La Presidenta, además de triste, estaría enojada. Como si a su marido lo hubieran asesinado, informan algunos. Si así fuera, sería un sentimiento bastante habitual. Freud, en Duelo y melancolía, y también en otros ensayos, desarrolló las etapas de los procesos de duelo y explicó cómo, superado el momento de la negación, comenzaba el del enojo: con los demás, con uno mismo y, a veces, hasta con el muerto por haberlo abandonado. Luego, la persona perdida es incorporada al yo y se mantiene allí mediante una identificación.
Pero, más allá de la eventualmente comprensible actitud de la viuda, en sus partidarios, o por lo menos una parte de los más vehementes de ellos, la rabia ante la pérdida parece procesarse pasando –literalmente– de lo simbólico a lo real. Como si Cobos o Clarín fueran responsables de la muerte de Néstor Kirchner por los disgustos que le produjeron.
Freud escribió que el duelo no sólo es la reacción ante la pérdida de un ser amado sino también ante la pérdida “de una abstracción equivalente: la patria, la libertad, el ideal, etcétera. Es también muy notable que jamás se nos ocurra considerar el duelo como un estado patológico y someter al sujeto afligido a un tratamiento médico, aunque se trata de un estado que le impone considerables desviaciones de su conducta normal. Confiamos, efectivamente, en que al cabo de algún tiempo desaparecerá por sí solo, y juzgamos inadecuado, e incluso perjudicial, perturbarlo”.
“¿En qué consiste la labor del duelo? A mi juicio –continúa Freud– podemos describirla en la forma siguiente: el examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado no existe ya, y demanda que la libido abandone todas sus relaciones con el mismo. Contra esta demanda surge una resistencia naturalísima, pues sabemos que el hombre no abandona gustoso ninguna de las posiciones de su libido, aun cuando les haya encontrado ya una sustitución. Esta resistencia puede ser tan intensa que surjan el apartamiento de la realidad y la conservación del objeto, por medio de una psicosis optativa alucinatoria. Lo normal es que el respeto a la realidad obtenga la victoria. Pero su mandato no puede ser llevado a cabo inmediatamente y sólo es realizado de un modo paulatino, con gran gasto de tiempo y de energía psíquica, continuando mientras tanto la existencia psíquica del objeto.”
Y volviendo a los partidarios más vehementes de Kirchner, Freud explicaba que mientras el proceso de duelo no concluía, cada uno de los recuerdos y esperanzas que constituyen un punto de enlace con el objeto perdido es sucesivamente sobrecargado.
Obediencia retrospectiva. No es lo mismo el líder vivo que el líder muerto. Su deseo tiende a convertirse en ley, y cumplirlo es casi un mandamiento. Queda una deuda con él. Esto explica el estado emocional que atrapa a muchos militantes kirchneristas y varios de los políticos oficialistas. Están atravesados por la pérdida de un padre simbólico pero a la vez tan real que hasta hace donación de su apellido al kirchnerismo de la misma forma que todo padre real lega su nombre a sus hijos.
Esto también afecta a algunos de los opositores porque es muy común la identificación con el adversario y hasta cierta forma de culpa por haberlo sobrevivido. No es el caso de Duhalde o de Macri pero sí lo es de Reutemann, que ya hizo su primer gesto de alejamiento del Peronismo Federal, y también de Solá.
En política, verdad y exactitud no son la misma cosa. La verdad subjetiva no se mide en términos precisos. Algo inexacto dentro del orden histórico puede “producir efecto de verdad” en el terreno político, al construir algo impreciso pero estructuralmente fiel.
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La formulación clásica indica que de lo verdadero se puede deducir lo verdadero, que de lo verdadero también se puede deducir lo falso, y que de lo falso se puede deducir lo falso. A ella los estoicos agregaron que de lo falso también se puede deducir lo verdadero. Néstor Kirchner estaba rodeado e impregnado él mismo de muchos componentes y pensamientos falsos. Eso no impide que los sentimientos nobles y verdaderos que les haya generado a muchos no sean un aporte apreciable.
Kirchner y Oberto, vidas paralelas
BASQUETBOLISTAS. Néstor Kirchner, en su juventud, en el equipo local, y Fabricio Oberto.. |
Pocos días después de la muerte de Kirchner, uno de los tres principales basquetbolistas argentinos, Fabricio Oberto, decidió abandonar la práctica profesional de su deporte cuando una arritmia cardíaca, que ya le había sido detectada en 2007, le dio un nuevo aviso.
Oberto había firmado recientemente un nuevo contrato en la NBA, donde ya en 2007, jugando para los Spurs, había salido campeón. También fue medalla de oro en básquet con la Selección argentina en 2004 y acumuló varios títulos en Argentina y Europa, donde jugó antes de llegar a Estados Unidos. En la cima de su carrera priorizó su salud, y se retiró.
La comparación con Néstor Kirchner fue automática. Los especialistas explicaron que, si bien el problema de Oberto es con el sistema “eléctrico” del corazón y el de Kirchner, con su sistema circulatorio, conceptualmente las situaciones son comparables: ambos recibieron dos severos llamados de atención, Oberto lo escuchó; Kirchner, no.
Ayer PERFIL publicó testimonios de los profesionales del hospital de El Calafate: “Cuando los médicos entraban de guardia, no faltaban las bromas sobre la salud de Kirchner: ‘Decime que Néstor está en Buenos Aires, así duermo tranquilo’. Su cuerpo había avisado en reiteradas oportunidades que estaba mal, de alguna manera todos sabíamos que algo así podía ocurrir. Como médicos, éramos conscientes de que a unas seis cuadras teníamos un paciente con riesgos cardíacos. Entre los colegas siempre hablábamos de eso porque nos podía caer en cualquier guardia”.