soplándole en la nuca.
Siempre al top. Lo loco es que mientras Alberto F. hace actos gritando que dejará de “pagarles a los usureros”, en referencia a los bancos y las tasas de las letras del Banco Central, el único sector que se frota las manos a pesar de la malaria es el de la banca internacional. Es que la reestructuración de deuda que deberá encarar el próximo gobierno es ni más ni menos que el mayor negocio que habrá en el mundo para las multinacionales de las finanzas. Por eso, ya casi 15 bancos hicieron sus propuestas tanto a la actual administración de la mano del “reperfilamiento” de los bonos Hernán Lacunza, y se las acercaron de manera informal a la por ahora oposición. “Esto cambia el año, se decide en casa matriz y, salvo que Brasil se ponga a privatizar fuerte, va a ser la joya de 2020”, se sincera un banquero en uno de esos pisos donde los autos se ven chiquitos.
Salvo que Brasil se ponga a privatizar, la renegociación de deuda será la joya del 2020.
Somos el salón de fiestas para estos muchachos, donde siempre hay un cumpleaños. Entre 2016 y 2017, con Macri, la Argentina fue un negocio único que necesitó emitir bonos por 30 mil millones de dólares al año, más de lo que movía toda la región junta con jugosas comisiones, incluido el bono a 100 años “para fanfarronear al pedo”, como dijo esta semana Carlos Melconian.
Pero nada de eso se comparará con la que viene ahora en la muy probable gestión de Fernández. “Imaginate, cuando colocamos deuda cobramos comisiones sobre US$ mil o 2 mil millones, acá se habla de renegociar digamos US$ 150 mil millones, y además te deja negocios hacia adelante”, se inclina para atrás el financista. Encender la economía.
Hombre araña. El frenesí de la banca no es el único punto en común de los postulados de Alberto que se parecen cada vez más a enunciados del comienzo de Cambiemos. Su asesor económico Matías Kulfas habló ante el Banco Rioja de impulsar Vaca Muerta, del litio, de la minería, del turismo, de la ley de economía del conocimiento, habló de reformas laborales por sector y priorizó la causa ambiental con continuidad de las energías renovables. Si los gobernadores lo convencen del rol de las low cost, suena a ideas de la Fundación Pensar. Todo mientras habla de la importancia de conseguir superávit fiscal mientras crezca la economía, a la gradualismo 2016. Macri, ¿sos vos?
Es cierto que también Kulfas incluye el ítem “industria y servicios” con un slide sobre la importancia de recuperar la industria en los nuevos tiempos, en línea con la recepción que le dio la Unión Industrial Argentina esta semana. Pero atenti que no hubo especial énfasis en los sectores protegidos como el textil y los calzados, que aspiran a resucitar tras la paliza de estos años.
También como los equipos técnicos de Macri, Fernández repite todo el tiempo que procurará desarrollar las economías regionales para que “un jujeño viva y se desarrolle y un día se muera feliz en Jujuy”. Es decir, habla de correr el polo productivo del Conurbano al resto de las provincias, algo que plantea, por ejemplo, Jorge Vasconcelos, del IERAL-Fundación Mediterránea, el think tank que el candidato de Cristina Kirchner cita cada vez más seguido. Teléfono para Kicillof, que entiende que la suerte de la Provincia se decide por el rumbo nacional y que entiende que industrias cerca de las grandes urbes es la forma de organización que propició el peronismo como modelo de país, según su libro Y ahora qué.
Por último, el punto de más contacto entre el intento del mandatario saliente y las ideas del que posiblemente llegue puede ser menos perceptible aunque esperable: el vínculo con el Grupo Clarín. El programa de Jorge Lanata encontró hace dos semanas US$ 100 mil gronchos en una oficina del Instituto Patria. ¿Leyeron? “Plata sucia en el centro de operaciones del kirchnerismo”. Una bomba en otro momento, que ahora tuvo muy poco eco en el resto de los medios del holding.
The old Alberto is back. El viejo Clarín, también.