La producción industrial durante 2014 cayó 3,6% y es la peor performance desde la caída experimentada en 2009.Pero a diferencia de lo sucedido en aquella ocasión, esta vez no se espera una rápida recuperación.
Las restricciones que llevaron a la caída de la producción manufacturera durante el año pasado se mantendrán en 2015 y, por lo tanto, en el mejor de los casos, se puede esperar una producción industrial relativamente estancada.
Entre estos factores están la apreciación cambiaria, las restricciones a las importaciones, las limitaciones energéticas, el control de capitales, la falta de financiamiento de largo plazo, los inadecuados estímulos que llevaron a una inversión ineficiente y el consecuente estancamiento de la productividad.
A esto se le suma que la economía brasileña, que es el principal destino de las exportaciones argentinas, se está quedando y que la demanda interna sería menor dado el menor nivel de empleo, la reducción de la capacidad de compra del salario y el menor nivel de crédito una vez que se lo corrige por inflación.
La producción industrial presenta dos tendencias superpuestas. Desde 2010, una tendencia al estancamiento. Esto se debe a la apreciación cambiaria, que daña las industrias regionales y exportadoras, a cierto anquilosamiento de la productividad, a la baja capacidad ociosa, a la creciente presión tributaria y a las pequeñas e ineficientes inversiones que están empujados a realizar los industriales, producto de estímulos inadecuados y un contexto financiero complejo. Un ejemplo de esto último es la inversión en generación energética que muchas fábricas debieron realizar para mantener la producción. Pero estas inversiones implican recursos que no se usan para aumentar la producción o la eficiencia, sino para no tener parada la planta, aun a costa de la rentabilidad. De hecho, la productividad por obrero de la industria no ha crecido desde 2008 y y esa tendencia al estancamiento también se observa en el Indice de Producción Industrial (IPI-OJF), desde 2010.
Pero adicionalmente, existe una segunda tendencia más coyuntural y de corto plazo que explica la recesión industrial del último año. En este caso, tal vez la variable clave fue la falta de divisas y las restricciones a las exportaciones, que obligaron a muchas empresas a diseñar el plan de producción de acuerdo a los insumos importados.
En 2015 no se espera que variables como la falta de divisas o el tipo de cambio real mejoren demasiado, tampoco lo hará Brasil y, por ahora, no se ven factores que puedan impulsar la demanda interna de productos industriales. De hecho, las perspectivas sobre estas variables son desalentadoras y por ello parece difícil que haya una recuperación de la industria. Si el Gobierno consigue divisas y ordena un poco la economía, tal vez logre mantener los niveles actuales de producción industrial.
*Economista jefe del Estudio Orlando J. Ferreres y Asociados.