Aunque tiene una filmografía extensa como actor, además de ser director, cantante y modelo, nunca había oído hablar de Alan Ritchson hasta que apareció haciendo de Reacher en la serie homónima. Así fue como este Ritchson se metió en mi vida sin que lo llame: soy un fan de las novelas de Lee Child, creador del ex militar que vaga por los caminos y siempre encuentra ocasiones para deducir y matar. Suele decirse que las adaptaciones de las novelas son un inconveniente para su disfrute pleno porque, cada vez que uno piensa en los personajes a los que hasta allí tenía la libertad de imaginar, aparecen las caras de los actores que los interpretan. Esto no es del todo cierto. En primer lugar, porque un mismo personaje puede ser representado por distintos actores. He visto al menos una docena de Sherlock Holmes en la pantalla, pero lo que persiste en mi memoria es el recuerdo de la lectura cuando era adolescente: mi Sherlock es físicamente impreciso, no tiene una cara que provenga del cine ni de las ilustraciones originales ni del dibujo con la pipa y la gorra.
Pero con Jack Reacher ocurre algo particular. Tom Cruise lo interpretó en dos películas, Reacher y Never Go Back (la primera es realmente buena), pero asocio a Cruise con una especie de héroe genérico que hace de sí mismo (eso no lo desmerece como actor, lo mismo se puede decir de John Wayne), pero su figura es independiente del Reacher de los libros. Sobre todo por un detalle: Cruise mide 1,70, es casi un enano, mientras que Reacher mide 1,96 y Child, que también es muy alto, lo caracteriza como un tipo desgarbado pero invencible en cualquier pelea cuerpo a cuerpo, y tiene la particularidad de que no va al gimnasio y detesta el running. Es decir que no es un forzudo ni un patovica, sino una criatura de ficción, cuya destreza es independiente del entrenamiento. Pero los autores de la serie decidieron que Ritchson, que no es tan alto (mide 1,88), creciera para acercarse a la figura del Increíble Hulk (aunque Lou Ferrigno sí medía 1,96), con toda su apariencia de bodybuilder. Es decir, decidieron armar una especie de avatar de Reacher del que ahora resulta difícil despegarse cuando uno lee o recuerda las novelas. Tiendo a pensar que si la serie sigue (ya firmaron por una segunda temporada), el actor no podrá escapar de convertirse de por vida en la caricatura del personaje.
A todo esto, me olvidé de decir que esta primera temporada me pareció bastante mala. A pesar de que sigue más o menos fielmente The Killing Floor (la primera novela de Child), aunque los actores son simpáticos (incluso el propio Ritchson), está ambientada en el sur de Estados Unidos y tiene buena música, no deja de ser también una maqueta como lo son la mayoría de las series: esquemática y superficial, sacrifica a los clichés, a la velocidad de la historia y a la intensidad de las peleas no solo la comprensión de la trama, sino el placer contemplativo y cualquier posibilidad de que el espectador imagine algo que no esté en el alimento balanceado que le suministran. Encima, se lo dicen en la cara: buena parte de los chistes y las conversaciones giran en torno a las porquerías que come el protagonista y a la comida para animales. Es una lástima, porque Child inventó un héroe original y su narrativa es más que digna.