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Cultura y cenizas

¿Encerrará la foto una secreta definición de toda la obra de Cortázar? Cortázar: un cigarrillo que nunca llegó a encenderse.

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

En estos tiempos oscuros, trágicos, angustiosos, miro muchos programas humorísticos de televisión para levantar el ánimo. Mis favoritos son el de Capusotto en ATC y el de Majul en La Nación Macri. Justamente en ese último vi el otro día una entrevista a Carrió, que me llamó la atención: Carrió fumaba. Mientras hablaba, movía las manos y se veía que, en la derecha, tenía un cigarrillo prendido. Por supuesto la entrevista era por Zoom, así que Carrió estaba en su casa, en su intimidad, haciendo algo –en este caso fumar– que está mal visto mostrar en público. Porque hace años que ya no se ve gente fumando en televisión, ni en las películas, ni esas series insípidas de Netflix que pasan por las nuevas obras maestras de nuestro tiempo, ni en las fotos de los diarios, ni siquiera en las fotos y videítos de las redes sociales donde la gente posa con su gato, o fotografía a su gato, o pide recomendación para conseguir un plomero bueno y barato. Mientras que en el cine, las series, la tele y demás soportes, vemos a diario, todo el tiempo, películas o telenovelas o series donde la gente consume eso que habitualmente –por pereza intelectual– llamamos “drogas”, o vende drogas, o toma alcohol, o usa armas, o hay muertos y asesinatos a causa de las drogas y el alcohol, o muertos y balaceras a causa de muchas otras cosas; películas y telenovelas y series en los que hay escenas de torturas, bombardeos, crímenes, corrupción, explosiones, violencia física y psicológica, toda clase de amenazas, secuestros, violaciones y matanzas, escenas de sexo heterosexual, homosexual, bisexual, no binarias, dúos, tríos, orgías masivas, sin embargo, en todas esas producciones, nadie fuma. El cigarrillo fue el primer cancelado de la cultura puritana contemporánea. ¡Está permitido ver TN, La Nación Macri, América TV, el noticiero de Telefé, Telenoche y demás oprobios, pero no un mero pucho en la pantalla! ¿No debería ser al revés?

Pensaba en todo mientras recordaba fotos, textos y otros asuntos en torno al cigarrillo. Por ejemplo, la famosa foto de Cortázar –tomada por Sara Facio– con un cigarrillo entre los labios. Pero es un cigarrillo apagado. O mejor dicho: un cigarrillo que no fue prendido. ¿Encerrará la foto una secreta definición de toda la obra de Cortázar? Cortázar: un cigarrillo que nunca llegó a encenderse. A la inversa, recuerdo hermosas fotos de Fogwill, Saer, Libertella, Laiseca, Zelarayán, cigarrillo en mano o en la boca, llenos de humo, de ideas, de talento. También de muerte cercana. Pienso también en las grandes escenas del cine: Lauren Bacall prendiendo un cigarrillo con fuego en la mirada. Belmodo muriendo por la espalada, cigarrillo en la boca, en Sin aliento. Sean Connery haciendo de Bond (por cierto, Ian Fleming fumaba más de dos paquetes diarios). Otra vez Bacall, pero ahora encendiéndole un cigarrillo a Bogart en Tener y no tener, de Howard Hawks. Y recordaba también el más grande cuento sobre el tema: Solo para fumadores, de Julio Ramón Ribeyro (de quien hay también grandes fotos fumando, y también con un whisky en la mano, como la que consta en el Catálogo 1969-2009 de Tusquets). Así termina Ribeyro el cuento (y yo esta columnita): “Veo además con aprensión que no me queda sino un cigarrillo, de modo que le digo adiós a mis lectores y me voy al pueblo en busca de un paquete de tabaco”.