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¿ESTRATEGIA?

El factor humano

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Trump. Cree que el uso de mascarilla es una muestra de patriotismo. | AP

Esta semana Donald Trump sorprendió a propios y extraños cuando cambió repentinamente de tono para admitir que la pandemia era un problema grave y que podría ir a peor. No se quedó ahí: pidió el uso de la mascarilla y fue más lejos aún –ni siquiera en un tema como éste puede abandonar el matiz populista–: el uso de las mascarillas es una muestra de patriotismo, dijo.

Es el mismo mandatario que hasta hoy, en el umbral de los cuatro millones de contagiados en su país, negó la enfermedad, llegó a recomendar el uso de detergente para combatirla y en más de una ocasión alentó a la gente a salir a la calle para reclamar su libertad frente a los gobernadores demócratas.

Semanas atrás quiso comprar toda la producción de una posible vacuna a los laboratorios alemanes. Ahora ha negociado con las farmacéuticas Pfizer y BionTech el suministro de cientos de millones de dosis. El problema es que la vacuna, en principio, según asegura la OMS, solo estará disponible en los primeros meses de 2021 y atendiendo, además, a todos los obstáculos y fallos que atraviesa un fármaco en la fase inicial. Si a Trump lo mueven las encuestas desfavorables, mal encaminado va porque el calendario sanitario se desentiende del político. Si el resorte de estas decisiones es el miedo, peor todavía.

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Del otro lado del océano, en Suecia, lejos de cualquier apunte en el margen de la democracia liberal, se impuso un modelo que, por ser justamente asumido por una coalición de socialdemócratas y verdes en un país nórdico, primero llamó la atención y luego confirmó que era una línea temeraria. En un marco abierto, de supuesta extrema libertad respetando los derechos individuales, no se decretaron confinamientos, las escuelas continuaron dando clases, bares y restaurantes siguen abiertos con total normalidad y las mascarillas brillando por su ausencia. Hoy los contagios se han disparado con una ratio seis veces superior a la media europea. Tratando de hacer una lectura sosegada, Antoine Flahault, director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra, piensa que el error de Suecia consistió mucho más en un seguimiento poco eficaz de los contagios y a la falta de tests antes que a la política de no confinamiento.

Tanto en una orilla como en la otra, lo que ha quedado de lado es el factor humano porque en ambos casos se ha primado la cuestión económica y se ha invocado, casi sin excepción, al respeto de la libertad individual como vector de todas las decisiones. La ultraderecha de Italia y España, grupos radicales en Francia como los seguidores de Trump en Estados Unidos, ganaron la calle con el simple reclamo de libertad.

¿Libertad ante cuáles cadenas?

Habrá que volver, una vez más, a la tranquila, pero clara reflexión de Daniel Innerarity: “La tradición republicana defiende, frente a la liberal, que la libertad no consiste en que no haya interferencias, sino en que no haya dominación. La libertad de elegir está condicionada por el hecho de que nadie tenga el poder de hacer imposible esa capacidad. Pues bien: pongamos el caso de que hay una pandemia y todos queremos disfrutar al máximo de nuestra libertad. En ese caso, las autoridades políticas harían bien en impedir que la conducta irresponsable de unos ponga en peligro la vida de otros, sin la cual no habría libertad posible”.

Como en el mito de Sisifo, pareciera que la confrontación con la Covid-19 obliga a subir constantemente una piedra por la cuesta de una montaña y, al llegar arriba, verla otra vez caer. Así varían los índices de contagios en los países que intentan llevar una política sanitaria sensata, sin perder de vista el factor humano. Es desmoralizante y duro, es verdad. Pero habría que recordar la lectura que hizo Camus del mito: cuando se deja la piedra arriba y hasta que se vuelve a pisar la base, hay un momento en el que se puede pensar: es ese el instante en el que hay que mantener la firmeza y la convicción de que frente al factor humano todo lo demás es relativo.

*Escritor y periodista.