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El yo en suspenso

Francia tiene una larga tradición en el género intelectual-confesional. El porvenir es largo, de Althusser, es seguramente un hito en esa historia.

11-10-2020-Perfil logo
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Ahora (o mejor dicho desde hace años) que todos los caminos del trendy literario llevan a la escritura en primera persona, a la autoficción, al triunfo universal del yo, puede ser bueno recomendar textos recientes en los que el yo es exhibido con maestría. De hecho, acabo de releer un libro absolutamente nuevo sobre el tema: Confesiones de Rousseau: “Emprendo una obra de la que no hay ejemplo y que no tendrá imitadores. Quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la Naturaleza y ese hombre seré yo. Sólo yo.” Todo pasa y todo queda, pero lo propio de la gran literatura es quedar (mientras que en la literatura de mercado todo es pasar). Jean Starobinski escribió un célebre ensayo sobre Rousseau llamado La transparencia y el obstáculo, en el que, ya desde el título, plantea la doble relación que opera sobre el yo. La primera persona se vuelve interesante cuando desconfía de la empatía, de lo cristalino, de la transparencia; es decir, cuando el propio yo se plantea como un obstáculo para si mismo, una obstrucción para el pacto de lectura más convencional. El arte de las Confesiones de Rousseau se juega en “ese repliegue en la resignación del yo”, como escribe Starobinski.

Francia tiene una larga tradición en el género intelectual-confesional. El porvenir es largo, de Althusser, es seguramente un hito en esa historia. Historia personal desdichada, que comienza con la impactante descripción del asesinato de su mujer, estrangulada como etapa superior de los masajes que, un minuto antes, le estaba haciendo en el cuello, y continúa a lo largo del texto con un ejercicio despiadado de autoanálisis, de traumas infantiles y de descripciones intelectuales brutales, que convierten a su confesión en uno de los grandes textos literarios del siglo XX. Desdichada es también la traducción al castellano. L’avenir dure longtemps, cuyo título original remite a una cierta idea de tragedia, a la sensación de encierro, de duración eterna: el futuro dura demasiado, dura mucho tiempo, es eterno, es decir que el futuro -como la culpa- no termina nunca (allí reside la tragedia), mientras que la traducción al castellano como El porvenir es largo conduce a la idea opuesta: al ingenuo optimismo de suponer que hay un por-venir (algo que está por llegar, por arribar, cuando la angustia de Althusser es justamente porque lo que está por llegar ya pasó, y lo que le espera en el futuro es la eterna repetición de lo mismo). Reforzado además por la idea de que ese porvenir es largo, lo que remite aún más al error de creer que todavía hay tiempo para esperar, para alguna esperanza, cuando el texto de Althusser indica todo lo contrario.

Francia dio otra extraordinaria confesión intelectual en Carta a D. Historia de un amor, de André Gorz. Gorz fue uno de los fundadores de Le Nouvel Observateur  y un ensayista contracultural de mucha importancia en los alrededores del 68. Carta a D… es el relato de la relación amorosa con su mujer entre 1949 y 2007. Cincuenta y ocho años de convivencia hasta que ella cae enferma de cáncer terminal y ambos deciden suicidarse. Todo matizado con precisas descripciones del mundo intelectual parisino desde la posguerra hasta el gauchisme setentista, los cambios en el mundo del periodismo, y una defensa de la escritura como forma de poner en suspenso al yo.

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