El precio récord del barril de petróleo fue uno de los temas de la semana, si bien su recorrido ascendente empezó hace más de un mes, cuando el precio del barril de WTI alcanzó un máximo histórico de US$ 90 al conocerse que el Parlamento de Turquía autorizó al gobierno de Ankara a realizar una incursión militar contra la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán en el norte de Irak.
Ese conflicto internacional generó “ruido” en los mercados petroleros, por el riesgo que supone una menor oferta a nivel mundial de crudo y suministro desde Medio Oriente, en momentos en que la demanda es elevada (se espera un crecimiento del 0,5% en el consumo de petróleo de 2007).
Y como siempre, “sobre llovido mojado” –dado que el dólar se siguió depreciando frente al euro–, se conoció una menor disponibilidad de stock de crudo en los Estados Unidos, y un pronóstico de un invierno más frío que el del año pasado en el hemisferio norte. No faltó nada, todo jugó a favor de la suba del precio del crudo, que se encamina a llegar a los US$ 100 el barril en el corto plazo.
Todos los conflictos bélicos y/o atentados en Medio Oriente, Rusia y Nigeria han generado suba del precio del crudo, así como también lo han provocado efectos climáticos (huracán Katrina) o variaciones importantes de los inventarios de crudo en los EE.UU. Ese conjunto de hechos nos obliga, en el corto plazo, a convivir con un precio del barril mucho más alto que el que se estimaba a mitad del presente año. El precio del barril a US$ 100 es similar, en términos reales, al observado a principios de 1981.
Y por casa, ¿cómo andamos?
El deslizamiento del precio de las naftas, principalmente la premium, no pasó a mayores, más bien aquí es como si estuviésemos “desenganchados” de la evolución del precio internacional. ¿Qué sucederá en el mercado local con el crudo y los derivados ante estos aumentos del crudo? Para responder a ello, partamos de que:
a) El crudo local enfrenta una retención del 45% cuando el precio es superior a los US$ 45 por barril (Resolución Nº 532/de agosto de 2004), lo cual acontece desde el último trimestre de 2004.
b) Esa retención nominal del 45% significa en la práctica una retención efectiva del 31%, por lo que un productor local que exporta crudo, de cada nueve barcos exportados, tres se los entrega al gobierno nacional en concepto de impuestos.
c) El crudo es el producto con mayor retención a las exportaciones, incluso por encima de la soja.
Esa retención determina que las destilerías locales adquieran crudo más barato, a precio de paridad de exportación, por lo que pueden vender los derivados al mercado interno a un precio menor al internacional.
Pero si está subiendo el precio internacional del crudo y la retención está fija en 45%, el precio de los derivados deberá aumentar.
Me explico: existe una correlación muy alta y directa entre el precio del crudo y el de los derivados. En el gráfico adjunto se muestra el caso del mercado de los EE.UU. desde 1999, donde se aprecia esa correlación entre el WTI y el gasoil. Es claro que el precio del derivado (gasoil) tiene una correlación muy alta con el del WTI. Similar análisis se puede realizar con las naftas.
En el mercado doméstico norteamericano el precio del gasoil subió un 68% entre agosto de 2004 (US$ 0,484 por litro) y octubre de 2007 (US$ 0,812 por litro).
En el mismo período, en el mercado minorista argentino el aumento fue del 17%, dado que el precio del gas-oil al público (sin cambio de alícuotas impositivas) pasó de US$ 0,488 a US$ 0,572 el litro.
Claramente, nos hemos “divorciado” del mercado internacional del crudo y sus derivados, livianos y pesados, tal como lo hicimos en los mercados de gas natural y eléctrico.
Costo y beneficios.
En nuestro caso, el beneficio como consumidores es poder adquirir combustibles a bajo precio, lo que determina un consumo de derivados exacerbado.
Los costos vienen dados por la imposibilidad de disponer de todo el producto que uno desea a ese precio, por ejemplo en el caso del gasoil. La distorsión doméstica en los precios de los combustibles determina que si el consumo es mayor a la oferta local, operando la misma a máxima capacidad, no podrá cubrirse la diferencia con importaciones, como se hacía anteriormente.
Desde el punto de vista económico, la falta de suministro de gasoil importado se explica por el hecho de que el importador debe subsidiar la venta interna del producto internado en un valor próximo a los US$ 0,32 por litro. Por ello existe desabastecimiento de gasoil a partir de mediados de 2006.
En el año 2006 se consumieron 12,66 millones de m3 de gasoil. Más de 90% del consumo de gasoil se corresponde con la demanda de transporte de carga, de pasajeros y el agro, siendo el consumo de los autos particulares, incluidos taxis, la menor proporción. Tenemos un problema por estar “divorciados” de los precios internacionales, pues cuando la demanda local anual de gasoil supera los 13 millones de m3, que es la capacidad máxima de producción local, hay que racionar el gasoil, pues es imposible importar el mismo para suplir el faltante de demanda, a menos que alguien pague la pérdida de US$ 0,32 por litro que existe entre el precio internacional y el local, ambos sin impuestos.
La distorsión doméstica en los precios actuales de los combustibles contrasta notablemente con la política de precios en el resto de los países de la región. El precio del gasoil sin impuestos pagado en nuestro país es 44% de lo que pagan los uruguayos, 48% de lo que pagan chilenos y paraguayos y 55% de lo que pagan los brasileños. ¿Falta gasoil en esos países vecinos? En algunos sí, y se cubre la diferencia vía importación, a precios que no tienen nada que ver con los pagados por nosotros. La discusión en nuestro país es quién paga la diferencia.
Conclusión
Ahora, si el precio del crudo internacional y el local están subiendo, y el precio oficial de los derivados es casi estable dada la política de precios implementada por las autoridades nacionales, ¿quién paga la diferencia o quién está haciendo una pérdida? Al menos se me ocurren tres actores:
a) las empresas destiladoras locales;
b) los contribuyentes impositivos a través de los subsidios que reciben las empresas de transporte de pasajeros, y
c) los productores agropecuarios junto al sector de transporte de carga por enfrentar un fuerte racionamiento de gasoil “al precio oficial”.
Por supuesto, gasoil se consigue “a otro precio”, del cual el vendedor se apropia de la diferencia. Una economía que crece demanda más bienes y servicios, y el gasoil es uno de ellos. Por lo tanto, el racionamiento vino para quedarse por bastante tiempo, a menos que se ajusten los precios o “llueva gasoil”, como en algún momento se dijo.