“Pasamos del Terrorismo de Estado al Errorismo de Estado”. En mayo de 2014, durante la presidencia de Cristina Kirchner apareció la primera mención registrada de la expresión Errorismo de Estado. Se trata de un juego de palabras sobre los errores que se cometen en la gestión pública y lo escribí en Twitter con el usuario @alargie. La trascendencia de ese tuit fue nula. No hubo interacciones públicas, no se comentó, no tuvo “me gusta” ni se lo compartió. Tres años después con el mismo usuario volví a tuitear “Errorismo de Estado” y explotó. Enseguida se convirtió en trending topic, se volvió hashtag y antes de que terminara el día se le dedicaron debates en programas de televisión. Luego el tuit fue primera plana del diario Página/12 el 19 de febrero y era analizado por varios diarios nacionales. Después tuvo eco en medios internacionales, El País de España y The New York Times en una nota del escritor Martín Caparrós.
La expresión fue tomada por un sector político opositor al gobierno de Mauricio Macri como bandera crítica en un momento caliente. Una serie de desaciertos de la gestión oficialista eran noticia (cálculo a la baja de los aumentos a los jubilados, eliminación del feriado al 24 de marzo, condonación de la deuda al Estado del Correo Argentino de la familia del presidente). La frase de tono humorístico tocaba un nervio sensible. Por su asociación con la palabra "terrorismo", de enorme impacto en la sociedad, hubo quienes intencionalmente quisieron crear un paralelo con la dictadura militar de los setenta. Así al menos fue el análisis que hizo el actual diputado oficialista Fernando Iglesias en una perezosa genealogía de la expresión, a la que llama la “trayectoria del término”. Sostiene que la primera aparición fue en Página/12 y dictamina que tuvo el objetivo político de comparar al gobierno de Macri con una dictadura. (Edición impresa diario Los Andes, 18 de julio de 2017). Página/12 se quiso adjudicar el título pues en agosto de 2016 había aparecido en un chiste de Daniel Paz y Rudy en la tapa del diario. Esas afirmaciones del origen quedan descartadas con una simple búsqueda en Twitter. Allí aparece el tuit mencionado al comienzo de este texto con fecha 21 de mayo de 2014, dos años antes que en ese diario.
Más allá del derecho de autor de la frase, inspirada en el grupo de artistas Etcétera que se autodenominan Erroristas, lo curioso es cómo una misma frase produce repercusiones tan distintas de acuerdo al momento en que es usada. La palabra clave “errorismo” tuvo desde entonces varios millones de impresiones en las redes sociales. ¿Por qué en 2014 a nadie le interesó y en 2017 produjo tanto eco? El término ideologema podría sintetizar el asunto. Para Julia Kristeva, “ideologema es la función intertextual que se materializa en los diversos niveles de la estructura de cualquier texto y que condensa el pensamiento dominante de una determinada sociedad en un momento histórico.”
Si las redes sociales son el espacio de generación espontánea de ideas pareciera que su validación todavía la dan los mass media. Sería algo así como "lo que pasa en Twitter queda en "witter", a no ser que lo “levanten” los medios tradicionales. La velocidad de la primicia es una de las tantas presiones que las redes ejercen sobre los medios tradicionales. Los hechos ya no necesitan de la llegada de un periodista para que les dé entidad. Cualquier ciudadano se convierte de forma inmediata en un nodo que transmite información. Esto pone a los medios frente a una competencia inesperada. Además de fuente de contenidos, Twitter compite en la atención de los usuarios. Las redes sociales supieron nutrirse de los medios pero los medios aún no encuentran la forma de nutrirse de las redes.
Las machine learning podrán tomar algunos de estos datos para crear un algoritmo que capte ideologemas y haga uso de ellos. Los robots podrán medir las tendencias para comprender cuáles son los intereses del público y así mejorar el tráfico de los diarios online. Pero el sentido siempre lo terminará dando el criterio humano como parte central de la resignificación del periodismo. Curaduría, análisis y credibilidad serán fundamentales. Es la tensión que enfrentan los medios locales frente a los medios transnacionales. Las resistencias a facilitar a los usuarios sus nuevas costumbres en las redes sociales son la principal amenaza que enfrentan los diarios online. La información ha adquirido las características de su medio de transporte, la electricidad, que la mueve a la velocidad de la luz. Sus leyes, como el magnetismo por ejemplo, muestran que existe atracción y repulsión en todo tipo de discurso. Los medios que comprendan esas reglas serán los que tengan éxito en la era eléctrica.
(*) Alejandro M. Correa es investigador de medios de comunicación. En Twitter: @alargie