Observarán los lectores que las cartas publicadas en el correo de hoy son más extensas que lo habitual. Esto tiene dos explicaciones necesarias, en particular para tantos corresponsales que sufren –por lo general– cortes de texto en sus envíos para ajustarlos a la medida de mil caracteres establecida como máxima: una tiene que ver con el contenido de esas cartas, que van desde cierta crítica con múltiples argumentos para con una columna publicada el domingo 14, hasta la emotiva evocación de un racinguista feliz por el campeonato obtenido; la otra se relaciona con estos tiempos de fin de año y la consecuente disminución del caudal de correspondencia publicable.
Uruguay. El lector Carlos María Berlangieri, abogado de Montevideo, hace una serie de críticas a la columna “De Mujica a Mubarak”, publicada por Rafael Bielsa y Federico Mirré el domingo 14. Seguramente ellos tendrán respuestas a las inquietudes del autor de la carta, como las tuvieron en ocasión de comentarios negativos de otro lector, episodio ya saldado. Sin embargo, le cabe a este ombudsman hacer algunas aclaraciones y dar satisfacción (o no) al señor Berlangieri.
Tiene razón cuando señala un error en el comienzo del panorama internacional citado: allí se adjudicó equivocadamente el apodo “el Perro” al presidente electo de Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, cuando quien lo lleva es su hermano Jorge Luis Vázquez Rosas desde tiempos añejos, cuando integraba la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales, más conocida como OPR-33. “El Perro”, o “Marcelo” (su nom de guerre), estuvo preso 14 años durante la dictadura por su participación previa en acciones guerrilleras (en particular, un secuestro ocurrido en 1972), y al asumir su hermano la presidencia en marzo de 2005 se hizo cargo de la conducción de su custodia personal. El sucesor y actual mandatario José Mujica lo designó viceministro del Interior (con retención de sus funciones en el área de seguridad), cargo que aún mantiene.
Le cabe también razón al lector cuando afirma que Tabaré Vázquez anunció que dejará su profesión de médico oncólogo cuando asuma la presidencia, en marzo de 2015. Y que informó sobre la integración de su futuro gabinete a poco de resultar electo en el ballottage.
En cuanto a las apreciaciones que hace acerca de quien será canciller de Uruguay con la nueva administración frenteamplista, Rodolfo Nin Novoa, su información es certera: fue vicepresidente de Vázquez en la primera gestión, y durante el gobierno actual se desempeña como senador. Su historia –cabe señalarlo también, porque el abogado no lo dice– tiene algunos claroscuros: poco después de abandonar la vicepresidencia, y siendo ya senador, fue denunciado ante la Justicia por presunción de irregularidades en sus declaraciones juradas. El acusador es el ex senador nacionalista Julio Lara (un insistente crítico del futuro canciller y de casi toda su familia), personaje también polémico dentro y fuera de su partido opositor. La jueza Fanny Canessa había coincidido con el fiscal Luis Bajac en procesar en 2011 a Nin Novoa y pidió su desafuero al Senado. Por mayoría (votaron en contra los legisladores del Frente Amplio y del Partido Colorado y a favor los del Partido Blanco, al que pertenece Lara) el pedido fue rechazado.
En cuanto al párrafo en el que los columnistas señalan que Vázquez “celebra la victoria con los ‘gurises’ en la sede de su club, El Arbolito”, es probable que hayan jugado una figura poética (serán ellos quienes lo aclaren, debo suponer), en línea con los juegos de la palabra que suele emplear Bielsa, porque el presidente electo festejó con sus partidarios primero en el búnker del Frente Amplio, en el hotel Four Points, y más tarde en la concentración multitudinaria sobre la Avenida 18 de Julio, frente a la intendencia de Montevideo. Vázquez, sí, votó como siempre lo hizo en el Club Arbolito de La Teja, su barrio familiar, y tras un par de declaraciones se fue a su casa y más tarde al Four Points.
Este ombudsman no entrará en la interpretación de los análisis políticos de los columnistas y de su crítico lector en lo que se refiere a tiempos que hoy parecen remotos, como la Lucha de Puertos de 1811, la génesis de pertenencia partidaria de Pepe Mujica o los paralelos entre los blancos y peronistas. Seguramente habrá otro capítulo para este debate.