Una lucha de 67 despedidos en las condiciones más difíciles desató un furioso ataque de la Presidenta, de varios ministros y de la burocracia sindical. La dirección de Smata recurrió de nuevo al patoterismo y CFK al oficio de descalificar a quienes luchan.
Con raleada autoridad política y tocando de oído, la Presidenta pontificó que la ocupación de fábricas es “un método pasado de moda”, como si ella hubiese hecho el aguante a alguna en su trayectoria política, y que estas luchas no afectarían “al capital financiero” porque a éste “no (le) importan los puestos de trabajo”. Admite así que el capital financiero se enseñoreó con Argentina incluso bajo su gobierno, pero no explica por qué no usa la coerción estatal para hacerlo entrar en razones y sí contra los trabajadores.
Para CFK, “tampoco tienen lugar (sic) los que quieren tomar el Palacio de Invierno y creen que cuanto peor mejor”. O sea que el Partido Obrero “no tiene lugar” en el sistema político, pero sí Boudou, Jaime y el aparato de Estado responsable, por ejemplo, de la masacre de Once. La mandataria desconoce que el Palacio de Invierno fue tomado para salir de una guerra imperialista que costó millones de vidas –fue una salida de “lo peor”, esto dicho con tibieza–. La Presidenta abonó “lo peor” cuando lo calificó a Pedraza, en 2009, como “un sindicalismo que construye” o cuando amenaza a Scioli para que desconozca la conciliación obligatoria en la lucha en Gestamp. Las suspensiones y los despidos son considerablemente “peores” que el reclamo para que repartan las horas de trabajo disponibles sin reducir el salario.
Señora Presidenta: ¿se ha dado cuenta de que mientras nuestros congresistas y legisladores han presentado proyectos articulados para prohibir suspensiones y despidos, su FpV se dedica a vaciar sesiones para impedir la deliberación de la representación popular? ¿Que sólo el Frente de Izquierda ha ofrecido una salida en este tema, y que los opositores que saludaron el acuerdo cipayo que el gobierno de usted firmó con el Club de París no han sido capaces de ofrecer nada?
La Presidenta recurre a la falacia de que el capital financiero es indiferente a “las fuentes de trabajo” para persuadir a los obreros a renunciar a la lucha por el derecho al trabajo. Se equivoca: el capital es trabajo muerto y el financiero es un capital ficticio; sólo la fuerza de trabajo crea plusvalor. La industria capitalista es una tercerización del capital financiero, que se refugia en las Bolsas y en los paraísos fiscales. El capital despide y cesantea para reforzar su presión sobre la fuerza de trabajo. Cesantea y despide para que los obreros honestos y luchadores sean aniquilados y prosperen los Zanola, Pedraza o Pignanelli. El discurso contra el Palacio de Invierno descubre el enorme desprecio “nacional y popular” por los esfuerzos gigantescos que han realizado las masas populares, durante milenios, para conquistar una dignidad humana. Con su desprecio por la toma del Palacio de Invierno, CFK pretende echar una pala de tierra sobre los Cordobazos y numerosas gestas revolucionarias , como las revoluciones mexicana y cubana.
Cuanto peor mejor es la línea del gobierno actual. Extorsiona con despidos para imponer salarios a la baja; desarrolla un ajuste tremendo para rescatar de la bancarrota al capital financiero internacional. Nosotros luchamos por una salida a la catástrofe del capitalismo. Nuestros legisladores, en todo el país, amanecen cada vez más en las puertas de las fábricas y participan de las luchas, así como un número creciente de trabajadores y de jóvenes concurren al Congreso y a las legislaturas para participar de las audiencias que convoca nuestro Frente de Izquierda.
Habrá nuevas Bastillas, Palacios de Invierno y Plazas de Mayo. Se trata de mirar siempre hacia lo alto.
*Dirigente nacional del Partido Obrero.