COLUMNISTAS
ECONOMISTA DE LA SEMANA

Dólar, rumores y redes sociales

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Solidez. Los depósitos en dólares tienen respaldo y los créditos son bajos. | cedoc

Las últimas semanas tuvieron como uno sus protagonistas principales los vaivenes del dólar y los cambios en las regulaciones del BCRA. En un país con una economía bimonetaria e historia de crisis e inestabilidad financiera, la economía, la sociedad y la opinión pública son particularmente sensibles a las fluctuaciones del tipo de cambio. También, por su carácter distributivo existen intereses encontrados que ubican la cotización del dólar en medio de la escena.  En el contexto de los cambios normativos para la compra de dólares para ahorro y mientras los bancos adecuaban los sistemas, surgieron versiones y rumores que se viralizaron por redes sociales contribuyendo al clima de confusión.

Desmentir versiones sin fuente implica una tensión, ya que se le da entidad a historias disparatadas y rumores que al no acusar origen pueden permitirse afirmar cualquier cosa. Pero por otro lado, la experiencia de los movimientos anti vacunas, el terraplanismo y las fake news debería enseñarnos sobre el peligro y la amplificación que pueden tener los disparates en las redes sociales. Es necesario explicar que el sistema bancario es robusto ya que a pesar de los rumores que fomentan una corrida tiene una probabilidad mínima de resultar exitosos, pueden fomentar conductas muy nocivas para los propios ciudadanos y pequeños ahorristas. Desde pagar cuantiosas comisiones a exponerse a situaciones de inseguridad o de riesgo sanitario intentando protegerse de una crisis inexistente.

En el año 2001, cuando el entonces Ministro Cavallo anunciaba el recorrido corralito que impedía la extracción de pesos del sistema bancario, la situación era muy diferente a la actual. Regía el denominado Régimen de Convertibilidad que garantizaba la paridad del peso con el dólar y el Banco Central no podía emitir pesos sin un respaldo equivalente en moneda extranjera. La fuga que se venía experimentando durante los años previos a 2001 puso en peligro la estabilidad monetaria y sumado a esto, los bancos habían otorgado numerosos préstamos en dólares y una salida devaluatoria implicaba un proceso de quebranto generalizado.

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De la experiencia de colapso financiero, económico y social de 2001 aprendimos dolorosamente que las paridades rígidas son muy peligrosas, lo que se debería recordarse cada vez que reaparecen los cantos de sirena dolarizadores. Hoy en día el BCRA puede emitir los pesos que el sistema demande, por lo cual no hay ningún tipo de riesgo de incautación de depósitos en pesos. ¿Y qué hay de los dólares? También a partir del estallido de la convertibilidad se regularon los préstamos en dólares y sólo pueden otorgarse a quien acredite exportaciones. Las mismas funcionan como garantía para el repago y protejen los depósitos en moneda extranjera.

Actualmente, el mayor riesgo en términos financieros y cambiarios es que se produzca una corrida contra el peso y se profundice la fuga de capitales, lo cual ya venía afectando al sistema monetario y a la economía desde hace varios años. Para evitar este desenlace y en un contexto muy delicado por la pandemia y la crisis heredada, el Banco Central tomó medidas para desincentivar la demanda de moneda extranjera. Un escenario de incautación de ahorros no tendría sentido, ya que no sólo tendría efectos muy negativos sino que no serviría para resolver ninguno de los problemas actuales.

Pese a la crisis actual, el panorama para la economía argentina en la pos-pandemia es positivo: el precio de los commodities ya está aumentando sustancialmente, hay superávit comercial y los salarios en dólares son muy competitivos. El país tiene ventajas en la economía centrada en el conocimiento y la tecnología y las condiciones estructurales están dadas para que el flujo de dólares se revierta y se vuelva positivo en el corto plazo. Una vez superada la crisis sanitaria se dará un proceso de reactivación importante que esperemos podamos aprovechar para incrementar y diversificar las exportaciones; y discutir el modelo de desarrollo que pretendemos como país y sociedad.