“Cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao... Cuando no tengas ni fe ni yerba de ayer secándose al sol...”
(Del tango Yira, yira, en homenaje al 120º natalicio de Carlos Gardel).
Ellos son de derecha, xenófobos de mano dura, desestabilizadores hasta la frontera del golpismo.
Ellos son de izquierda, progres, charlatanes, permisivos hasta el viva la pepa.
Ellos son policías bravos, brutales, medio animales, federales.
Ellos son policías reciclados, poquitos, inoperantes, metropolitanos.
Ellos son bolitas, paraguas, peruanos, indocumentados, narcos fuera de control.
Ellos son pequeños propietarios asustados, fachos ayudados por barrabravas de armas tomar.
Ellos, ellos, ellos... fue la palabra más pronunciada en estos días de locura desatada entre tolderías, fogatas, fideos ni con aceite, tiros, muertos, heridos, ofendidos, angustiados adentro y afuera del Parque Indoamericano de Villa Soldati, un barrio de clase media pauperizada que no quiere saber nada más de villas.
Ellos son los culpables, como de costumbre. Porque nosotros somos nosotros, es decir, los otros nuestros, los iguales al otro, sólo para las fiestas. En las malas, en las negras y en las peludas siempre fueron y serán ellos.
Algo de verdad hay en las afirmaciones del principio. Y si algo de verdad hay, será porque también hay algo de mentira.
Por si las moscas, ayer, Mauricio Macri sintió la necesidad de exhibirse sentado entre un representante de la comunidad paraguaya y otro de la boliviana para demostrar que ni un pelo de discriminador tiene. Y que en todo caso habría que discutir una política inmigratoria seria, que de veras le está faltando a este generoso país.
Y por si acaso, Cristina decidió mandar a la Gendarmería para cercar el parque, luego de que los federales (“sus” policías) protagonizaran las únicas imágenes de barbarie policíaca y dieran paso a la humeante creación, tres muertos más tarde, de un Ministerio de Seguridad para que lo maneje una mujer de buenos modales y fogueada en asuntos de uniformes y municiones como Nilda Garré.
Dicen que ellos, los del Gobierno nacional, vienen girando a la derecha de a poquito desde que murió Don Néstor, dándole paso al FMI, charlando con el Club de París y cuestionando ciertos excesos sindicales. Anteayer, la Presidenta incorporó a su discurso las palabras “orden” y “seguridad”, cosa que tal vez algunos interpreten como un por ahora sutil ingrediente más de ese supuesto volantazo. Antes de llegar a semejante conclusión, debería observarse que nociones de orden y seguridad puede respirar cualquier turista que camina por Manhattan o por La Habana. Orden y seguridad no son conceptos ideológicos, sino requerimientos ciudadanos y responsabilidades gubernamentales. Veremos cuál será la nueva noción oficial en la materia a partir del miércoles, cuando la agnóstica Garré jure sólo “por la Patria”.
Según la psicología básica freudiana, se denomina Ello a la parte más primitiva y pulsional de la psiquis humana, aquella que responde a la necesidad en crudo y da forma al deseo en su expresión más pura. Digamos infantil. O animal. Mucho de esto se ha desplegado en la guerra de ellos sustanciada en Soldati. Necesidades elementales y urgentes: casas donde vivir, espacios verdes donde matear. Necesidades muchísimo más suntuarias: votos para ganar, costos políticos para pagar.
Una vez más, el límite se dibujó con sangre.