“La vida de los ricos es tan aburrida... Ellos pueden escoger lo que ha de sucederles; se aburren de tanta omnipotencia. Lo que a nosotros nos mantiene tan llenos de ardientes posibilidades son esas vulgares limitaciones que nos obligan a enfrentar las cosas que no nos gustan o que no esperamos.”
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936)
Maradona debe haber engordado por pura ansiedad después del desastre en La Paz. Quizá por eso armó esta lista de coyuntura con lo primero que encontró a mano aunque él sabe muy bien que los que saldrán a la cancha para pelear por los porotos importantes y después repartir la torta serán otros, con nombres de mayor peso y poder; viejo truquito electoral que el peronismo ha sabido utilizar como nadie. No importa si el partidito contra Panamá o esta insólita guerra por una banca sean insignificancias si las comparamos con las finalísimas que se vienen en 2010 y 2011. La cosa es juntar voluntades, venderse lo mejor posible y especular. Después se ve, compañeros.
Mientras Messi, Zanetti, Tevez, Licha López y Mauro Zárate desarrollan sus bíceps de tanto alzar copas en Europa, estos flamantes monaguillos maradonianos se sacan fotos con él, cuentan anécdotas sobre sus ritos de iniciación en Ezeiza y por fin juegan a lo que soñaban ser cuando fueran grandes. Algunos chicos sorprendieron. Otamendi, por ejemplo, demostró ser tan persistente en la marca personal como puntero ibarrista frente a la cámara. Zuculini trabó con la cabeza mejor que Néstor, y Salvio metió más cintura que el joven Nicolino en el aviso de De Narváez. ¡Paf! Los más veteranos se sintieron premiados. Fue el caso de Alexis Ferrero, el que todo se lo debe a Tigre, como Massa; y del Bichi Fuertes, muy al Clotilde style, bastante mayor para estos trotes pero listo para disfrutar su inesperada primavera gracias a su físico privilegiado. Capos.
Los de afuera tienen ventaja, eso está claro. Viendo funcionar a los equipos ingleses o al insólito Barça de Messi uno siente que, por estética, precisión, técnica o profesionalismo, lo que se juega sobre esas impecables alfombras verdes es, definitivamente, otro deporte. Sin catch en el área antes de cada córner, ni lloriqueos pidiendo amarilla para un rival, ni aerosoles para desalentar el ventajeo barato de las barreras. Con futbolistas que “como los nobles vascos del Athletic de Bilbao” lloran su derrota con dignidad y dolor, y no porque a la salida una horda de retardados los insultará como si fueran delincuentes o traidores a la patria.
Drogba, el implacable goleador marfileño, está a punto de ser despedido del Chelsea por haberle gritado barbaridades en pleno partido a Tom Henning, el árbitro noruego comedor de penales que los dejó afuera de la Champions. Conclusión: perder mal los avergüenza más que perder, a secas, muchachos. “El que no llora no mama”, no corre por ahí, parece. Lo bien que hacen.
No hay caso. Estos malditos ricachones juegan dos o tres partidos por semana y además atienden sus negocios privados sin una queja; los hinchas disfrutan cada partido sin que el resultado los enloquezca y los dirigentes, aun los más poderosos, renuncian si se les prueba una corruptela, por más pequeña que parezca. Este mismo año a Ramón Calderón, ex presidente del Real Madrid, lo mandaron a la casa por truchear representantes en una asamblea, pequeña estafa a la que aquí suele consagrarse con el curioso nombre de “aparatismo”. Mirá vos.
El show del entertainment football es sin duda incomparable, pero somos nosotros, “históricos proveedores de manufactura barata”, los expertos en nutrirlo. Puro talento nativo cultivado como una perla gracias a la muy modesta aspiración de zafar, llegar a fin de mes o evitar la siguiente catástrofe y que, una vez trasplantado a un ámbito más o menos propicio, consigue resultados increíbles. Negocio redondo. ¿Pudo haber sido Damián Manso otro Messi si lo hubiesen tratado con otra “máquina de crecer” igualita a la de los catalanes? Quizá. Lo cierto es que hoy Messi debe ganar por quincena, lo que Manso, su ídolo de la niñez, se lleva por año en la Liga de Quito. Desventajas de vivir tan al sur.
No suelo apostar mi vida por los nuestros si de trabajo grupal se trata. Pero puesto a elegir en el uno a uno... la cosa cambia: Borges, Guevara (el de verdad), Maradona, Argerich, Cortázar, Barenboim, Bocca, Gardel, Pelli, Piazzolla. Qué jugadores. Si algo sobra en estas pampas es la genialidad individual como paradigma. Con una mano en el corazón, ¿realmente creen que el rejuntado que saldrá a la cancha a engullir panameños es taaan inferior al que forman nuestros “europeos”? Anoten: Andújar; Angeleri, Ferrero, Otamendi, Papa; Salvio, Bernardello, Verón, Blanco; Bergessio y Sand. Epa. Me encantaría enfrentarlos a Carrizo; Zanetti, Demichelis, Samuel, Heinze; Maxi, Mascherano, Gago, Jonás; Messi y Tevez; a ver cómo termina ese partido. Mmm...
No me engaño: sé que todos son argies de pura cepa, con o sin pasaporte y más o menos marketing. Pero, si me lo permiten, al menos por esta semana seré hincha de este equipito de estrellas de bajo presupuesto en gira por el interior. Muchachos nuestros sin tanta gigantografía, campañas para marcas famosas ni Ferraris, pero con toda la ilusión y la voluntad. Esa clase de tontería no valuable en el mercado que todavía “oh milagro es capaz de mantenernos tan vivos”, pese a todo.