COLUMNISTAS
Defensora de Género

El mundo frente a la igualdad de género y los derechos humanos

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ONU. La pandemia demostró que aún falta mucho para que haya solidaridad internacional. | AFP

Escribo todavía conmocionada por la experiencia vivida estos días en Naciones Unidas. Asistí a la reunión anual del Foro Político de Alto Nivel, que se celebra desde el año 2015 cuando los líderes de todo el mundo aprobaron la Agenda 2030 y sus Diecisiete Objetivos de Desarrollo Sustentable. En septiembre del 2015 en la Asamblea General, todos los gobiernos, sociedad civil y agencias de Naciones Unidas celebramos la aprobación de la Agenda 2030, que era y es una esperanza para avanzar en mejorar la condición de vida de todas las personas en todo el mundo, con el ambicioso lema “No dejar a nadie atrás”. Transcurrieron siete años y unos meses desde entonces, pero en este tiempo, el mundo vivió la pandemia del covid-19, la ocupación de Ucrania por parte de Rusia que desató el conflicto armado más prolongado, y la crisis del medio ambiente que se vio exacerbada por ese conflicto y otros problemas. El mundo se volvió más difícil, con muchas grietas, porque los países empezaron a endurecer sus posiciones y a dejar de lado muchos de los acuerdos y consensos. La situación económica que originó la pandemia se notó en todo el mundo, con la gran incongruencia, mientras la mayoría de los países y sus ciudadanos se empobrecían, otros se enriquecieron y lograron ganancias increíblemente altas. Es así que la industria farmacéutica con la producción de las vacunas para la prevención del covid-19 pasó a ser un generador de ganancias formidable. Las vacunas que deben estar disponibles para todos y sin ningún tipo de discriminación y menos económica, fueron una mercancía muy cara y los ricos sean países o personas se apoderaron de ellas, los países pobres e individuos quedaron postergados y librados a su suerte. Se quebró la solidaridad que rodea a las vacunas que no entraban en la puja comercial. Es evidente que entre los países del Norte los más ricos ganaron en esta competencia y esto implicó dejar a muchos atrás, tanto dentro de esos países como entre ellos. Las desigualdades se incrementaron y ahora estamos en un mundo más polarizado entre ricos y pobres y donde la grieta entre unos y otros creció. Por eso ahora pasaron a un segundo plano los derechos humanos y la igualdad de género, lo prioritario es lograr el desarrollo económico y conseguir disminuir la pobreza, por lo menos para algunos. ¿Pero es posible lograrlo sin igualdad de género y derechos humanos? El trabajo realizado por la Oficina del Consejo de Derechos Humanos en Nueva York junto con la secretaria de Naciones Unidas, demuestra que esto no es posible. Entonces, ¿por qué insisten algunos países en bloquear esta referencia a los derechos humanos y a la igualdad de género? Es evidente que los países que rechazan esa referencia son los que están discriminando a la población del colectivo Lgbtqi+. Son países que no aceptan las personas se reconozcan con un género diferente a su sexo. Son países donde la creencia religiosa está instalada en el gobierno y por tanto, no existe la separación Iglesia-Estado y se generan esos conflictos. Hay otros países que discriminan a las personas diferentes ya sea por su color de piel, su orientación sexual u otro motivo, y que se niegan a reconocer la diversidad de los seres humanos, muchas veces como forma de diferenciarse de otros países con los que compiten por la predominancia económica. Por diferentes motivos se constituye un nuevo bloque de países que, si bien pertenecen a distintos alineamientos tradicionales, tienen diferencias. En el grupo de G77 que nuclea a los países del Sur hay diferencias muy importantes, que los llevará a diferenciarse en aspectos como la igualdad de género y los derechos humanos. Pero ahora hay muchos países, incluso de nuestra región, con gobiernos autoritarios que impiden la libre expresión de sus ciudadanos y que por ello están dejando a muchos grupos afuera, impidiéndoles su participación ciudadana. En septiembre en la Cumbre de los SDG deben traer compromisos concretos, esperemos luego los cumplan. La sociedad civil los monitorearemos y denunciaremos su incumplimiento.