COLUMNISTAS
detras del veto al 82%

En estado de rebelión

El bloque oficialista del Senado está cruzado por internas, mientras los K se hunden en sus serias contradicciones.

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“¡Inexplicable!” fue la frase en la que , tal vez, tuvieron la única coincidencia del día dos senadores, uno del oficialismo y otro de la oposición, tratando de entender el porqué de la decisión de Néstor Kirchner de ordenar dar quórum en la sesión del Senado en la que, en otra determinación que hará historia, Julio Cobos se expidió, esta vez afirmativamente, para desempatar la votación y permitir así que se convirtiera en ley el proyecto que consagra el 82% móvil para las jubilaciones mínimas. La verdad es que sólo el ex presidente en funciones sabe las razones por las que ordenó a sus legisladores ocupar sus bancas y habilitar el tratamiento del proyecto de la oposición que venía realizando un trabajo arduo y casi de relojería para lograr que la Cámara alta sesionara. Cuando el jefe del bloque del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, empezó a presionar a sus pares a fin de que bajaran al recinto hubo sorpresas. “La verdad es que dentro del bloque oficialista la disciplina está resquebrajada; es que llega un momento en que uno se harta de tanto maltrato”, reconoce un legislador del oficialismo que votó a regañadientes en contra del proyecto que finalmente se aprobó y que luego la Presidenta se apresuró a vetar. El estado de rebelión latente dentro del bloque del FpV se ha hecho más manifiesto después de la división que se produjo tras la votación del proyecto de preservación de los glaciares. Una de las secuelas de ese episodio ha sido el recrudecimiento de la animadversión existente entre Pichetto y el senador por Santa Cruz Nicolás Fernández, hombre de la estrecha cercanía de Néstor Kirchner.
Si la sorpresa generada dentro del oficialismo por la orden del Dr. Kirchner fue grande, la que se produjo dentro de la oposición no fue menor. “No entendemos lo que quiso hacer; si quiso perjudicar a Cobos, le salió el tiro por la culata; las encuestas del día después le dan muy bien”, confiesan en las cercanía del vicepresidente. Lo cierto es que este episodio ha puesto al vicepresidente otra vez en el centro de la atención política. Nada le viene mejor a Cobos que las descalificaciones de Cristina Fernández
de Kirchner.

En la concepción del todo o nada del matrimonio presidencial, la jugada de Néstor Kirchner se vio reforzada, en algún momento, por la esperanza de ganar. Lo ayudaron para ello las presiones que ejerció sobre algunos legisladores de tropa propia, a los que logró “convencer” para que votaran en contra del proyecto, y un par de deserciones que se dieron dentro de la oposición, en donde también habitan las miserias, los egoísmos y los pases de facturas. “Lo más penoso de todo esto es que los jubilados quedaron como rehenes de una pelea con otros fines”, coincidían en reconocer un legislador del oficialismo y otro de la oposición. En la oposición hay quienes han trabajado el tema con seriedad. Hay otros, en cambio, que lo han hecho con criterio meramente oportunista: lo que se perdió fue la oportunidad de una discusión a fondo de cómo encarar el gran desafío de proveer al sistema previsional de un esquema vigoroso. Es un desafío que están enfrentando todas las sociedades del mundo y es consecuencia de la mayor expectativa de vida que tiene hoy en día el ser humano. Por lo tanto, la implicancia de ello es que para hacer frente a ese desafío se torna indispensable generar políticas de Estado que doten de estabilidad al sistema y lo ponga al resguardo de los avatares de las contiendas políticas. Lo ocurrido en nuestro país en la semana que pasó va en sentido exactamente contrario a esto. Y lo dramático de la situación es que, precisamente por una cuestión biológica, al jubilado no le sobra el tiempo de espera.

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Cuando la Presidenta, con tono admonitorio, dice que el gobierno de los Kirchner es el que más aumentos ha dado a los jubilados, expresa una verdad a medias. La otra “media” es que lo que ha aumentado es el haber mínimo. Esto ha producido un efecto realmente preocupante: la cantidad de beneficiarios que cobran “la mínima” ha venido creciendo en forma incesante. Esto ha producido un “achatamiento” de la escala remunerativa del sector. Conclusión: el número de jubilados más pobres es cada vez mayor.
Cuando Fernández de Kirchner señala que es contradictorio que muchos de los que, en su momento, dispusieron el cruel recorte del 13% de las jubilaciones hoy voten a favor del 82% móvil, dice la verdad. Lo que no dice es que tanto ella como su marido también han caído en contradicciones cuando en los 90 apoyaron la euforia del menemismo por el sistema de las AFJP que luego denostaron.
El elemento político más fuerte de este episodio fue el protagonizado por el voto de Julio Cobos. La circunstancia de un vicepresidente votando en contra del Gobierno del cual supuestamente forma parte es insólita y casi única en el mundo y en la historia. Ante tal situación, lo lógico es la renuncia. Cobos no lo ha entendido así. La historia lo juzgará. Pero mientras llega la historia, está el presente. Y en el presente, a Cobos las cosas no le van nada mal. Tal cual se mencionó antes, las encuestas muestran un repunte de su imagen positiva. A esta altura de los hechos, el matrimonio presidencial debería reflexionar sobre la manera en que se ha relacionado con Cobos.

Creyeron que estaba pintado y que lo único que había que esperar de él era sumisión. Así es como los Kirchner entienden el poder. Es lo que le hicieron a Scioli cuando era vicepresidente: lo sometieron al escarnio público y a un ninguneo pocas veces visto, que solamente un hombre con un estómago a prueba de todo, como parece ser el del hoy gobernador de la provincia de Buenos Aires, aguanta.
Hablando de la provincia de Buenos Aires, un sentimiento de desasosiego creciente es el que anida en el ánimo de muchos intendentes después del costoso acto de Hugo Moyano. “Nos quiere imponer su poder”, fue el comentario de varios de esos jefes comunales alineados hoy con el kirchnerismo, por estrictas razones de necesidad y urgencia.
Los empresarios siguieron las alternativas políticas de esta semana desde el coloquio de IDEA. Allí, en la madrugada del jueves, se aplaudió con fervor el voto de Cobos consagrando el proyecto del 82% móvil a las jubilaciones mínimas; y en la tarde de ese mismo día, se elogió, con igual fervor, el veto de la Presidenta anulándolo. Es la comprobación de que en el campo de las contradicciones los Kirchner no están solos.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.