COLUMNISTAS
Gaza y otros conflictos

El horror detrás del horror

Refiriéndose a la invasión por parte del Estado de Israel a la Franja de Gaza, la escritora y periodista mexicana Angeles Mastretta implora en su desmayada poesía de guerra: “... hoy todo es Gaza. La miel y el pan, y las migajas. Gaza. La lectura y la risa, el horizonte, el diablo, la piel y la batuta, los libros y la flor, los niños y su canto”. Pero hoy, no todo es Gaza.

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Refiriéndose a la invasión por parte del Estado de Israel a la Franja de Gaza, la escritora y periodista mexicana Angeles Mastretta implora en su desmayada poesía de guerra: “... hoy todo es Gaza. La miel y el pan, y las migajas. Gaza. La lectura y la risa, el horizonte, el diablo, la piel y la batuta, los libros y la flor, los niños y su canto”. Pero hoy, no todo es Gaza.

El 6 diciembre de 2008 las gargantas griegas comenzaron a manifestar su ira por el asesinato a manos de la policía de Alexandros Grigoropoulos, de 15 años, coreando “¡El arma del policía es mágica… tira al aire y la bala llega directamente al corazón!”. Alzaron barricadas, arrojaron cócteles Molotov, incendiaron el árbol de Navidad en la Plaza Sintagma de Atenas y arrasaron cajeros automáticos. Desde entonces, apenas si ha pasado un día sin que se verifiquen ataques armados contra la seguridad, en los que se han empleado armas de puño, granadas y fusiles Kalashnikov. El 5 de enero, Diamandis Matzounis –un oficial de la policía de 21 años–, fue gravemente herido por un francotirador. El Jefe de la Policía Griega, Teniente General Vassilis Tsiatouras, declaró que las armas y los explosivos son similares a los que se han venido empleando desde el comienzo de los disturbios. El corresponsal de la BBC en Atenas Malcom Brabant reportó que se extiende el temor de que el vehemente clima anti-establishment reinante derive en un resurgimiento del terrorismo doméstico.

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No todo es Gaza, aunque Angeles Mastretta escriba con vibrante belleza: “... hoy todo es Gaza. Hasta los narcos presos en Tijuana y las mujeres heridas en España, hasta el perro que ladra en la otra casa y la luna que apenas va creciendo. Hasta la tarde sonrosada y tibia, hasta el avión que apenas vuelve de Cancún: Gaza. Y los cientos dejados en Barajas. Los novios que salieron de una iglesia”.

En los barrios Bagdad Jadida, Yarmuk y Kerrada, en Irak, el lunes 12 de enero de 2009 una serie de atentados dejaron el saldo provisorio de ocho muertos y veinticinco heridos. Bombas caseras, coches bomba, bombas humanas prorrogan con sus estallidos el drama de un país que en 2003 no tenía otras armas que las proporcionadas por los Estados Unidos y Alemania, cuando era conveniente que Saddam Husein mantuviera a raya al régimen teocrático de Teherán. Luego, con esas armas, Dr. Jekyll se volvió Mr. Hide y hubo que cambiar de idea, con el argumento de que se habían trasmutado en artefactos de destrucción masiva. Desde 2007, la violencia ha disminuido. Ese año, según fuentes coincidentes, perdieron la vida 17.430 iraquíes; durante 2008, 6.772. En cualquier caso, los atentados en Irak y principalmente en Bagdad son de rutina, y los objetivos principales continúan siendo las policías, el staff de funcionarios, el Ejército iraquí y la milicia de ex insurgentes que ahora luchan contra Al Qaeda. Patrice Claude y Ahmed Saleh escribieron la versión siglo XXI de una temporada en el infierno: en Bagdad, nadie confía en nadie. “... la desconfianza da la medida de la inseguridad: es general. En los retenes, que se tornan en gigantescos cuando la policía iraquí decide súbitamente bloquear una avenida o un puente para efectuar controles sorpresa, todos se observan atentamente. Los cuatro individuos al frente, en su 4x4, ¿son policías, bandidos, secuestradores o miembros de la guerrilla? El joven de barba solo en su viejo cacharro, a nuestra izquierda, ¿es un inocente estudiante o un kamikaze fanático que en un segundo va a accionar su carga explosiva y realizar una carnicería?”.

“Gaza. Guerra de todos y de casi nadie. En todo estás, palabra, franja, pena, Gaza”. Angeles Mastretta. Aunque no todo sea Gaza, para dolor del mundo.


Fotografías. Las de Khan, Rehaman, Abu Ali, Soheb, Rehaman Chhota, Ullah, Nasir e Imaran. Algunas muestran rostros jóvenes y emprendedores, otras rasgos pensativos, o desafiantes. Y otras, esas sonrisas dislocadas que la muerte dibuja sobre los huesos quebrados por el impacto de las balas, los dientes exageradamente expuestos, los ojos que guiñan lóbregos como una ciruela reseca. Las liberó para la prensa Rakesh Maria, el jefe indio de las investigaciones sobre los atentados en Mumbai del 26 de noviembre de 2008. Diez atacantes, nueve muertos, un detenido con vida (Mohammed Ajmal Amir), una fotografía embargada para no “herir la sensibilidad”, ocho públicas.

Tres semanas después de los atentados que dejaron más de 170 muertes, el hotel Trident (donde se hospedaba una delegación de empresarios y políticos madrileños, encabezada por la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre) reabrió sus puertas. Decidió homenajear a los clientes enviándoles una flor en lugar de la cuenta del desayuno. En la tarde de ese mismo día también se habilitó la torre de huéspedes del hotel Taj Mahal; unas 268 de sus 565 habitaciones estuvieron disponibles. En cambio, las reparaciones en el Oberoi serán más trabajosas. En esos mismos momentos, la cadena BBC recogía el testimonio de un sobreviviente del Taj Mahal, el ginecólogo Prashant Mangeshikar. La policía, según el médico, cometió un “error” que le costó la vida a más de veinte turistas, al informarles que podían abandonar el edificio por una zona donde varios terroristas todavía estaban parapetados y acabaron con sus vidas.

Según Rakesh Maria, y de conformidad con informaciones brindadas por el sobreviviente Mohammed Ajmal Amir y por otras fuentes no identificadas, a lo que hay que añadir los resultados de los exámenes practicados sobre los GPS que llevaban, nueve móviles y un teléfono satelital, el líder del grupo atacante sería Ismail Khan, y tres integrantes del comando –entrenados con el máximo rigor– ya habrían participado en asaltos anteriores. La organización sindicada como de pertenencia de los terroristas es Lashkar-e-Toiba (LeT), que reivindica la anexión de la Cachem india a Pakistán, a quien India le solicitó la entrega de veinte sospechosos. Las fuerzas de seguridad de Islamabad respondieron con una batida en la Cachemira paquistaní, deteniendo entre otros a un comandante de LeT, Zakiur Rehman Lakhwi. Según fuentes del Ministerio del Interior local, Masud Azhar –líder de otro grupo cachemir denominado Jaish-e-Mohamed–, fue colocado en condición de arresto domiciliario.

El director de orquesta Baremboim ha sostenido que si la idea del Estado de Israel es eliminar a Hamas para suprimir el problema, se trata de una idea equivocada porque otro Hamas ocupará el lugar del eliminado, “... y ese grupo será más radical, más violento y tendrá más odio que Hamas contra Israel”. Los datos que anteceden parecen dar la razón al Premio Príncipe de Asturias 2002.

Que todo fuese Gaza, lúcida Angeles Mastretta, ya sería malo, muy malo para el mundo. Pero no todo es Gaza, y eso es peor.


*Ex canciller.